Los patinetes eléctricos se han convertido en una alternativa real para el transporte intermodal. También son muy utilizados para los desplazamientos de última milla, brindando nuevas opciones para viajes de corta y media distancia que no son cubiertos por el autobús, el metro o el tren ligero. Un escenario ideal para las empresas de alquiler que han visto aquí un negocio muy lucrativo. Junto a los patinetes de los particulares, su presencia es ahora masiva, inundando las calles de las ciudades y aumentando de manera muy sensible la siniestralidad.
París es una de las ciudades del mundo que ha sufrido esta invasión. Por sus calles circulan más de 15.000 patinetes de alquiler y su efecto se ha visto reflejado en las cifras de accidentes. En 2021, la capital francesa registró un total de 247 accidentes (con un fallecimiento), casi todo ellos atribuidos a un mal uso. En los nueve primeros meses de 2022, esta cantidad se incrementó hasta los 337 accidentes.
La alcaldesa Anne Hidalgo ya está harta
En noviembre del año pasado, se anunció que el consistorio parisino estaba preparando un plan para eliminar los patinetes eléctricos de alquiler de sus calles. Su alcaldesa, Anne Hidalgo, no ha ocultado que ese sería su deseo. De hecho, ha sido ella misma la que el pasado sábado 12 de enero anunció en una entrevista en Le Parisien que lo sometería a referéndum. El próximo domingo 2 de abril, los ciudadanos están llamados a responder a una pregunta sencilla: SÍ o NO a los patinetes eléctricos de alquiler.
Lime, Dott y Tier son las tres empresas que operan en la capital francesa. Con 1,2 millones de usuarios registrados, buscan renovar la concesión un año más en febrero de 2023. Argumentan que la gran mayoría de accidentes con patinetes eléctricos no se producen con los alquilados, sino con los particulares.
En septiembre del año pasado, el teniente de alcalde encargado de Movilidad, David Belliard, anunciaba que los contratos de estas tres empresas no podrían ser renovados: sus 15.000 patinetes provocan accidentes, dificultan la circulación por las aceras cuando están mal estacionados y “no son ecológicos”. A lo que Hidalgo añadió que “los empleados de estas empresas no están debidamente protegidos”.
La polémica está en la calle
Si bien la alcaldesa de París apuesta por la retirada, también manifiesta que respetará la opinión de los parisinos en un “tema muy polémico”. Para defender su negocio, los tres operadores formularon, en noviembre de 2022, once propuestas para mejorar la seguridad de los usuarios de patinetes en la vía pública. Entre las medidas figuraban la prohibición de su uso a los menores, la matriculación de los patinetes de alquiler, la exclusión de los infractores como usuarios, la incorporación de sistemas de detección de tráfico en las aceras o la realización de campañas de educación a los usuario, entre otras.
Los directores ejecutivos de Dott, Lime y Tier trabajaron codo con codo para dar respuestas concretas a los problemas encontrados en París. Por su parte, el equipo de Anne Hidalgo está trabajando actualmente en la redacción de un “código de calle” que indique cómo han de comportarse los usuarios de estos vehículos y cómo debe actuar la policía municipal para hacer cumplir las normas.
Un mal diseño que tampoco ayuda
El diseño de los actuales patinetes eléctricos ha planteado preguntas sin respuesta sobre para quién están realmente pensados. Su forma actual se origina en los patinetes de principios del siglo XX que los niños solían construir por sí mismos. Los primeros diseños del inventor suizo Wim Ouboter en la década de 1990, que se comercializaron como juguetes, se popularizaron en el cambio de milenio. Todo esto ha creado la impresión de que este diseño es para niños, no para personas que viajan a diario.
Está basado en una plataforma, generalmente estrecha, sobre la que se colocan los pies, uno detrás de otro, y que también soporta la batería. Los patinetes se apoyan sobre dos ruedas de pequeño tamaño y poco separadas. En la parte frontal se sitúa un vástago que se eleva hasta un estrecho manillar. Que esta sea la arquitectura habitual no quiere decir que sea la ideal, la más segura, la más cómoda y la mejor aprovechada para el uso que se les da a estos vehículos.
Sea como sea, polémicas, reflexiones y diseños aparte, el futuro de los patinetes eléctricos compartidos está en manos de los parisinos.