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Para ser el número 1 hay que darlo todo en cada cosa que hagas. Ya puede ser dirigir uno de los mayores clubes de eSports del mundo, hacer una canción o ‘enfrentarse’ a esta entrevista. Carlos Rodríguez ‘Ocelote’ (Madrid, 1990) tiene una lista de principios y es transparente con ella, tanto que ha sabido construirse una figura de CEO que poco tiene que ver con ese perfil tan político que a todos se nos viene a la cabeza.
“La mejor organización de eSports del mundo”. Con esa carta de presentación de G2 Esports, el club que fundó Ocelote en 2014 y que dirige, se entiende rápido la identidad de la empresa y de sus empleados. No vale otra que no sea ser el mejor, en cada ámbito por grande o pequeño que sea, y así ha llegado a estar ahí arriba. Con sede en Berlín, Carlos ha construido un imperio en un sector que no se pone techo.
Todo en G2 pasa por Ocelote. Red Bull, uno de los patrocinadores del club, le ha dedicado un documental a Carlos para mostrar lo que sus miles de aficionados no ven y en esta charla con EL ESPAÑOL es él mismo el que se plasma tal y como es. Competitivo, ambicioso y divertido, así es el madrileño que primero triunfó como jugador profesional de videojuegos y es desde hace años uno de los ‘reyes’ de los eSports como jefazo de G2.
Pregunta: Quería empezar esta entrevista por su figura como CEO de G2, uno de los grandes clubes de eSports del mundo. Tradicionalmente, se tiene a los CEO como alguien a la sombra, que no se suele exponer. ¿Por qué lo que intenta transmitir desde su posición todo lo contrario?
Respuesta: Los CEO no quieren ruido y si tienes algo que esconder o no estás cien por cien seguro de ser consecuente con las cosas que haces, siempre hay problemas cuando eres una figura pública. La gente te va a poner en la mira y te va a juzgar.
Yo estoy muy tranquilo y feliz de la cultura generada y orgulloso de cómo crezco, me gusta que la gente forme parte de ese camino. Ellos recuerdan cuando yo era jugador, me han visto cuando dejé de ser bueno, me han visto crear la empresa, cometer errores y mejorar. Miras en mi carrera, a lo largo de 15 años, y ves cronológicamente cómo mi carácter, mis habilidades, mi forma de comunicarme o el nivel de ambición han ido cambiando. Es positivo y a mí me gusta traer esa transparencia en mi forma de hacer las cosas, que a fin de cuentas es la forma de G2 de hacer las cosas.
¿Qué tanto por ciento tiene ‘Ocelote’ de la personalidad de Carlos Rodríguez? ¿Hay diferencia entre la persona y el CEO de G2/figura pública?
Si preguntas a mi mujer, te dirá que no hay diferencia alguna -risas-. No tengo filtro, es lo que tiene. Te digo lo que pienso al momento, tanto sea en público como en privado. Si es una entrevista pública como si es una entrevista con un potencial empleado o un inversor, es el mismo Carlos. La misma persona y las mismas respuestas.
Mi intención es estar por aquí durante mucho tiempo, durante décadas, y si intentas ser alguien que no eres, se acaba sabiendo. Soy como soy. Soy muy abierto, soy transparente, soy claro, soy ambicioso, me gusta reirme… Es la persona que soy como CEO, como hombre en casa, como padre y como jugador también.
¿Cree que mostrarse tal y como es uno mismo al mando de una gran empresa puede ser contraproducente en algún punto?
A veces es contraproducente. Es mucho más fácil ser una marca que no tiene nada único, es más sencillo ser una corporación por así decirlo. Todos tienen los mismos valores, los mismos principios, los mismos tonos de voz en redes sociales o en vídeos… Todo es igual mires donde mires. Es mucho más fácil ser eso. Solo tienes que copiar lo que todo el mundo hace. Si te hacen una pregunta: ‘¿Cómo crees que le fue a tu equipo el año pasado?’. ‘Ha habido cosas buenas, cosas malas…’. Bah. G2 te dice la verdad: ‘Fue una puta mierda’. Por ejemplo, ¿no?
