Dos encuentros se empalmaron en un mismo horario de un domingo por la tarde. Por un lado, la NFL, una de las ligas más poderosas a nivel mundial, ofreció el duelo entre los Rams de Los Ángeles frente a los San Francisco 49ers por el campeonato de la Conferencia Nacional y un lugar en el Super Bowl LVI. Desde otro sector, la Selección Mexicana de Futbol disputó el cotejo clasificatorio rumbo a Catar contra Costa Rica.
NFL gana terreno en México
La polaridad existe, el deporte más practicado en México es el futbol, no por poco, por mucho. Sumado a ello, la popularidad de un balón trasciende fronteras, naciones y clases sociales. Cualquiera que tenga un esférico podría practicar el balompié, no así con el futbol americano, actividad más demandada en el país vecino. En un bando, la inclusividad detrás de un balón, en el otro, la elección propia de su público.
Ese fin de semana, el Tricolor jugó un partido determinante en lo que será su camino a la Copa del Mundo de Catar en 2022. Con diferencia de media hora posterior, los Rams de Matthew Stafford se vieron las caras ante los Bengals de Joe Burrow. Para algunos televidentes, el cambio de canal constante entre dichos eventos dejó de ocurrir y la prioridad fue la NFL.
El Tri liderado por Gerardo Martino ha dejado de gustar a los aficionados. Cada cuatro años, cuando el conjunto azteca trata de clasificar al próximo mundial, el pueblo mexicano atraviesa una catarsis para ver a su equipo llegar a la máxima justa futbolística a nivel de naciones. En el último duelo, un 0 a 0 permeó los 90 minutos y los ticos sacaron el empate en el Estadio Azteca.
Sería un crimen para el espectáculo preferir el choque entre cuadros centroamericanos, con agónico empate a ceros, a un show que los separó tres unidades (17-20) y que determinó el resultado en la última jugada, para así dejar a los Rams como finalistas del SB cuando se topen a los Bengals en el SoFi Stadium.
La industria de la liga americana, por su parte, crece temporada tras temporada. Los fanáticos en México, según fuentes de la misma liga, han reportado que 48 millones de personas están ligadas a la NFL. Es el segundo mercado, después de los Estados Unidos, que sigue el deporte del ovoide.
El caso es irónico. En la nación americana, en los colegios y universidades, los jóvenes han dejado de voltear hacia los campos de las 100 yardas con postes amarillos de casi diez metros de altura y se han percatado de los rectángulos verdes en donde las porterías no miden más de siete metros de largo. La liga norteamericana de futbol ha exportado más jugadores a Europa que la propia Liga MX en los últimos años.
Como sube y baja, un deporte crece y el otro decrece, un país prolifera el atletismo, con fines deportivos y consecuencia económica, para que el otro deje a un lado a sus futbolistas, así como a sus aficionados para tener preferencia en el capital. Ponga usted nombre y apellido a cada uno.
Casi como obligación o simplemente consecuencia, los partidos de la selección mexicana han orillado a los fanáticos a no pagar un boleto, a no apoyar a su equipo, a abuchear cuando un jugador no destaca en un encuentro y hasta al punto de exigir la destitución del estratega al mando. Nada es novedad, durante los últimos quince años se ha repetido la historia, como bucle, a excepción del proceso de Juan Carlos Osorio hace ya siete años.
El Tricolor marcha actualmente tercero del octagonal de la Concacaf con 18 puntos, por detrás de Canadá con 22 y los Estados Unidos con 18 unidades luego de 10 partidos. En cuarto peldaño, Panamá le pisa los talones a los poderosos de la zona, con 17. Las palabras del timonel sudamericano, sobre sus pupilos de México, han dejado morbo para los próximos duelos: “Los siguientes partidos serán finales”, externó.
Sea el desempeño que sea, la selección de México regresa un producto a sus seguidores con poco margen de escalabilidad. Pero sea cultural o no, son los mismos que se mantienen espectadores de lo que puedan lograr, cual relación tóxica. Pan y circo al pueblo, aunque quizá no por mucho tiempo.
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