La apuesta de los ayuntamientos del medio rural de la provincia de Burgos por mantener abierto el bar municipal o la cantina del pueblo es clara y firme. Un reto que tiene un carácter social más que económico. De hecho, los regidores con los que se habla de este tema se refieren a
este inmueble como un «servicio».
Sabemos que los bares son una seña de identidad de la sociedad española, pero en el medio rural significan mucho más. Son un remedio contra la soledad, uno de los pocos puntos de
vida social de un pueblo pequeño, lo que es fundamental para la satisfacción vital personal. También sirven para el cuidado mutuo entre los vecinos, preocuparse, por ejemplo, si alguien falta desde hace demasiados días a echar la partida.
En la mayoría de casos, los pueblos burgaleses buscan también, al
mantenerlo abierto, fijar población, por poca que sea. Como reconoce Santos Cuñado, alcalde de Villaverde del Monte, «hay que invertir en estos servicios que, para mí, son una especie de farmacia, combaten la soledad y favorecen las relaciones sociales».
Ante la dificultad de encontrar interesados en la gestión de un negocio en el medio rural, los ayuntamientos burgaleses suelen ofrecer, junto con la gestión del bar municipal, alojamiento. Conocen que la dificultad de encontrar una vivienda para alquiler en pueblos pequeños es un obstáculo y, por ello, en la mayoría de anuncios de este tipo que se encuentran en el Boletín Oficial de la Provincia, aparece la licitación del bar y también el uso de una vivienda municipal. Y, por lo que reconocen los alcaldes, sí genera interés este tipo de anuncios.
La cantina de Quintanilla de las Viñas
Uno de los últimos pueblos burgaleses que opta por este modelo es Quintanilla de las Viñas. Pero no es la primera vez que optan por sacar a concurso la cesión del bar y el uso de una vivienda. Allí se conoce como cantina y lleva funcionando toda la vida. Desde hace seis años la regentaba un matrimonio, pero han comunicado al Ayuntamiento que, por razones personales, lo dejarán. Por ello, el Ayuntamiento pedáneo ya trabaja en el anuncio de la licitación y en darle la «mayor repercusión posible», como reconoce Ramiro García, alcalde pedáneo.
Se trata del único establecimiento de hostelería del pueblo, hasta la entrada de los actuales concesionarios la restauración no estaba tan explotada, pero, como señala el regidor, «lo han potenciado con un éxito notable. Han trabajado muy bien y la gente se lo ha agradecido con su presencia. En verano la terraza no tenía nada que envidiar a la de cualquier ciudad y en invierno, raro es el fin de semana que no están llenos. Hay afluencia, lo dejan por motivos personales, no porque no sea viable el negocio, y lo dejan con mucha pena».
Como se ha señalado, la gestión de la cantina municipal se cede con la posibilidad de usar la vivienda que se encuentra en la parte superior. El inmueble no se alquila, se hace un contrato de cesión. «No cobramos nada, el coste es cero, pero los gestores se hacen cargo de los gastos comunes de explotación del bar y del uso de la vivienda», explica García.
Porque así, además, de mantener la cantina abierta, un servicio fundamental para la vida social del pueblo, también se atrae gente de otras poblaciones donde no hay bar o a las que, simplemente, les gusta el trato que se le da. «Hay clientes habituales en esta cantina que no son del pueblo», confirma el alcalde. Pero, además, con la opción del uso de la vivienda se busca abrir el número de personas que pueden optar a la gestión de la cantina y, también, fijar población durante el tiempo que la estén gestionando.
La cantina que sale a gestión
Ramiro García, alcalde de Quintanilla de las Viñas, explica que el inmueble que el pueblo espera que alguien gestione, «está muy bien». Además, en un mes acometerán algunas pequeñas reformas para embellecerlo. «Está perfectamente equipado para bar y restaurante en la parte de abajo. En la parte de arriba hay vivienda con tres habitaciones y baño», explica.
Señala el regidor de Quintanilla de las Viñas que este es un pueblo «pequeño, pero muy especial. Es una zona interesante con una ermita visigoda, un yacimiento con icnitas de dinosaurios, pasa por aquí el Camino del Cid y el de San Olav. Es un punto de encuentro muy interesante desde el punto de vista turístico».
