El PSOE exige a Ángela Rodríguez que rectifique sus palabras en tono de broma sobre la violencia de género, pero evita pedir su cese. El pacto de Gobierno establece que en los ministerios ‘morados’ el Partido Socialista no decide
Había una mezcla de incredulidad y enfado. Pero el malestar era y es patente. Y esta vez, ante la gravedad y la alarma por el repunte de los asesinatos machistas que se están produciendo en las últimas semanas, se decidió dar respuesta, pese a colocar una muesca más en los choques entre PSOE y Unidas Podemos. Pero las socialistas quisieron evidenciar distancia y censura, sino desautorización, hacia las palabras, en tono de broma, que la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, pronunció sobre la cascada de rebajas de penas a agresores sexuales tras entrar en vigor la ley del sólo sí es sí.
«Desafortunadas», «gravísimas», «injustificables». Así las calificaron desde el PSOE y ministras socialistas. Se exige una rectificación que la número dos de Igualdad desoye. Es más, se parapeta tras el argumento del «bulo» y la «manipulación». Este viernes, ha insistido en esos argumentos de que ha sido víctima de la “manipulación”, añadiendo, sin embargo, que pide “todas las disculpas que sean precisas” a quienes pudo no gustarle “el tono” empleado en sus polémicas declaraciones. Para Rodríguez, el foro en el que habló “había un espacio para el sarcasmo”, al ser concebido como una suerte de alivio de los “ataques que sufrimos” por parte de la extrema derecha.
Los socialistas, pese a sus críticas, evitan pedir su cese o dimisión. El reparto de poder de la coalición ata de manos al PSOE: en la cuota de Unidas Podemos deciden los morados y, en este caso, la última palabra es de Yolanda Díaz, que en su difícil entendimiento y convivencia con Podemos no está por la labor de forzar decisiones drásticas que zarandeen aún más su relación y la salud de la propia coalición.
En La Moncloa, y sobre todo en el seno del PSOE, la rebaja de penas a agresores sexuales es un asunto que preocupa. Y las palabras de la número dos de Igualdad no hacen sino ahondar de nuevo la fractura que la ley del sólo sí es sí provoca en el Ejecutivo. Ministras socialistas, además de líderes territoriales, apostaron por modificar la norma ante las consecuencias no deseadas. Igualdad se plantó y se opuso a tocar una coma. El propio Pedro Sánchez abrió la puerta a cambiarla asumiendo la «alarma social» de la situación sobrevenida. Pero el Gobierno, al menos a día de hoy, ha desistido de esa posibilidad y no contempla cambios, fiando todo a que el Tribunal Supremo fije doctrina hacia sus intereses.
“Hacer pedagogía”
En el sector socialista creen que la ley «se ha explicado mal» desde el principio. Se puso el foco en el aspecto punitivo cuando la norma ofrece una protección mucho más amplia e integral a las mujeres. Por ello, y a raíz de la crisis provocada por la rebaja de penas, desde La Moncloa se arremangaron para «hacer pedagogía». De manera obligada por el presidente del Gobierno, se cerró filas con Igualdad y se intentó exponer los beneficios y adelantos del texto legal. Pero la grieta se abre ahora de nuevo tras las palabras de la número dos de Irene Montero.
«De los creadores de ‘las personas van a ir al registro a cambiarse de sexo todas las mañanas’ llega… ‘¡Los violadores a la calle!’ (…) Miles, oleadas», fue uno de los comentarios que realizó, entre risas, Rodríguez, durante su participación en una mesa redonda organizada esta semana por Podemos bajo el lema Feminismo para todo el mundo ¿Qué está pasando con la violencia machista?. Ministras socialistas como Isabel Rodríguez, Reyes Maroto o Pilar Llop afearon sus palabras. Desaprobaron su tono. «Es un tema que no conviene frivolizar». «No son unas palabras ni un tono afortunado», resumieron fuentes gubernamentales.