Me hace reir porque es una frase hecha en español, pero yo la digo en inglés en G2: ‘Bread for today, hunger for tomorrow‘ (‘Pan para hoy, hambre para mañana’). -Risas- Siempre lo digo. No vamos jamás a sacrificar lo que somos como marca y lo que está en nuestro ADN para conseguir el fan fácil o la aprobación fácil. No somos así. Esa absoluta transparencia a veces causa problemas, porque obviamente hay marcas que no les gusta, pero al menos sabemos quiénes somos.
Si estás en la ducha, andando o lo que sea y no piensas en tu trabajo, es imposible que seas el número 1
¿Por qué decide crear en 2014 su propio club de eSports?
Lo tenía en mente por varias razones. Lo primero es que quería crear algo que fuera más grande que yo como ‘Ocelote’. Lo segundo es que vivo bajo un principio que es: si te estás pegando una ducha, estás a punto de dormir, andando por la calle o lo que sea y no estás pensando en tu trabajo, que para mí es mi hobby, no vas a ser el número 1. Es imposible que lo seas. Comencé a darme cuenta que en esos momentos no se me venían a la cabeza los trofeos, ganar más MVPs… Me dí cuenta que el amor por ser jugador se me había ido ya y es normal. Nueve años jugando 12 horas diarias es mucho.
Decidí dejar mi carrera y no tenía ni idea de qué hacer. No tenía una carrera universitaria, pero sí mucha vida. Mucho viajar, mucho cometer errores… Y espero que esa vida me haya dado lecciones a usar en la siguiente parte de mi carrera. Y así fue. Muchas de las cosas que aprendí como jugador las introduje en mi manera de llevar G2 y hoy en día siguen ahí.
Número 3. La gente me veía como jugador como alguien competitivo, pero a la vez alguien que entretenía. Algunos te dirían que era más una cosa que la otra y otros lo contrario. Yo creo que estaba al 50-50. Me encantaba ganar, está en mi sangre, pero también lo está hacer a la gente reir. Pensé en ese 50-50 a la hora de crear mi siguiente movimiento y me dí cuenta de que crear un equipo de eSports era perfecto para ello. Era lo que me permitía libertad de competir y de entretener.
Han pasado ocho años del nacimiento de G2. En ese punto, ¿le era realista pensar que a día de hoy el club estaría donde está a nivel de competición y mediático?
Recuerdo alguna entrevista que hice hace algunos años y me preguntaban por cómo veía a G2 en unos años. Yo respondía que iba a ser una empresa de 500 millones de euros y es una empresa de 500 millones -risas-. Y corto me quedo, de hecho. Quizás parte de ello es reconocer patrones en la industria, cómo el número de aficionados va creciendo cada año y eso lo relacionas. ‘Si somos un equipo top3 del mundo, ¿cómo se verá la empresa?’. Me preguntaron y dije lo que me salío por instinto, yo me rijo por ello.
Si me preguntas por cómo será G2 en ocho años, no te lo podría explicar. Pero si me preguntas en torno a la energía, el número de personas que lo conocen, cómo de buenos somos en media, te podría dar una buena idea y estaría bastante cercano. Mis mayores habilidades como CEO son el reconocimiento del entorno y tomar decisiones por instinto. Y la ambición que tengo, claro.
Lo competitivo de mí es que si hay un equipo que lo está haciendo mejor en solo una cosa, me motiva automáticamente y digo ‘hay que reventarles la cabeza’ -risas-. Me vuelvo loco, me pongo a meter dinero, pensamientos… Hasta dar con una estrategia pareja. ¿Fallamos? No pasa nada, otra vez. Siete-ocho veces. Hasta que funciona y acaba funcionando. A G2 nos puedes ganar, pero no es ‘si’ sino ‘cuándo’ estaremos de vuelta. ¿Nos revientas? Aprovecha porque tenemos el afán competitivo en la empresa de reventar, nos gusta que alguien nos gane en algo.
¿Cómo se transmite eso a todo el mundo que integra G2?