Además, Ramiro García destaca que el pueblo está «bien conectado con la nacional 234, no muy lejos de Burgos y cerca de Salas de los Infantes. Es cómodo vivir aquí», añade.
Los casos que han funcionado
Quintanilla de las Viñas no es el único pueblo que ha optado por este modelo para lograr la gestión de su cantina o bar municipal. No es el único, tampoco el primero ni será el último. Es un modelo que, en gran parte de los casos, funciona. Así lo demuestran los ejemplos de algunos de los últimos pueblos burgaleses que han sacado a concurso la gestión de su bar. Algunos son Villaverde del Monte, Monterrubio de la Demanda o Mahamud son tres ejemplos de ello.
En el caso de Villaverde del Monte, por ejemplo, el anunció se publicó en el Boletín de la Provincia en febrero de 2022. Se buscaba adjudicar la explotación del servicio de bar del centro cultural y el uso de una vivienda municipal por un canon de explotación de 100 euros anuales, al alza. Se adjudicó y Santos Cuñado, el alcalde, reconoce que están «encantados. Lo lleva una persona con voluntad y ganas que se ha adaptado muy bien a la dinámica del pueblo». Y se trata de una persona que llega desde Segovia y sin ninguna vinculación anterior con el pueblo.
«Contactó con nosotros y vio que aquí se le ofrecen muchas comodidades al gestor. Se ofrece casa y bar con buenos servicios. Un bar en el que se hizo una inversión antes de sacarlo a concurso para su remodelación», explica Cuñado. «Además, lo de sacarlo con vivienda es un aliciente. Así puede presentarse gente no solo del pueblo o de cerca, como ha ocurrido aquí, y también atraemos población», explica Cuñado.
Este es el único establecimiento de hostelería que tiene Villaverde del Monte y, además, se considera como un servicio para los vecinos, pero es también, como asegura el regidor, «un negocio viable».
Mahamud y Monterrubio
Mahamud sacó la licitación en diciembre de 2021 y el bar ya está arrendado. Hubo dos interesados, como confirma Jorge Ortega, el regidor. Este bar lleva funcionando desde hace unos 15 años como tal y reconoce Ortega que actualmente están «contentos, porque se está gestionando bien».
En este caso, como en los anteriores, se arrendaba la actividad de bar y la cesión del uso de la vivienda municipal. Salía por 1.200 euros anuales, en este caso, el Ayuntamiento paga la calefacción.
«Es un aliciente el ofrecer vivienda, para quien está interesado y también para el pueblo, que logra un empadronado, que alguien más viva en el pueblo y que una casa más se mantenga abierta», explica Ortega.
El actual gestor es de Pampliega, tampoco es del pueblo, y ahora vive allí. El regidor reconoce que «hay meses complicados, pero sí es un negocio viable». No se trata en estos casos de negocios con altos arrendamientos. Además, se trata del único establecimiento de hostelería del pueblo. «El bar es fundamental, lo es todo, si se cierra se acaba con la vida social del pueblo», reconoce Jorge Ortega.
El regreso de un oriundo
Monterrubio sacará en abril el anuncio para el concurso de gestión del bar y el arrendamiento de una vivienda municipal. Cuando en 2021 Monterrubio sacó este concurso y quedó desierto, el Ayuntamiento hizo todo lo posible por mantenerlo abierto, como reconoce Andrés Rocandio, el alcalde del pueblo. «Es un punto importante para el pueblo, los vecinos y los que nos visitan. Es un buen modo de vida en el pueblo», reconoce. Vecinos voluntarios se encargaron de llevarlo.
«Ahora hay un chico del pueblo que vivía en Barcelona que lo gestiona y está interesado en quedarse con la gestión cuando lo saquemos en abril», explica el alcalde. Reconoce, además, que están «contentos» con esta situación. Y señala Andrés Rocandio que para los pueblos pequeños el bar municipal «no es un recurso patrimonial con el que ganar dinero, lo entendemos como un servicio porque no pretendemos ingresar con ello muchos ingresos», explica. «Se trata de un servicio clave para mantener y atraer habitantes, aunque no sean muchos, y eso es importante», afirma Rocandio.