¿Cómo valora la proposición de ley contra la prostitución aprobada en el Congreso?
—Hace 25 años podría ser muy aplaudida, pero no estamos en ese momento. Lo que hace es modificar el Código penal. No podemos olvidar que parte de la reforma que ahora meten es la que hizo el PSOE gobernando Felipe González, cuando decidió modificarlo porque les parecía muy punitivista y quitó la tercería locativa. Ahora retrotrae sus errores. Y lo hace por la lucha del movimiento feminista. Nos parece positivo que se modifique el Código penal para que se abra las puertas y sea menos complicado perseguir el proxenetismo. ¿Pero que se diga que es una ley abolicionista? No es cierto, y así lo reconoció Adriana Lastra. Dijo que busca combatir el proxenetismo. Una ley abolicionista, como la que planteamos nosotras, tiene que basarse en la garantía y derechos de las mujeres.
¿Con medidas que la acompañen?
–Cuando haces una ley no es modificar tres artículos del Código penal, es una ley como la nuestra, que se centra en los derechos y garantías de las mujeres, que tienen una serie de intervenciones en el ámbito educativo, en el sanitario, en la formación€ tiene objetivos en la sensibilización, porque si quieres acabar con el sistema prostitucional tienes que modificar la cultura. El concepto sobre violencia contra las mujeres. Hay una deuda histórica del Estado con las mujeres, porque hemos sido cómplices de la violencia a la que son sometidas. Por lo tanto tiene la responsabilidad de resarcirlas. Y para eso tienes que modificar muchos textos normativos, no solo el código penal. Pero modificar esta última tiene un coste cero, y cuando hablas de sensibilización o garantías tiene un coste.
La trata es la práctica más extrema, pero desde la plataforma abolicionista defienden que hay que acabar con todo el sistema prostitucional.
—La trata es un delito, y tendría que haber un plan específico. Nosotras solo hablamos de prostitución porque entendemos que el origen de la trata es la prostitución evidentemente, y si se acaba con el sistema se acaba con la trata. Hay que modificar la ley, o hacer una nueva en cuanto a violencia y que diga que son muchas las formas de violencia contra las mujeres. Y una de las mas execrables es la violencia y explotación sexual en el ámbito de la prostitución.
No es una ley abolicionista pero, ¿es un primer paso para abrir ese camino?
–Si lo fuera estaremos contentas. Seguiremos trabajando por defender la Ley abolicionista del sistema prostitucional que proponemos. El PSOE ha hecho una propuesta ignorándonos. No creo que tengan intención de valorar una ley abolicionista, porque tiene un coste y parece que invertir no es una prioridad.
Se introducen medidas como multar a los dueños de los clubes, locales y pisos donde las mujeres ejercen esta práctica. ¿Eso no deja desamparadas a las prostitutas?
–Justamente por eso se tiene que actuar. Tienen que tener derechos con planes de empleo… etc, como planteamos nosotras. Tienes que facilitarles una forma de supervivencia.
El sindicato Otras denuncia que esta ley aboca a las mujeres que ejercen la prostitución “a la pobreza, la clandestinidad y la miseria”.
– El pseudo sindicato Otras, que como ellas mismas reconocen no representan a las mujeres prostituidas, solo tienen intereses económicos. Representan a las grandes mafias y lobbys proxenetas y dista mucho de tener intereses sobre las mujeres que son violentadas y violadas por un precio , que es el que debe ser el objetivo del movimiento feminista y el abolicionismo.
Defienden la implicación directa que existe entre capitalismo neoliberal y la prostitución.
—Evidentemente el sistema prostitucional se basa en la unión de patriarcado y capital pero fundamentalmente el negocio de la explotación sexual. La regulación de las supuestas libertades individuales no son marco de una legislación, no hay consentimiento en el tema de la explotación sexual. No se puede regular la prostitución como actividad laboral. La mercantilización del cuerpo de la mujer no puede ser objeto, igual que no puede ser la venta de órganos, como defiende la ultraderecha argentina. No puede ser asunto de regulación laboral.
¿Cree que con medidas que paliaran su situación ninguna ejercería voluntariamente?
–No entendemos que haya consentimiento, es un consentimiento viciado. La prostitución no es negociable, es fruto de la pobreza y la situación de las mujeres. Siempre ha estado ligado a vulnerabilidad y pobreza.
Desde partidos de izquierdas se han rechazado la ley por incluir medidas que califican de punitivistas.
–El problema no es que sea punitiva con quien tiene que serlo, que es con quien explota, el problema es que no hace propuestas para garantizar los derechos de las mujeres. La abolición no se conseguirá mañana, pero la única forma de cambiar igual que la violencia contra las mujeres es educación y cambio cultural. Tienes que enseñar a un niño que dentro de 20 años no puede usar a su compañera como si fuera mercancía.
Está de acuerdo entonces con multar a los puteros.
–Estoy de acuerdo con la penalización de los puteros, existe prostitución porque existen puteros, y existe trata porque existen puteros. Y los que ejecutan esa forma de violencia son los puteros. Son los invisibles de este sistema prostitucional, los que parece que todo el mundo quiere salvaguardar, porque a lo mejor es tu hijo, tu marido, tu hermano… y no nos gusta meternos en esos asuntos, pero hay que levantar esa máscara. Decir que los puteros son responsables de la explotación de las mujeres me parece correcto.
La pornografía ha quedado fuera de la ley finalmente.
–Sí, porque han quedado fuera todas las medidas de sensibilización y cambio social. La pornografía es una escuela de prostitución y de violación y agresión contra las mujeres. La legislación contra la pornografía tiene que ir ligada al cambio de cultura de sensibilización, y la exposición de las mujeres como mercancía y objeto de violencia sexual. Como la ley solo aborda una ordenación del proxenetismo y amplia sus formas punitivas deja fuera algo que es una escuela de violadores y prostituidores como es la pornografía