En revelador artículo en la revista Nexos digital, el 10 de junio Rubén Aguilar Valenzuela, se refiere con preocupación a las tensiones que vive el ejército a más de tres años de gobierno de AMLO. Y no es de extrañar. El presidente ha echado mano del ejército para tan diversas tareas que no es sorpresa que como consecuencia empiezan a existir tensiones y divisiones en dicha institución, respecto del papel que les ha impuesto el ejecutivo sin tener salida. Resumo las 7 tensiones que Aguilar ha encontrado en distintas conversaciones con altos mandos del ejército, que temen que de hacerlas públicas pierdan su retiro o sufran consecuencias peores.
- A distintos miembros del ejército, les molesta que la lealtad del General Secretario sea más evidente al presidente de la república que a la constitución. En la tradición castrense mexicana, se privilegia la lealtad a instituciones que a la persona que encarna la presidencia de la nación.
- Muchos de los mandos con los que se ha podido platicar temen por la nueva estructura que quiere dársela al ejército, colocando a la guardia nacional dentro de su estructura. Sostienen que al poner la GN ahí no sólo se desvirtúa el objetivo para el que se creó el ejército, sino que además es posible que por sus labores y su presencia la GN crezca y minimice las labores a las que siempre se ha dedicado el ejército.
- El ejército como empresario y constructor es motivo de pugnas internas. Los altos mandos saben que en los ejércitos del cono sur y de Centroamérica, al darles tramos del mando civil, meterlos a hacer negocio o a realizar labores productivas, los altos mandos se corrompen y descomponen la convivencia y los lazos de lealtad y probidad a los que el ejército está acostumbrado.
- El ejército que tiene labores tan disímbolas y variadas hace pensar que el ejército está para cumplir los caprichos de una sola persona, dejando de lado las labores sustantivas a las que se deben las fuerzas armadas y dedicándose a otras que no les corresponden.
- Un tema delicado es aquel al que se refieren como el de “tener las manos amarradas”. Centralmente se refiere a la idea de que la estrategia de seguridad es inadecuada. La frase de “abrazos y no balazos” porque el uso de la fuerza genera más violencia. Mientras avanza el crimen organizado, al ejército se le pide la inacción para alcanzar la paz, cosa que ni se ha cumplido y vulnera a la institución amarrándole las manos.
- Una parte del ejército está molesta con el general Sandoval González, en la medida en la que se ha declarado partidario de la 4T y les parece que en distintas ocasiones el general ha ido muy lejos comparando del proyecto de AMLO con gestas históricas de nuestro pasado. Demasiada lealtad al jefe y poco con las instituciones.
- La militarización de la sociedad es otro de los temas que genera división. Los militares disidentes, no están de acuerdo con el proceso de militarización de la sociedad y ven como todos los días se le adjudican nuevas tareas a la institución castrense eliminando la distinción que debe existir entre las responsabilidades civiles y las militares que deben ejercerse en la conducción del Estado.
Usted me dirá que algunas de estas cosas ya las conocíamos o que no nos sorprenden, pues a mí me preocupan. Así como después de la Suprema Corte, ya no existe instancia judicial que no sean los tribunales internacionales, en el caso del ejército, después de ellos en el ejercicio de la fuerza o la violencia no hay nadie más. El lado que tomen, las tensiones entre ellos y la desavenencia entre sus mandos, sólo puede ser motivo de la gran preocupación. Alguna vez le oí a alguien muy cercano. Toda lucha y toda democracia, se anula o desaparece cuando uno tiene enfrente una bayoneta. Nada más, pero nada menos también.
Abogado, politólogo y economista
Columna invitada
Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.