Herma E. Araujo tiene 26 años y es originaria de Monterrey, aunque lleva siete viviendo en la Ciudad de México. Estudió Arquitectura, pero el Derecho llegó a su vida para transformarla.
En un inicio, recibió mucha presión por parte de su familia para estudiar en la Universidad Panamericana; entonces, al momento de elegir entre las opciones académicas que ofrecía la UP “la que menos le molestaba” era Arquitectura.
“Todos me decían que era mi carrera natural porque me gustaba el arte y era creativa, pero jamás lo pensé como un futuro laboral para mí”, dice.
Su decisión para tocar otro puerto distinto a Arquitectura llegó pronto, tan sólo un año después de haber salido de la carrera. Por ello nunca ejerció realmente la profesión para la que estudió.
Sabía que derecho era interesante por conocidos suyos, pero el momento clave fue cuando le encargaron un proyecto para una sala de juntas corporativa y en ese momento supo que no quería diseñar los espacios donde se tomaban decisiones, sino quería ser parte de las personas que toman esas decisiones.
Estudió Derecho y ahora se dedica felizmente a cabildear favor de los derechos humanos y reproductivos de las mujeres en el Poder Legislativo.
Jackeline Rivero tiene 26 también, vive en Caracas y estudió Comunicación en la Universidad Católica Andrés Bello, una universidad privada a la que pudo acceder porque tenía tres empleos que le permitieron pagar el porcentaje restante de la beca.
“Yo entré a la carrera con la idea de ser periodista de investigación, sobre todo el área económica por la situación que vive el país de pobreza y persecución al ejercicio periodístico”, cuenta en entrevista con Expansión Mujeres.
Tenía el firme objetivo de ser documentalista, incluso ejerció el periodismo en un periódico llamado CriptoNoticias, enfocado en el surgimiento de las criptomonedas. Sin embargo, no fue lo que esperaba, y al contrario, ejercer el periodismo desató en ella episodios de ansiedad.
Su contexto personal, en el que ella era el sostén económico de una familia de siete personas, provocó que tuviera que conseguir más empleos como periodista sin que fuera suficiente para contar con los ingresos que ella necesitaba en su momento. Esa necesidad le hizo buscar más opciones.
“Después de una exploración interna me di cuenta de que ya no disfrutaba lo que había estudiado ni lo que hacía como periodista, pero me tomó tiempo, no fue una decisión que tomé de un día a otro, sino en tres años”, explica. Al final, después de acudir a terapia psicológica, descubrió que marketing era la opción más viable.
Hoy se dedica al marketing desde hace cuatro años de lleno como líder de una agencia independiente en Venezuela.
Los Caza Vacantes, expertos en Recursos Humanos y reclutamiento de personal, consideran que cambiar de carrera no es tan común como tener más bien dos licenciaturas, pero reconocen que sucede por motivos económicos u otros temas como afinidad con los estudios cuándo ya los están cursando, porque se dan cuenta de que no era lo que esperaban o que no tienen las aptitudes para dedicarse a ello.
Los especialistas detrás de Los Caza Vacantes explican que, como se sabe que las carreras de tecnología son de las mejores pagadas, la gente busca migrar a ellas independientemente de su experencia previa.