Una nota un tanto discordante con el ambiente de euforia triunfalista fue aportada por el embajador de Estados Unidos ahí presente, Ken Salazar…
En un panorama bastante nublado –marcado por el estancamiento, la inflación y gran incertidumbre– por fin a principios de semana se filtró un rayo de sol entre la bruma. El domingo se inauguró el Tianguis Turístico de México en su edición 46, en el puerto de Acapulco, y en el evento se dieron buenas noticias sobre el repunte que está animando a ese sector y las perspectivas favorables que presenta hacia adelante.
En el evento sobresalió la participación del secretario de turismo, Miguel Torruco, quien completó la hazaña personal de haber asistido personalmente a la totalidad de las ediciones hasta ahora celebradas del aludido tianguis. Y además ese funcionario, de manera sutil, parece estar marcando una distancia con la tónica general de la 4T, de poca simpatía respecto al sector privado y la clase empresarial. Pero en su discurso, Torruco se permitió expresar que “los resultados de la actividad turística fueron gracias a la actitud positiva y talento de nuestro sector privado que nunca cejó en su esfuerzo por levantarse y recomponer el camino…” Y en particular, ese sector “nunca dejó de invertir, apostando siempre por México en los momentos difíciles…”
En cuanto a las cifras del repunte del turismo mexicano, se destaca que en las perspectivas para esta próxima temporada de verano, en cuanto a turismo internacional México se ubica 10 % arriba respecto al año 2021.
Pero la verdad, no necesariamente todo es sonrisas en el panorama del turismo mexicano. El domingo pasado, una nota un tanto discordante con el ambiente de euforia triunfalista fue aportada por el embajador de Estados Unidos ahí presente, Ken Salazar. El tema principal que traía en cartera es el de la seguridad para los viajeros extranjeros que visitan el país y que en su gran mayoría provienen de allende al norte. Textualmente declaró el diplomático al ser cuestionado al respecto: “Se tiene que mejorar (la seguridad). Ojalá que cuando vengamos por México, al siguiente tianguis, ya vaya mejor…”
Aparte de los buenos deseos, es muy difícil de entender como puede mejorar la seguridad en los destinos turísticos si en el país como un todo ese rubro va en deterioro constante. El embajador Salazar señaló con precisión que el problema “requiere de un esfuerzo grande del nivel del Estado, del gobierno federal, del sector privado…” ¿Y si el gobierno federal no tiene la voluntad política de aportar ese esfuerzo?
bdonatello@eleconomista.com.mx
Columnista
Debate Económico