Se hizo ‘famoso’ por su foto en el Falcon presidencial al lado de Pedro Sánchez. Hasta entonces, para la opinión pública era un desconocido miembro del Gabinete de Presidencia del Gobierno de España, cargo que abandonó para ser embajador en Francia y, desde el año pasado, ministro de Exteriores. Vino esta semana a Canarias para insistir sobre las ventajas de mantener buenas relaciones con Marruecos y celebrar el Día de África con los embajadores de dicho continente. De natural diplomático y cercano, José Manuel Albares (Madrid, 1972) concede en Tenerife esta entrevista en exclusiva a DIARIO DE AVISOS.
-Permítame conocer al personaje a través de algunos datos personales, que no privados. ¿Le viene de familia el apego a las relaciones internacionales?
“No. Vengo de una familia socioeconómicamente humilde. Con 14 años tuve una beca para estudiar en Estados Unidos el Bachillerato y ahí arrancó mi afición por lo internacional y el conocimiento de idiomas. Aprendí inglés, pero también empecé con el francés, los dos idiomas exigidos por la carrera diplomática. Más becas me llevaron a otros países para seguir estudiando, como el Colegio Americano de Tánger, e hice el Erasmus en la Sorbona de París… He rodado por el mundo con los estudios, y ahí comenzó mi deseo de trabajar en algo relacionado con lo internacional, aunque fue en la Universidad cuando me planteé ser diplomático”.
-No hay niño que quiera ser ministro de Asuntos Exteriores…
“(Ríe) ¡Evidentemente, no!”.
-Le dio fuerte, eso sí…
“Siempre, desde la adolescencia, tuve esa vocación internacional, pero también una vocación política. En un momento dado, comprendí que la diplomacia era la manera de estar en las dos cosas. Por una parte es un servicio público y al mismo tiempo toda esa faceta internacional y de conocimiento de idiomas que, inesperadamente dados mis orígenes, se acabó consolidando”.
-¿Cómo compagina el vertiginoso ritmo de la actualidad con la necesaria discreción y pausa que necesitan los diplomáticos?
“Intento ser yo mismo y pensar siempre en qué es lo mejor para los intereses de España. Es lo que me guía. Este es un momento en que lo externo es tan importante para lo interno. La pandemia, la guerra de Ucrania, la energía… Es imposible que a los españoles les vaya bien dentro si no hacemos las cosas bien fuera. Desde la caída del Muro de Berlín, la economía tiraba de la geopolítica, y ahora es al revés: es la geopolítica lo que decide en la economía”.
-¿La globalización ha convertido los asuntos externos en internos?
“Totalmente. Piense que las vacunas contra la COVID, las monedas con que pagamos todos los días, los flujos energéticos con los que nos calentamos y hacemos la comida… Todo eso viene del exterior. Es imposible hacer frente a eso, se llame guerra de Ucrania o cambio climático sin trabajar con otros fuera, por eso ahora no es que sea tan importante la política exterior en la política interior, sino que lo más importante de la política interior es la política exterior”.
-Antes de entrar en materia, es de justicia preguntarle, siendo varón, por cómo concilia sus obligaciones familiares con las políticas.
“Tengo cuatro hijos, y seguro que si esa pregunta se la hace a ellos le responderían que me ven bastante menos de los que les gustaría. Intento que esa faceta de padre no se vea eclipsada por la de ministro, y más con los viajes que corresponden al de Asuntos Exteriores. Le garantizo que mi ámbito familiar es absolutamente fundamental para mi equilibrio personal y al que no pienso renunciar”.
-Usted defiende que el giro político sobre el Sáhara favorece a Canarias. Lo primero es la inmigración. ¿Va a conseguir que las aguas isleñas dejen de ser un cementerio?
