Según datos de empresas de análisis, como Vortexa, TankerTrackers y Kpler, las exportaciones de petróleo crudo de Irán han aumentado en los últimos meses a países como China. Se trataría de un millón de barriles al día, pero la cifra está muy por debajo de los más de 2,5 millones de barriles diarios que exportaba a principios de 2018, antes de que la administración Trump excluyera a EE. UU. del acuerdo nuclear internacional con Teherán e impusiera sanciones unilaterales.
Este aumento se produce a pesar de las estrictas sanciones de Estados Unidos. Algunos analistas del mercado energético estiman que Washington no está aplicando las restricciones a rajatabla, sino que intenta mantener bajo control los precios mundiales del crudo.
“Podría ser que los estadounidenses estén haciendo la vista gorda, porque están contentos de tener tantos barriles más en el mercado para ayudar a reemplazar al petróleo ruso”, dijo a DW Thomas O’Donnell, analista en temas energéticos, desde Berlín.
Robert Malley, enviado especial para Irán de la administración Biden, dijo a Bloomberg la semana pasada que EE. UU. no estaba de acuerdo con el aumento de exportación de crudo iraní y que “harían todo lo posible” para endurecer las sanciones.
¿Envíos a China a través de Malasia?
O’Donnell afirmó que “mucho del petróleo venezolano e iraní va a Malasia y no es para consumo nacional. Allí se mezcla para ocultar su origen”, señaló.
Esto también fue confirmado por la Administración de Información de Energía de EE. UU. (EIA).
“Según los analistas de la industria, gran parte del petróleo que se envió de Irán a China se volvió a etiquetar desde países como Malasia, Emiratos Árabes Unidos y Omán para escapar de la detección de las autoridades aduaneras”, dijo.
Henry Rome, miembro principal del Instituto para la Política del Cercano Oriente de Washington, señaló en entrevista con DW que EE. UU. necesita “reflexionar de manera creativa y reajustar sus prioridades con países como China y Emiratos Árabes Unidos” si quiere que haya menos exportaciones de petróleo iraní.
Esto, desde luego, supone “un costo diplomático”, señaló, y agregó que elevar las exigencias hacia Teherán “finalmente, podría conducir a precios más altos del petróleo, aunque esto es menos preocupante ahora que durante el verano (boreal)”.
Sector petrolero, sanciones y falta de inversión
Irán, un importante productor de hidrocarburos, posee algunos de los depósitos de petróleo y gas natural más grandes del mundo, pero la producción de petróleo crudo ha caído desde 2017 por las sanciones internacionales y la falta de inversión. La EIA estima que si se levantaran las sanciones, la producción podría volver a su capacidad total: alrededor de 3,7 millones de barriles por día.
Para O’Donnell “si Irán obtuviera incluso un nuevo Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), seguiría teniendo problemas para aumentar la producción. Durante el último JCPOA, tuvieron problemas para firmar nuevos contratos con BP y otras (empresas) por la nacionalización de los recursos”.
Problemas económicos de Irán
Irán lucha contra una inflación desenfrenada, la desvalorización de su moneda, una presión cada vez mayor por el deterioro de la calidad de vida y los masivos disturbios sociales. Las protestas han planteado uno de los mayores desafíos al gobierno iraní desde la Revolución Islámica de 1979.
Por lo tanto, las crecientes exportaciones de crudo son un respiro para el gobierno de Irán y la economía afectada por la crisis.
Según la agencia estatal de noticias IRNA, el gobierno de Teherán dio a conocer un presupuesto para el año fiscal 2023 que sería un 40% mayor que el presupuesto del año anterior, basándose en exportaciones proyectadas de 1,4 millones de barriles de crudo por día a un precio promedio de 85 dólares (unos 78,3 euros) por barril.
Rome, especialista en sanciones contra Irán, y en asuntos económicos y nucleares, dijo que tomar medidas enérgicas contra las exportaciones de petróleo y el acceso a los ingresos es la medida más importante que Estados Unidos puede tomar para aumentar la presión económica sobre Teherán. Eso sería incluso “más significativo económicamente que las sanciones impuestas relacionadas con los derechos humanos, el terrorismo o las transferencias de drones”.
(rmr/cp)