- Por Olga Ivshina y Howard Zhang
- BBC World Service
Casi un año después de que Rusia comenzara su guerra contra Ucrania, hay indicios de que China podría estar reconsiderando el concepto de “amistad sin límites” que se reveló de manera memorable días antes de la invasión.
Conmocionado por los fracasos de Putin en Ucrania y enfrentando sus propios problemas, Pekín está tratando ahora de limitar el impacto negativo de las acciones de Rusia y reparar su relación con Occidente.
Apenas 20 días antes de que Rusia invadiera a gran escala Ucrania, a principios de febrero del año pasado, el presidente Vladimir Putin se reunió con el líder chino Xi Jinping.
En este histórico encuentro, los mandatarios hablaron de “amistad sin límites” y “sin zonas prohibidas en materia de cooperación”.
El periódico Financial Times contó entonces que sus fuentes habían confirmado que los dos líderes hablaron sobre Ucrania en esa reunión, y el presidente Putin “no descartó tomar ninguna medida” si Rusia fuera atacada.
Pero aparentemente, el presidente ruso no mencionó ningún plan para atacar a su vecino.
El precario equilibrio de Pekín
Aunque no podemos estar seguros de que Xi Jinping no supiera nada los planes bélicos de Rusia, el hecho de que China se abstuviera de votar para condenar las acciones de Moscú en marzo, en lugar de votar en contra de tal condena, muestra que Pekín no quería cerrarse ninguna puerta.
Al principio de la guerra, algunos en China mostraron entusiasmo por las acciones militares de Rusia.
Y muchos compartieron un video traducido del discurso del presidente Putin anunciando el inicio de la “operación militar especial”, el término que usa Moscú para referirse a la guerra en Ucrania.
Pero oficialmente Pekín ha mantenido una ambigüedad estratégica.
Por un lado, los líderes chinos culparon a Washington por el inicio del conflicto, diciendo que era la consecuencia de la expansión de la OTAN en Europa.
Por el otro, China no ha tenido prisa por brindar una asistencia significativa a Moscú.
Otro importante periódico, el Washington Post, afirma que Rusia ha pedido repetidamente a China apoyo, tanto financiero como tecnológico.
El Post informó que aunque Xi no se opuso a encontrar formas de “cooperación mutuamente beneficiosas con Moscú”, en realidad todas las negociaciones fueron “tensas”.
Según la fuente del Washington Post, China “comprende la situación de Rusia, pero no puede ignorar su propia situación”.
Limitando el daño
La única vez que los líderes de los dos países se han reunido desde el inicio de la guerra fue a mediados de septiembre, en un foro internacional en la ciudad uzbeka de Samarcanda.
Esto se produjo al mismo tiempo que Ucrania llevaba a cabo una contraofensiva, que le permitió recuperar grandes partes de territorio que Rusia había anexado solo unas semanas antes.
Después de la reunión, el presidente Putin dijo que apreciaba mucho la “posición equilibrada de los amigos chinos” sobre la guerra.
El presidente Xi Jinping expresó la disposición de China “junto con Rusia, para asumir el papel de grandes potencias y desempeñar un papel de liderazgo para traer estabilidad y energía positiva al mundo”.
Sin embargo, detrás de las palmadas en la espalda mutuas para las cámaras había una realidad complicada.
La guerra en Ucrania creó una serie de problemas para China que no podían resolverse ni endulzarse fácilmente.
La crisis del costo de vida causada en parte por la guerra energética que Rusia libró en Europa ha significado que los consumidores europeos hayan tenido mucho menos efectivo para gastar en productos chinos.
Sin inversiones
La negativa de China a condenar abiertamente la agresión rusa en Ucrania tensó sus relaciones con Occidente.
Y Estados Unidos y la UE siguen siendo los principales socios comerciales de China.
No ha habido nuevas inversiones chinas en Rusia en los primeros seis meses de 2022.
Los analistas sugieren que esto se debe a que Pekín está jugando a lo seguro y tratando de evitar ser golpeado por sanciones secundarias desde Estados Unidos.
Leonid Kovacic, un experto ruso en China, está de acuerdo en que la declaración de “amistad sin límites” no se ha reflejado en los pasos reales.
“No estaría en los intereses de China complicar las relaciones con todo Occidente a la vez”.
Teniendo en cuenta que es probable que las relaciones de China con Estados Unidos sigan siendo tensas a largo plazo, dice el experto, “es importante que Pekín no empeore las relaciones al menos con la Unión Europea”.
Es posible que China haya subestimado inicialmente cuán sensible sería el tema de la guerra para la UE y cuán involucrada estaría Europa en ayudar a Ucrania, financiera y militarmente.
“Es por eso que China ahora está tratando de suavizar las cosas, al menos a nivel de retórica”, agrega Kovacic.
La guerra en Ucrania también ha influido en el manejo de Taiwán por parte de China, que la considera una provincia separatista.
Las tensiones en la región han aumentado constantemente en los últimos meses.
En diciembre China realizó uno de sus ejercicios aéreos y marítimos más grandes alrededor de Taiwán.
Al comienzo de la guerra, a muchos analistas les preocupaba que China decidiera tomar medidas activas contra Taiwán.
Pero ahora algunos analistas creen que China, al ver la reacción unificada de Occidente (y en particular de la UE) a la invasión rusa de Ucrania, no se atreverá a hacerlo.
Cambio de guardia… ¿y de política?
El 9 de enero, el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, recién nombrado, habló con su homólogo ruso, Sergey Lavrov.
La versión oficial sobre lo que se habló en la conversación, que tuvo lugar “a solicitud de Moscú”, afirma que “las relaciones entre China y Rusia se basan en la no alianza, la no confrontación y la no agresión a terceros”.
Una declaración que está muy lejos del concepto de “amistad sin límites” de febrero pasado e incluso de las palabras sobre “dos grandes poderes” de la cumbre de septiembre.
El nombramiento de Qin fue seguido por la destitución del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, quien ha estado en su cargo durante los últimos tres años.
Zhao fue apodado “guerrero lobo” por su lengua afilada y su estilo combativo, defendiendo las políticas de China y criticando a sus rivales, lo que generó comparaciones con Maria Zakharova, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, conocida por su escepticismo hacia Occidente y su dura retórica.
Algunos analistas dicen que el despido de Zhao de un puesto de alto perfil en el Ministerio de Relaciones Exteriores es una simple fachada.
Mientras que otros dicen que es un ajuste táctico importante que China ha hecho para aliviar la fricción con otros países.
Mejorar las relaciones es clave ya que China está tratando de restaurar la confianza empresarial al abandonar su controvertida política de “cero covid” y atenuar la retórica sobre la “prosperidad común” y la igualdad social.
Decepción de Moscú
Los analistas políticos progubernamentales dicen extraoficialmente que las autoridades chinas están decepcionadas con Moscú y su error de cálculo geopolítico.
Una señal de ello fue la crítica indirecta de Xi Jinping a Vladimir Putin en noviembre del año pasado, cuando en una declaración conjunta con el canciller alemán Olaf Scholz, calificó de inaceptable “el uso o la amenaza del uso de armas nucleares”.
El Financial Times citó a un funcionario chino, que habló bajo condición de anonimato: “Putin está loco. La decisión de invadir Ucrania fue tomada por un grupo muy pequeño de personas. China no debería seguir a Rusia”.
Aunque es poco probable que China cambie su retórica pública bruscamente a una postura antirrusa, es casi seguro que actuará con cautela y pragmatismo, mitigando las consecuencias de que Rusia no logre sus objetivos en Ucrania y cause una gran agitación internacional en el proceso.
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