“Eso está en el centro del partenariado que estamos desarrollando ya con Marruecos. Ese grupo de trabajo migratorio, que se ha reunido por primera vez en dos años, lo que busca es luchar y erradicar a las mafias que trafican con seres humanos. Y además son seres humanos que lo único que buscan es un futuro mejor, y que empeñan lo poco que tienen y arriesgan su vida, convirtiendo el Atlántico en una inmensa tumba con una travesía que les puede conducir a la muerte. Lo que España y Marruecos proponen es trabajar juntos precisamente en desorganizar ese tráfico. Mantener las mejores relaciones con los vecinos es lo que todos los países necesitamos y desde luego lo que busca un ministro de Asuntos Exteriores”.
-Pero el papel que juega Marruecos, por mucho que también sus nacionales se suban a las pateras, no deja de ser como gendarme, porque el grueso viene desde más abajo. No pinta nada bien la zona, no ya en Malí, sino en Burkina Fasso, Benín, Chad…
“Con el resurgimiento del terrorismo en el Sahel, la presión migratoria aumenta. Al final, la frontera más desigual del planeta es la que se da entre Europa y África. No existe otra frontera en el planeta más desigual con independencia del estándar que se escoja. Renta per cápita, salud materno-infantil, educación… Y ahí Canarias está en primera línea. Entonces, los problemas coyunturales tienen solución, pero los problemas estructurales no tienen solución, sino que tienen que gestionarse. Mientras la desigualdad entre Europa y África sea tal, la inmigración necesita gestión, y Marruecos, que sufre también en primera persona la inmigración irregular que llega por miles, es un socio indispensable no solo de España sino de la Unión Europea mientras continuemos en ese largo camino de igualar el desarrollo africano al europeo. Mientras no ocurra, habrá que gestionar el fenómeno. Y quien diga que tiene la solución, engaña”.
-Si es importante la inmigración, no lo es menos la posibilidad de fijar la mediana de las aguas entre Canarias y Marruecos.
“Precisamente, es otra de las oportunidades que se nos abren. El hecho de mantener buenas relaciones con Marruecos es recuperar el diálogo y el respeto mutuo para que no hayan decisiones unilaterales. Solo puede ser positivo para Canarias, como también para Ceuta y Melilla y para Andalucía. Pero para Canarias, claramente. El grupo de delimitación de espacios marítimos es otro gran ejemplo. ¡Hacía 15 años que no se reunian y está en la declaración conjunta de España y Marruecos! Ese grupo se va a reunir en las próximas fechas. Siguiendo las normas internacionales, vamos a sentarnos para buscar la mejor forma de delimitar las aguas entre España y Marruecos, entre Canarias y Marruecos. Pero también de un posible aprovechamiento conjunto. Intercambiaremos información para que no haya efectos medioambientales perjudiciales para ninguno de los dos. Que a nadie le quepa duda: voy a velar por los intereses de España, y muy especialmente de Canarias”.
-¿Garantiza la presencia canaria en esos contactos con Marruecos?
“Por supuesto. Lo que hacemos es reactivar ese grupo de delimitación de las aguas, con el mismo formato que tuvo hace 15 años, y estará plenamente asociada e informada”.
-¿Hay novedades respecto al conflicto que se dirime en la ONU sobre la extensión de los derechos en los yacimientos de minerales raros de los montes submarinos como el del telurio en Trópic?
“No hay novedad. Se está haciendo una reflexión mundial de cómo hacer un mejor aprovechamiento de estos materiales en el futuro. No es un tema además propiamente del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo que nosotros podemos hacer es garantizar el marco en el que la normativa de Naciones Unidas se cumpla”.
-¿Qué consecuencias tendría para Canarias en caso de que se refuerce el flanco Sur de la OTAN, como propone España? ¿Supondrá instalar bases militares en el Archipiélago?
“¡En absoluto! El documento estratégico [que se aprobará en la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Madrid el próximo mes] es fundamental para esta organización en la próxima década. Y lo que plantea son las amenazas para la OTAN y sus países miembros tanto en el flanco Este como en el flanco Sur. Lo que España expone, como otros muchos países -no solo del flanco Sur- es que hay amenazas en el Sur, y no solo son militares sino que muchas son híbridas: ciberataques, yihadismo, terrorismo, uso de la inmigración irregular para presionar la soberanía de un país, amenazas de cortar flujos energéticos… Todo eso debe estar en el concepto estratégico. Yo sé que la OTAN tiene esa imagen de una organización militar en el sentido tradicional, y la gente imagina que reforzar su flanco Sur implica un despliegue de tropas, pero no es así. En estos momentos, tal vez la mayor amenaza en el flanco Sur no es militar”.
