Una fábrica de textiles que produciría en sus inicios telas, colchas, hamacas y alfombras, llamada Fábrica Textil de los Andes Fatelares, marcó el inicio de la industria textilera en el Oriente antioqueño.
La compañía, fundada en 1890 e instalada en Rionegro, Oriente de Antioquia, convirtió a esta industria en un pilar fundamental de la economía antioqueña durante gran parte del siglo XX. Y años más tarde vinieron otras grandes textileras como Fabricato y Coltejer.
Sin embargo, según reseñaron los medios en esa época, la falta de experiencia, la ausencia de tecnología y de materia prima, y el mal aprovechamiento de los recursos —es la segunda más contaminante del planeta después del petróleo— fueron algunos de los grandes obstáculos para el desarrollo de la industria en el departamento.
De esta manera, a muchas textileras les tocó comenzar a adaptar su producción hacia una más sostenible, con estrategias e innovación tecnológica que les permitiera aprovechar mejor los recursos y cumplir con las nuevas exigencias del mercado y de los gobiernos.
“El Oriente antioqueño ha sido una subregión que se ha caracterizado por tener un asentamiento industrial textil muy importante, el cual se ha ido transformando. Por ejemplo, grandes textileras, que luego desaparecieron, se habían quedado, en parte, solo limitadas a la confección, pero la industria comenzó a exigir más, como prácticas y estrategias sostenibles que permitieran desarrollar nuevos negocios y fortalecer así la propuesta de valor”, expresó Alejandro Ángel, gerente de Cintatex, empresa dedicada a la fabricación y comercialización de insumos textiles.
¿La sostenibilidad paga?
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los grandes desafíos de la industria textil, sobre todo para las empresas pequeñas, ya que llevar a cabo un modelo de negocio sostenible requiere un “esfuerzo extra”. El reto está en encontrar ese equilibrio entre el desarrollo de procesos amigables con el medio ambiente y las personas sin disminuir la rentabilidad.
Desde la óptica de Ángel, en el corto plazo ser sostenible no es tan rentable, debido a las grandes inversiones que se deben realizar y a que el consumidor esté dispuesto a pagar por eso. Sin embargo, considera que este es un factor en el que se debe comenzar a trabajar desde ya. “Ese consumo acelerado y explotación de los recursos indiscriminados en sectores como el textil nos está trayendo efectos que no queremos dejarles a nuestros hijos. Así que hay que empezar a hacerlo desde ya”.
Por su parte, desde Crystal afirmaron que si bien inicialmente las empresas deben hacer inversiones importantes, a mediano o largo plazo se verá el retorno, no solo por las ventas, sino porque, eventualmente, habrá menos consumo de recursos. “Cuando hablamos de sostenibilidad hacemos alusión a temas económicos, ambientales y sociales, es una cadena que involucra a miles de personas desde diferentes frentes. Para nosotros la sostenibilidad es inherente a todo lo que hacemos, no se trata solo de un área, es una labor interdisciplinaria y transversal a todo lo que hacemos”, apuntaron del el Grupo.
Estos son algunos de los procesos, estrategias e inversiones que han realizado algunas fábricas de textiles del Oriente antioqueño con miras a ser más sostenibles (ver módulos).
GRUPO CRYSTAL: MENOS DESPERDICIO DE TELA, AGUA Y ENERGÍA
Una de las textileras más grandes de Colombia se encuentra en el Oriente antioqueño: se trata del Grupo Crystal, propietario de Punto Blanco, Gef, Baby Fresh y Galaxy.
Según la Superintendencia de Sociedades, en su informe de las 1.000 empresas más grandes de 2021, la compañía se posiciona como la tercera textilera que más vende en el país —y la segunda del departamento—, con ingresos operacionales en ese año de más de $800.000 millones (Ver gráfico).
La empresa, cuyas instalaciones se encuentran en Marinilla, Antioquia, emplea a más de 6.200 colaboradores y aliados. De acuerdo con Luis Fernando Restrepo, presidente corporativo de Crystal, la empresa no ha sido ajena a los cambios del entorno, por lo que han tenido que desarrollar estrategias con el objetivo de “vender más con menos consumo de recursos”, como el crecimiento de su portafolio sostenible, implementación de energías limpias, reconversión tecnológica y exploración de tendencias de economía circular.