Es la cultura. Es el día a día. Aunque seamos el mejor equipo del mundo en redes, en cuanto a engagement, nunca es suficientemente bueno. Si veo un tuit nuestro que no me gusta, lo primero que hago es ir al grupo con toda la gente de redes y se lo digo: ‘Este tuit no es G2’. Hace muchos años la gente decía ‘bueno, es un buen tuit aún así’. La gente ya no dice eso porque cuando lo hacían les daba una explicación larga de por qué ese era el pensamiento incorrecto.
No estoy aquí para perder mi tiempo, estoy para divertirme y eso lo consigo siendo el número 1. Quiero que a cualquier persona que entre en G2, si es el número dos, le duela en el corazón. Esto es un trabajo, pero la gente se olvida de que pasas un tercio de tu vida trabajando y si no te proporciona una recompensa emocional y mental estás perdiendo ese tercio. Tenemos una cultura en la que todo el mundo ve lo que hago y que yo mismo, si cometo un error, levanto las manos delante de 200 personas y pido perdón.
¿En qué consiste el día a día del CEO de G2? ¿Cómo son de diferentes?
Son muy diferentes. A veces vengo a la oficina porque me apetece darle la presencia a las personas que están aquí y nos reimos todo el puto día. A veces hay que ser serio y otras tener prudencia. También hay que hacer cambios bruscos y a veces tengo días más aburridos, de finanzas o reuniones con inversores. A veces tengo que meter tiempo para hablar con patrocinadores, en merchandise, en los diseños de dentro de un año… Y luego en lo que la gente ya sabe: en redes sociales, en los jugadores, en contenido. A veces hago contenido yo mismo.
A veces ejecuto planes y otras tengo que escuchar a otras personas, viajando incluso. A veces tengo que escuchar a deportes tradicionales y otras industrias para aprender cómo lo hacen y saber qué quiero y no quiero hacer. A veces tengo que dar feedback a la gente de la empresa uno a uno, a veces tengo que dar malas noticias a personas que no pasan el periodo de trial y a veces tengo que dar buenas noticias dando la bienvenida a G2. Cada mes hacemos un meeting con la gente nueva y les doy speech de G2 a ellos durante una hora entera. También me veo con potenciales empleados de G2, hago entrevistas con ellos todo el tiempo porque siempre buscamos gente. A veces hago entrevistas y a veces hago música.
Es mucho trabajo. Tengo mil trabajos y es muy divertido. Hay cosas menos divertidas, pero si no hubiera cosas aburridas no entendería lo divertidas que son las otras. Si no tuviera día de finanzas, no entendería lo bueno que es tener días de música. Y me gusta ver partidos oficiales de todos los equipos porque es muy recompensante verlos ganar. Y doy feedback en todo. Siempre. Cualquier nuevo proyecto, normalmente, empieza conmigo.
Tengo muchos trabajos, pero me divierten mucho. Lo haría si no ganara dinero, que tendría que ganarlo de otra manera -risas-. Imagínate que tuviera una vida normal, que no es el caso y reconozco que soy muy afortunado, no me importaría tener este trabajo como uno que paga como para sobrevivir.
También de los momentos en los que hay que delegar en otros. En el nacimiento de G2, ‘Ocelote’ era también jugador y al poco decide retirarse. ¿Cómo se llega a esa decisión en un proyecto en el que lo apuesta todo?
Me preocupa demasiado, en el buen sentido, mi nivel de éxito como para hacerme a un lado. Si lo hice fue porque dejé de tener amor por el trabajo de jugador profesional. Si lo tuviera, hubiera encontrado la manera de ser mejor. Así funciona. Pero cuando tu cerebro no piensa en eso, te quedas estancado. Y eso pasó.
Soy muy transparente conmigo mismo. Respeto demasiado mi vida y mi tiempo como para ponerme a un lado si de verdad pienso que soy la mejor opción. Si pienso que no soy la mejor opción, porque no tengo la mentalidad de ser el número 1 a toda costa, es que ya no tengo amor por el trabajo.
