La herencia de Gutenberg es alargada. En el siglo XV, este orfebre alemán, inventó la prensa de imprenta moderna de tipos metálicos móviles que provocó que la edición de libros se multiplicara y, consecuentemente, se produjera una revolución en la difusión del conocimiento. Actualmente, en el siglo XXI, en Dos Hermanas, existe una imprenta, denominada Tiporium, que se dedica a realizar trabajos artesanales como hace más de 500 años.
Juan Contreras y María López se encuentran al frente de este particular taller en el que el pasado y el presente se dan la mano. Ambos son diseñadores gráficos, dedicados desde hace mucho tiempo al diseño editorial y con una afición especial: la tipografía.
«Nos interesaba mucho este tema y, como soy un curioso nato, me dediqué a investigar porque quería entender determinados conceptos que si no los ves físicamente, no llegas a asimilar. Por ejemplo, los periodistas cuando hablan de va en alta o en baja son conceptos heredados de esta época ya que los tipos estaban en un cajón, divididos en pequeñas cajas, y en la parte alta los tipos en mayúscula y en la baja, las minúsculas», explica Juan.
Así, en 2015 y como un hobbie adquirieron, en la Fundición Neufville de Barcelona, una familia tipográfica esto es, un conjunto de caracteres y letras en plomo con un denominador común en estructura y estilo.
El interés por este arte continuaba creciendo y querían más. Se pusieron manos a la obra para buscar un modelo de imprenta y consiguieron una Minerva cuartillera. Este tipo de maquinaria quedó defenestrado con la llegada del offset, que permitía trabajos industriales con menor coste y tiempo. De esta forma, con los tipos y la máquina ya podían empezar a imprimir de forma artesanal, curiosa, característica y muy diferente a lo que se está acostumbrado.
Variedad de trabajos
Lo primero que hicieron fueron unos calendarios para enseñarlos a los amigos. Pero la reacción fue tan positiva y gustaron tanto que optaron por imprimir algunos más. Los encargos empezaron a sucederse y decidieron comenzar a dedicarse de manera profesional a este tipo de impresión. En Tiporium todo es tradicional puesto que emplean láminas artesanales de alto gramaje que aporta una presencia a los trabajos que no lo consigue lo industrial. Aparte, trabajan mucho con papel reciclado.
La técnica es manual y estas máquinas no necesitan electricidad sino que funcionan con palanca o con pedal por lo que es un método muy sostenible y en el que cada trabajo no tiene igual. «El color de la tinta también lo hacemos nosotros, mezclando tonos, y obviamente, es imposible que salgan en serie porque a veces se presiona un poco más que otras, o varía el color, etc Por eso cada pieza que sale de aquí es exclusiva», afirma Juan.
El sistema utilizado no tiene mucha complicación aunque tampoco es básico: las letras de plomo que empleaba el impresor alemán se componen, se bañan en tinta y se imprimen. Partiendo de un concepto simple piensan y piensan para conseguir que lo sencillo sea complejo. Exponen que se basan «en lo conceptual, nos cuentan una idea, una historia y hay que darle forma; en esto es muy importante nuestra formación y experiencia». «Queremos contar algo, comunicar a través de esta imprenta», apostillan.
Y la parte visual goza de gran importancia ya que con estas máquinas el hendido en el papel hace que luzcan mucho los trabajos que cada vez son más y más variados. Como enumera María «agendas personalizadas con el nombre y un dibujo, tarjetas de visita, invitaciones de boda, recordatorios de bautizo y comunión, orlas para hermandades, regalos de aniversarios y de empresa, cuadros con sopas de letras, diplomas, cuentos, posavasos, tarjetones para eventos, felicitaciones de navidad, trabajos en pop-up,…»
Su interés en que se perpetúe este legado y que los más jóvenes sepan cómo se inició la imprenta es tal que ya han ofrecido diferentes charlas en los colegios e institutos y el alumnado se queda sorprendido.
Sin errores
Estos trabajos requieren de mucho tiempo y no puede haber fallos puesto que si se cometiera alguno habría que repetirlo. Una vez que entra en la máquina todo ha de estar perfecto . «Hacemos muchísimas pruebas porque no nos podemos permitir ningún error», añaden.
Talleres como este quedan muy, muy pocos en España y en Andalucía, menos aún. Ellos apostaron por este negocio, que combinan con el diseño gráfico, y que los hace ser singulares. Además, los trabajos de Tiporium llevan un sello muy particular y que los distingue de cualquier otro.