-Permítame que le pregunte más sobre la ciberdelincuencia. Lo cita en primera línea de objetivos para defender a los países miembros de la OTAN, como es España.
“Es que en estos momentos todos los miembros de la OTAN somos conscientes de que toda amenaza para nuestra seguridad puede tener un componente militar, pero siempre tendrá un componente de ciberataque. No hay nadie en la OTAN que no esté de acuerdo con esto. Ahora que hay una agresión rusa a Ucrania en el flanco Este, esa agresión militar clásica va doblada de ciberataques, y, por lo tanto, todos sabemos que la guerra, como concepto genérico, en la actualidad es también una ciberguerra. Eso se puede dar en el Este como en el Sur”.
-¿Qué posibilidades hay de que la OTAN acepte ese refuerzo de su flanco Sur?
“Confío en que el documento estratégico que se apruebe en Madrid incluya el refuerzo en el flanco Sur”.
-¿Le ha sorprendido la reacción hostil de Argelia ante la nueva etapa entre Madrid y Rabat?
“Solo le puedo decir que Argelia es un socio fiable, un suministrador fiable para España, y nosotros lo que deseamos es tener las mejores relaciones posibles con Argelia y su gobierno”.
-¿Qué le dice a tantos canarios que simpatizan con la causa saharaui?
“En primer lugar, respeto las opiniones de todos los españoles y, por supuesto, de todos los canarios. En segundo lugar, lo que España quiere es ayudar al enviado especial de las Naciones Unidas, Staffan de Mistura, a desencallar un conflicto que dura ya medio siglo. Que tiene que ser en el marco de la ONU y aceptado por las partes. Y recordar que España es el primer donante internacional a los campamentos saharauis y lo va a seguir siendo” .
-¿Acabará pronto la guerra de Ucrania?
“Ojalá me equivoque, pero me temo que nos dirigimos ante una crisis larga”.
-Cuando me pregunte mi vecino si hay riesgo de una guerra nuclear, ¿qué le respondo?
“No hay por qué asustar indebidamente a la gente, pero Rusia es una potencia nuclear y se oyen declaraciones de algunos de sus dirigentes flirteando con la idea de usar armamento nuclear. De momento, estamos ante una guerra militar clásica limitada al territorio de Ucrania”.
-Para terminar, ¿estamos realmente en vísperas de una crisis alimentaria mundial?
“Es algo que me preocupa mucho. El incremento de los precios tanto de los cereales como de los fertilizantes por la guerra de Ucrania es una realidad. Hay incremento y escasez. A eso hay que añadir que hay 23 estados -India es el más conocido- que han cerrado sus mercados a la exportación, agravando esta crisis. Además el cambio climático perjudica la próxima cosecha, y ahí el Sahel y África están en primer lugar de los perjudicados. Eso puede aumentar la presión migratoria en Canarias. Es un tema que cada vez nos ocupa más tiempo de trabajo”.
-Francia se retira de Malí. ¿España mantendrá sus tropas, entre ellas las del Mando de Canarias?
“Se está reconfigurando la situación, con el epicentro del terrorismo del Daesh desplazándose desde Siria e Irak. Nos gustaría mantenernos sobre el terreno, pero estamos reflexionando al respecto. Es una misión de la UE, y antes del verano seguramente habrá una decisión. Hoy tenemos dudas de que se mantenga la misión como hasta ahora”.
-¿Hasta qué punto Canarias importa en todo esto?
“Canarias es la comunidad española más universal porque tiene una sensibilidad a la vez europea, africana y de América Latina. Aquí hablamos de Europa y de África, pero también de Venezuela, Cuba, Colombia…”.