«Las palabras son injustificables. No están a la altura de la responsabilidad que supone un cargo de tanta trascendencia, más si cabe en estos momentos. Debe rectificar», lanzó Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE. Pero el reproche queda ahí. El PSOE, pese al malestar, se cuida de cruzar la frontera de exigir responsabilidades, el cese o la dimisión. Sería abrir la caja de los truenos en el pistoletazo de salida de la precampaña en este año electoral. Desenfundar una crisis de imprevistas consecuencias con su socio. El PSOE manda en sus ministerios y Unidas Podemos en los suyos. Eso, en principio, ata a La Moncloa.
Las palabras son injustificables, más si cabe en estos momentos. Debe rectificar
“Noticias falsas y manipulaciones”
Y ello pese a que si produjo enfado y estupefacción las palabras de Rodríguez, lo hizo aún más su reacción, que lejos de matizar o rectificar lo expresado, lo achacó a «bulos, noticias falsas y manipulaciones, que ridiculizan y tergiversan las políticas de Igualdad». Un parapeto que respaldó la ministra Irene Montero. Desde el PSOE mostraron su estupefacción al constatar que sus declaraciones se pueden ver y escuchar y que su intervención obliga a «disculparse» y «retractarse» cuanto menos. No se entendió ni se comprende que bromeara con un asunto como las condenas por violencia de género y menos aún que usara el paraguas de la «manipulación», siendo comprobable lo que dijo y cómo lo dijo.
No es la primera polémica que protagoniza Rodríguez (Pontevedra, 1989), procedente de la rama gallega de Podemos. Antes de las primeras peticiones de revisión a la baja de condenas por delitos sexuales en aplicación de la nueva norma, el pasado 19 de octubre escribió en su cuenta de Twitter: «Recordemos que en este tipo de noticias que estamos viendo los abogados que intentan que las penas se rebajen son los abogados de los presuntos violadores. Son propaganda machista, un intento desesperado de la defensa».
Un mes después, cuando empezaron a hacerse efectivas, criticó a quienes tenían «la cara de decir» que era «un problema del Ministerio de Igualdad» en vez de, a su juicio, «un problema de interpretación del Código Penal». «Lo primero que ha hecho el Consejo General del Poder Judicial es decir que a lo mejor la Ley Montero está mal y no formar a sus jueces en materia de género», denunció en una comparecencia en el Congreso. «¡Fórmense, señores jueces, fórmense!», llegó a proclamar la secretaria de Estado de Igualdad, que es licenciada en Filosofía.
De su departamento también salieron dos campañas publicitarias que levantaron una fuerte polvareda. En una de ellas, para reivindicar un verano «sin estereotipos ni violencia estética» contra los cuerpos, dos modelos británicas denunciaron que se habían usado fotos suyas sin su consentimiento y que a una de ellas incluso le habían borrado la pierna ortopédica en el plagio. En la otra, se animaba a los hombres a vivir un nuevo tipo de masculinidad más comprometida con el feminismo y la corresponsabilidad en el hogar y que se lanzó bajo el lema El hombre blandengue en alusión a la expresión machista acuñada por El Fary para referirse a estas personas.
La número dos de Montero fue nombrada secretaria de Estado de Igualdad -con un sueldo de 119.566 euros- en septiembre de 2021 en sustitución de Noelia Vera tras el anuncio su retirada de la política. Cinco años antes había sido denunciada por llamar “puta coja” a la entonces líder de Podemos en Galicia, Carmen Santos, que tiene movilidad reducida.
Ya durante su etapa como miembro del Gobierno, Rodríguez Pam, que ha declarado públicamente su bisexualidad, ha sido muy combativa en la defensa de la Ley Trans, que ha generado muchas tensiones internas en el seno de la coalición. Además, formó parte del grupo de acompañantes de la ministra Montero en su viaje a Nueva York a bordo del Falcon.
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