Te vas a reir, pero es que ahora con música veo a los líderes mundiales y es la gente con la que me comparo. En la canción de epic power metal me comparé con las mejores bandas del mundo en ese género. Y se la pasé de forma anónima a expertos para que me dieran la opinión. Hicimos todo lo posible para aseguranos que nos dijeran la verdad y la gran mayoría dijo que podía ser, perfectamente DragonForce o cualquiera de los mejores grupos del mundo. Eso es lo que quiero y cuando no tenga amor por algo será cuando no crea que es posible ser el número 1.
Valora su habilidad de tomar decisiones y en su rol está obligado a tomarlas constantemente. ¿Hay alguna que le haga sentirse especialmente orgulloso?
Por el hecho de ser el CEO de la empresa me aseguro de que la gente me dice la verdad. Quiero que me digas todas las malas noticias, quiero saber todo. No quiero que me bailes el agua ni ganar esta conversación, quiero ser el número 1. A veces con mi mujer me pasa. Yo soy cojonudo en conversar, pero lo que yo quiero no es ganar la conversación sino llegar a la verdad.
En cuanto a las tomas de decisiones, no tengo miedo a quién soy y estoy orgulloso de mis principios. No soy un demonio ni un ángel, soy una persona e intento mejorar. Mis principios son transparentes con todo el mundo que pasa tiempo conmigo y todo el mundo sabe lo que tiene al entrar en mi vida. Solo tengo orgullo de cómo soy y eso me da confianza a la hora de tomar cualquier tipo de decisión. No tengo que hacer cálculos cuando ocurre algo, tengo que ir a mi lista de principios y, con instinto, elijo la respuesta. A veces me equivoco, pero es mejor que quedarse en blanco o tomar la decisión de no hacer nada.
Prefiero ser decisivo que estar en lo correcto. De manera ideal, soy decisivo y estoy en lo correcto. Eso, multiplicado por millones de decisiones a lo largo del año, resulta en mi carrera. Soy la suma de mis decisiones como G2 lo es. Y lo que ves ahora es la suma de todas esas decisiones. No hay miedo. Hay solo ‘minijuegos’. Algunos son más complicados que otros, pero en uno complicado juegas contra ti mismo. Desde mi posición te lo tienes que tomar como ‘minijuegos’. A nadie le gusta echar a nadie, yo sería el más feliz de tener a todo el mundo de G2, pero una cultura de querer ser el número 1 requiere decisiones complicadas a veces. Si no no puedes serlo, es imposible.
G2 Esports es lo que hubiera ocurrido si Marvel operara el Real Madrid
¿Qué le depara el futuro a G2? ¿Proyectos ambiciosos?
No te puedo decir ningún proyecto porque hay un par de ellos que me tienen sin dormir, en el buen sentido -risas-. G2 es lo que hubiera ocurrido si Marvel operara el Real Madrid. Con eso te doy una pequeña idea de cómo nos vemos a nosotros. Somos el primer equipo del mundo, en cualquier deporte en la historia, que va a juntar el apartado competitivo con fantasía. Y me quedo ahí porque no puedo seguir más.
Por eso somos únicos como compañía. Es un camino que nunca nadie ha hecho. La gente que trabaja en G2 tiene que ser excelente y, más importante, tener una mentalidad de crecimiento absoluta. Da igual el trabajo que tengan, tienen que tener mentalidad abierta a recibir feedback y crítica para mejorar y progresar.
Y en lo que respecta solo a Ocelote (o a Carlos), ¿cuáles son las fantasías a cumplir que no se pueda quitar de la cabeza?
Que un día vayas al cine y veas una película del universo G2 totalmente animada, al nivel de Pixar. Hacer un concierto de música único con un montón de efectos digitales y especiales, con diferentes performers, muchos de ellos conocidos. Hace uno una canción y se pira, luego otro… Es un concierto de G2. Y yo siendo el lead singer de una de las canciones. Luego, con lo que sea que sea lo más grande (Netflix, Disney+, HBO…), hacer un show ahí. No sé si animado o no, pero me gusta mucho la animación. Está en mi ADN. Me gusta el tema de los cómics, los superhéroes y cosas así.
Obviamente, más a corto plazo, ganar el Mundial de League of Legends. Es especial para mí porque fui jugador de LoL y nunca pude ganarlo. Quiero ganarlo y lo voy a sentir como mío porque trabajamos muy duro para que así sea.