Entre los procesos sostenibles que están llevando a cabo se encuentra la instalación de paneles solares sobre techo, los cuales equivalen en área a 24 piscinas olímpicas y 29 cachas de microfútbol.
Según la compañía, la búsqueda de opciones para la mitigación del cambio climático trae consigo alternativas como la implementación de energías renovables, por esto desde 2022 iniciaron dos proyectos de paneles solares sobre techo en las plantas de Marinilla y Colhilados, en Rionegro. Este último será uno de los más grandes del país en generación de energía renovable sobre techo, se realizará en una sola etapa que ya está en montaje y, una vez esté listo, disminuirá la emisión de 4.091 toneladas de CO2 al año, generando 6.181.918 kWh anuales.
Por su parte, el proyecto de Marinilla está dividido en tres etapas y, actualmente, se está ejecutando la primera, en la cual se generarán 1.285.693 kWh por año. El proyecto total abarcará un área de 12.000 m² y generará 4.073.805 kWh anuales. La generación de energía será, en promedio, la que consumen 3.289 hogares colombianos al año.
La compañía también ha destinado grandes inversiones a la reconversión tecnológica y la renovación de la maquinaría, lo que les ha permitido incrementar la producción y los metros por unidad de energía consumida. Por ejemplo, han logrado una reducción en el desperdicio de tela, así como en el consumo de agua de hasta un 25% y, en el uso de químicos hasta de un 5%.
CINTATEX MEJORA EN EMISIONES Y ELECTRICIDAD
Es una empresa constituida en 1981, que lleva 14 años asentada en el Oriente antioqueño, dedicada a la fabricación y comercialización de insumos textiles para la confección industrial. Según su gerente, Alejandro Ángel, la compañía ha evolucionado a lo largo de los años, siendo consciente de las exigencias del mercado.
Por esta razón, se han implementado diferentes procesos para una producción más sostenible como uso racional del agua y la energía, control de emisiones atmosféricas y manejo de residuos sólidos.
Ángel destacó que esto ha requerido que se hagan importantes inversiones, como destinar anualmente alrededor de $150 millones adicionales al presupuesto para seguir con las estrategias.
“La estructura de la compañía ha tenido definitivamente que cambiar. Por ejemplo, nos tocó implementar un área ambiental que antes no teníamos, así como traer más profesionales y operarios. Hay trabajos de sensibilización y capacitación que se deben hacer, porque es una labor interdisciplinaria y transversal”, dijo el empresario.
Entre los proyectos bandera de la compañía está la instalación de un sistema de recuperación de calor de las aguas a altas temperaturas provenientes de los procesos de tintorería, que tiene como función precalentar las aguas limpias entrantes al proceso y así economizar energía y tiempos en el proceso.
En cuanto a la energía eléctrica, Cintatex utiliza lámparas de bajo consumo en todas las superficies de su planta productiva y cuenta con una caldera de carbón para la producción de vapor, que mejora la calidad de las emisiones.
TINTATEX LA APUESTA POR UNA PLANTA BIOLÓGICA
Asentada desde sus inicios en Marinilla, lleva 17 años produciendo textiles y materia prima para el sector de la confección. Según Jairo Correa, gerente y fundador de la compañía, desde hace cinco años comenzaron a trabajar en la sostenibilidad, ya que en los procesos de transformación de los textiles el consumo de agua, de químicos y de combustibles fósiles era muy intensivo.
“Estamos trabajando mucho en la parte ambiental y de emisiones. Venimos con un proyecto para disminuir y tratar el agua. Hace 10 años nos gastábamos 200 litros por kilo de tela, y hoy estamos en 15 litros, y la idea es que en noviembre estemos en cero. Un objetivo muy ambicioso que nos hemos trazado. Sabemos que las tecnologías son costosas, pero queremos hacer las reinversiones que se necesiten”, señaló Correa.
Así, con miras a lograr esa meta, la compañía ya está a punto de arrancar las fases preliminares de una planta de tratamiento de agua a cero descarga, con tecnología biológica. Para esta, Tintax realizó una inversión cercana a los 3 millones de euros, la cual esperan recuperar en siete años.
Esta sería, dice Correa, la primera planta de tratamiento de este tipo en Colombia. “Con estas tres primeras fases vamos a empezar a recuperar un 30% del agua, y a medida que vayan entrando las etapas nuevas vamos subiendo el porcentaje de recuperación. Además, los lodos que se saquen de la planta serán biológicos y servirán como compostaje para la agricultura.