Esta semana marcó un hito en la historia de las criptomonedas, activos digitales que llegaron a cotizar a impresionantes alturas durante la pandemia de la covid-19 y que han perdido casi todas sus ganancias este año. Bitcoin es la más popular de todas, por ser considerada la más confiable, pero esta semana cayó 21% y su precio tocó un mínimo no visto en dos años. Esto es relevante para incontables inversionistas a nivel mundial, pero es, quizás, tema de urgencia para 6,5 millones de salvadoreños, cuyo presidente invirtió parte de las arcas nacionales a la criptomoneda.
Fue la bancarrota de una de las plataformas de compra y venta de criptomonedas más grandes, FTX, la que generó el desplome en Bitcoin esta semana. Pero esta fue sólo la caída más reciente. Bitcoin viene en picada desde finales del año pasado como resultado del endurecimiento de las condiciones financieras globales. El tiempo no ha sido aliado del presidente de El Salvador Nayib Bukele, quien hizo de bitcoin moneda legal en curso en septiembre de 2021 e invirtió parte de las finanzas públicas en el activo. Desde que Bukele compró los primeros bitcoins el 6 de septiembre del año pasado, éstos han perdido 67% de su valor.
No se sabe con certeza cuánto ha invertido Bukele en bitcoin, pero en base a los anuncios que ha hecho en redes sociales, se estima que la pérdida para las finanzas públicas hasta ahora ronda los 70 millones de dólares, dice Ricardo Castaneda, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI). “Esto tiene un costo de oportunidad muy alto para un país como El Salvador, porque representa, por ejemplo, casi el presupuesto total del Ministerio de Agricultura en un país donde la mitad de la población padece inseguridad alimentaria”, apunta el economista, al teléfono desde San Salvador. El país más pequeño de Centroamérica, El Salvador, tiene una tasa de pobreza del 26%, según el Banco Mundial.
En un país dolarizado, Bukele ha hecho grandes esfuerzos porque los ciudadanos utilicen bitcoin en su vida diaria, pero éstos no han rendido frutos, asegura Castaneda, ya que existe una fuerte desconfianza entre la población. Ni siquiera se ha materializado una de las grandes áreas de oportunidad: el envío de remesas desde el extranjero. De acuerdo con datos del Banco Central de El Salvador, solo el 2% de los envíos se hacen a través de bitcoin. “Las pérdidas de esta semana son casi un golpe mortal a las posibilidades de una adopción masiva de criptomonedas en El Salvador”, apunta Castaneda, “la gente ha vivido en carne propia la volatilidad y los problemas asociados a la falta de transparencia”.
“Ya no es que alguien más te va a contar a ti cuáles son las implicaciones de invertir en bitcoin, sino que ya la persona lo vivió”, dice Castaneda. “Entonces, frente a esos elementos, la misma ciudadanía ha decidido no utilizar el bitcoin. Lo sucedido en esta semana agrava esta desconfianza y yo diría que es muy difícil encontrar un punto de retorno”, explica el economista.
Si los salvadoreños no saben cuánto de sus impuestos se han ido en comprar bitcoin es porque el Gobierno nunca ha hecho sus compras transparentes. Analistas financieros han basado sus estudios en los anuncios hechos por Bukele en Twitter. En diciembre de 2021, cuando bitcoin caía rápidamente, Bukele anunció que el país había “comprado el chapuzón”, es decir, incrementado la posición en bitcoin por el precio bajo. Lo mismo anunció en mayo de este año, durante otra estrepitosa caída. Pero esta semana, Bukele guardó silencio.
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En un artículo publicado el 6 de noviembre en una publicación digital llamada Bitcoin Magazine, Bukele arremete contra sus críticos y argumenta que “es falso” que el país haya incurrido en pérdidas, ya que no ha vendido sus bitcoins. “Para los que no comprenden, la verdadera pregunta no es si los otros países adoptarán el bitcoin, sino cuándo lo harán”, asegura el Mandatario en el texto. “Estamos en una etapa muy temprana de este cambio de paradigmas y por eso una acción del sentido común es controvertida; hay muchas personas que la aplauden y muchos más detractores”, escribió Bukele.
Pero El Salvador va contrarreloj. El Gobierno de Bukele tiene un pago de deuda internacional de 667 millones de dólares en enero y analistas aseguran que el país centroamericano puede caer en incumplimiento. El lunes, el vicepresidente Félix Ulloa le dijo a la agencia Bloomberg que China se había ofrecido a comprar la deuda externa del país, propuesta que estaba bajo consideración del Gobierno. Dos días después, Bukele anunció en sus redes que El Salvador había firmado un tratado de libre comercio con el país asiático. Al principio de este año, el Mandatario se acercó al Fondo Monetario Internacional (FMI) para pedir financiamiento, pero la multilateral lo negó, pidiéndole al Gobierno que reconsiderara hacer de bitcoin su moneda legal.
“Yo aquí veo una paradoja”, apunta Castaneda. “El Salvador fue el primer país del mundo que adoptó el Bitcoin como moneda de curso legal, pero es muy posible que El Salvador también sea el país donde el mayor porcentaje de personas no quiere utilizar el bitcoin”, advierte el economista.
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