Otra fantasía que quiero es a nuestra mascota en eventos, que nuestros fans se vuelvan locos en eventos. Como en el fútbol, donde los fans son superférreos. Eso en los eSports no existe y queremos ser el primer club en tenerlo. Ese sentimiento de formar parte de algo más grande que ellos, que muchas veces es lo que más gusta de un deporte. Es entretenimiento a fin de cuentas y a la gente les hace sentir formar parte de algo. Ya tenemos de los fans más férreos que existen, pero en cuanto a fans en eventos faltan los tambores, autobuses llenos, gente volviéndose loca, yendo en grupos de 100… No estamos tan lejos y yo creo que G2 va a ser el primer equipo en eso.
Lo demás son cosas del día a día. Me gusta mucho tener una meta a largo plazo, es muy ambicioso, pero en lo que realmente pienso es en lo que tengo mañana, esta semana. Siempre hay cosas y me gusta tener el sentimiento de ‘a ver cómo resolvemos este puzle’. Que igual el puzle es una puta mierda porque es vender a un jugador que te gusta mucho, pero es así. Es un minijuego y has de entender qué es lo mejor para la empresa sin ser inhumano.
Sin el trabajo del día a día no tendríamos con que mirar al futuro…
Está claro. Además, hay mucha adrenalina en el día a día si tienes la ambición de ser el número 1 en todo. En cada decisión que tomas, cada proyecto que tocas, sea lo que sea, estás juzgándolo ante lo más grande. Siempre va a haber un pez más grande y yo quiero ser el pez más grande.
¿Cree que algún día se cansará de lo que hace?
Soy el dueño de la empresa. Puedo tomar todas las decisiones unilateralmente aunque tenga 30 inversores. Soy el mayor propietario con diferencia. Puedo hacer lo que quiera y cuando quiera, sin tener que preguntar nada a nadie. Si alguna vez eso cambia, por necesidad, seguramente mi motivación se irá con ello, pero no va a ocurrir porque no voy a dejar que ocurra. Si ocurre es porque he cometido un error a la hora de crear un negocio sostenible y no voy a cometer ese error.
Ahora mismo tengo lo que quiero y no necesito nada más. La razón por la que me gusta mi trabajo y por la que pienso que lo voy a seguir haciendo durante muchos y muchos años es… ¿Me apetece hacer música? Ahora resulta que la música es una de las estrategias más importantes de G2. Así lo he hecho. El día que me apetezca hacer videojuegos haremos videojuegos, que esa es otra meta: quiero un juego de G2 comprado, descargado y jugado por, al menos, diez millones de personas.
Es complicado aburrirse cuando el límite lo pones tú. Es que me conozco y tengo lo que quiero. A mí no me gusta irme a la playa a tocarme los huevos, es que no me gusta. Necesito formar parte del trabajo. La vida, para mí, es una combinación de minijuegos y mi felicidad viene de la infelicidad de hacer cosas complicadas. Me gusta el sentimiento de recompensa y es lo que busco en mi vida.
La felicidad de las personas está en otras cosas. Mi columna vertebral es mi familia, mi mujer y mi hijo, y los órganos es mi carrera que es G2. Tengo lo que quiero tío. Al final, no soy vanidoso. Soy feliz con poco y por eso me considero afortunado de que tengo mucho.
Quién es Carlos ‘Ocelote’
Carlos ‘Ocelote’ Rodríguez Santiago (nacido el 15 de junio de 1990, Madrid) es un exjugador español de eSports de League of Legends.
Jugó con Team SK Gaming en el Riot Season 2 World Championship de 2012 y en la League Championship Series (LCS) de 2013, entre otros, y es el fundador y CEO de G2 Esports. Antes fue jugador a nivel profesional de World of Warcraft.
G2 tiene sede en Berlín, Alemania, y compite en diversos videojuegos, entre los que se incluyen League of Legends, Hearthstone: Heroes of Warcraft, Counter-Strike: Global Offensive,Fortnite, Tom Clancy’s Rainbow Six: Siege, Valorant o Rocket League.
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