En el mundo inmobiliario, la sostenibilidad, el impacto social y las prácticas de construcción ecológica han pasado históricamente a un segundo plano frente a preocupaciones más acuciantes como el coste y la construcción. Sin embargo, los tiempos están cambiando. Según Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de Vía Ágora, “el comprador de casa nunca se había interesado por la ecoficiendia de un edificio, pero ahora, con el precio de la energía en aumento, es uno de los factores que más tiene en cuenta”, según ha explicado el directivo en las charlas organizadas por IESE “Real Estate: winning strategies in uncertain times”.
En respuesta a la creciente demanda de los inversores, el sector ha incrementado la incorporación de criterios ESG en sus procesos de inversión. No solamente es un tema de arquitectos, ingenieros y promotores que se ven obligados a pensar de forma innovadora cuando se trata de hacer que sus edificios sean más eficientes energéticamente y reduzcan su huella de carbono.
También es necesario incorporar criterios de impacto en las personas y en la sociedad en los proyectos y carteras de inversión. En otras palabras, se está avanzando mucho en la “E” (environmental), pero aún queda mucho para progresar en la “S” (social) y en la “G” (governance). En esta sesión, analizaremos las grandes oportunidades y desafíos en el mundo de ESG en el sector inmobiliario hoy en día.
“Tenemos que convertirnos en líderes. No andar siguiendo una regulación o un determinado comportamiento en cuanto a criterios sostenibles. Tenemos que liderar y estar por delante”, dice el directivo de Vía Ágora, que recuerda que en 2010 fueron de los primeros en hacer un edificio de consumo casi nulo y era como un proyecto “marciano.
En la charla también han participado otros profesionales del sector como Juan José Brugera, presidente de Colonial; Vanessa Gelado, directora del negocio español de Hines España y Raúl González, CEO EMEA de Grupo Barceló.
Bruguera ha explicado que en el sector de las oficinas la mayoría de clientes ya piden unos requisitos muy avanzados en cuanto a sostenibilidad. “El informe anual que presentamos ya no es solo una memoria financiera, sino también una guía muy detallada de todas tus políticas ESG”, dice.
El directivo de Colonial también recuerda que, antes de la pandemia, muchos fueron los que predijeron que las oficinas ya no iban a tener tanto protagonismo en la sociedad, “pero nada más lejos de la realidad”. “La gente quiere ir a la oficina, su productividad aumenta y salen de casa, y lo quieren hacer en un edificio respetuoso, y las empresas también es lo que quieren”, dice.
Según Raúl González, de Grupo Barceló, “hemos pasado de hablar de RSC a ESG y se ha convertido en un tema de prioridad. Además, pones tu negocio en riesgo si no te adaptas”, explica.
En cuanto a la relación entre los inversores y los criterios ESG, Vanesa Gelado, de Hines, explica que “a pesar de la situación macro, los inversores siguen enfocados en el ESG. Si a mediados del siglo XX se empezó a medir el riesgo a la hora de evaluar las inversiones inmobiliarias, en el siglo XXI vivimos en un momento en que hay que introducir el tercer eje, que es el ESG”, sostiene.
“Tiene mucho impacto tanto por el lado de la sostenibilidad como por el lado social. Si no cumples, muchos inversores te descartan, ya que ven un riesgo de obsolescencia en los activos que les ofreces. Con unos buenos criterios, estos activos siguen siendo líquidos y apetecibles para su posterior desinversión”, concluye.