El uso de los pagos electrónicos vive un avance decisivo tras las restricciones que impuso el Covid-19. Hoy crece a ritmos del 30%, favorecido también por el turismo, la “explosión” del comercio electrónico y “que se han lanzado muchos productos y servicios innovadores para mejorar la experiencia del pago del usuario con tarjeta”, explica Eduardo Prieto, director general de Visa España. A pesar de las incertidumbres que rodean 2023, se muestra optimista y sitúa entre sus objetivos digitalizar las pymes y llevar la tarjeta a nichos donde queda mucho por hacer como el transporte o el sector público.
¿Qué balance realiza de 2022 y qué proyección de expansión de los pagos hay en un 2023 de tantas incertidumbres?
El año 2021-2022 ha sido un ejercicio de transición. Hemos pasado de una época de pandemia con muchas restricciones a que los pagos digitales se hayan acelerado notablemente. Con datos del Banco de España, el número de transacciones crece a ritmos del 30% y a doble dígito también el volumen de compras de los titulares. ¿Por qué estos datos tan positivos? Se han abierto las fronteras. España es un país muy receptor de turistas y también los españoles viajamos fuera. En segundo lugar, se ha producido una explosión del comercio electrónico y en tercer lugar se han lanzado muchos productos y servicios innovadores para mejorar la experiencia del pago del usuario con tarjeta como los pagos móviles, con la tecnología contactless o los wereables. Para 2023, es cierto que hay incertidumbre económica, pero pensamos que los pagos digitales van a seguir creciendo. En España tenemos una penetración de pagos con tarjeta sobre el consumo privado más baja que otros países de Europa como Francia, Portugal, Reino Unido y ya no te digo los países nórdicos. Por lo tanto, nuestra posibilidad es mayor y hay mucha oportunidad de capturar volumen de efectivo en la economía.
¿Cuáles son las prioridades de Visa?
Una de las iniciativas más importantes que tenemos es digitalizar a las pymes españolas. Son el 99% del tejido industrial y más de un tercio no están digitalizadas. Aquí tenemos una tarea a nivel mundial de ayudar a digitalizar a 50 millones de pymes (8 millones en Europa) y hemos ayudado a hacerlo a 2 millones. En España hicimos un estudio y el 73% nos respondió que los pagos digitales les han ayudado a conseguir sus planes de negocio. Gracias a ellos muchos comercios han podido mantener la actividad durante la pandemia. Queremos también seguir lanzando productos innovadores y apoyando a todo un ecosistema fintech que permite crear soluciones y lanzarlas al mercado con mucha agilidad.
El consumo es el que primero se resiente cuando vienen mal dadas ¿observan algún tipo de deterioro o un repunte de los impagos en tarjetas?
No tenemos esos datos. Lo que sí tenemos es el nivel de fraude que es uno de los puntos súper importantes para nosotros por la seguridad de los pagos. Ahí invertimos muchísimo dinero para proteger a los consumidores y a las entidades. En los últimos cinco años hemos invertido 9.000 millones en herramientas para prevenir el fraude. Reducimos o paramos casi 25.000 millones de dólares de transacciones fraudulentas y los niveles de fraude están por debajo del 0,1%, y en España estamos por debajo.
Acaban de aliarse con la fintech Wipay ¿qué retos se imponen con el acuerdo?
Es muy, muy importante porque, aunque España es un país muy terminalizado, todavía quedan verticales donde el pago digital está limitado, como pueden ser parkings, administraciones públicas, ayuntamientos.., y nos vamos a apalancar en jugadores como Wipay para ampliar esa aceptación. En Madrid o en Barcelona puedes pagar el parquímetro con tarjeta, pero te sales de las principales ciudades y necesitas el efectivo. O en administraciones Públicas. En grandes ayuntamientos puedes pagar muchos de los servicios a través de banca electrónica o de un medio de pago electrónico, pero no lo tienen todas y tenemos más de 5.000 ayuntamientos. Wipay también nos va a ayudar con la movilidad urbana en, por ejemplo, la recarga de coches eléctricos. Estamos trabajando para que haya una uniformidad en la legislación para la recarga de coches eléctricos y España dentro de unos años tiene que conseguir un número de electrolineras que hoy no tiene para afrontar toda la demanda.
¿Y dónde quieren estar con Pecunpay?
Con Pecunpay, que es otra fintech, hemos lanzado el servicio Visa Direct y es para mandar dinero al instante a cualquier tarjeta Visa. Igual que puedes mandar dinero a una cuenta de cualquier persona, puedes hacerlo con la tarjeta. Lo lanzaremos en las próximas semanas en una primera fase en Europa y España y después a nivel a nivel mundial. Aquí ya está operativo, pero no tanto de particular a particular, sino de empresas a particulares. Por ejemplo, con Uber o un rider se utiliza tecnología Visa Direct para que le abonen a su tarjeta en cuestión de segundos lo que ha cobrado ese día. También trabajamos con otra fintech, con Cobee, que permite recibir un adelanto de la nómina en la tarjeta de forma inmediata; y con CaixaBank lanzamos el Swatch Pay. Estaba Samsung o Apple con los relojes inteligentes y hemos ido un paso más allá, con un reloj que no necesita batería y puedes pagar con él en los terminales punto de venta.
¿Qué resultados está teniendo?
Los resultados son positivos, pero necesitamos un poco más de track record porque se ha lanzado hace tres o cuatro meses. Pero los wearables van a ser uno de los elementos clave, como el internet de las cosas. Tendrás tu tarjeta y después credenciales de pago en muchos dispositivos. Lo que hacemos es ir más allá y, sobre todo, cubrir experiencia de usuario que mejore lo actual para que los consumidores adopten un servicio. Si para hacer un pago es más rápido pagarlo con tarjeta que con un móvil, nadie pagaría por un móvil.
Llevar los pagos a las administraciones públicas es una vieja ambición del sector de tarjetas ¿cuentan con alguna iniciativa específica abierta?
Tenemos un equipo a nivel europeo y también en España donde estamos trabajando con administraciones públicas en diversas líneas. Una es ampliar la aceptación de los pagos electrónicos. Otra, por ejemplo, es ayudarles a dar formación a todo el tejido empresarial. Y tenemos acuerdos, por ejemplo, con el Ayuntamiento de Madrid para ayudar, a través de seminarios, a las pymes sobre la necesidad de digitalizarse y el primer paso para digitalizarse es poner un terminal en la tienda y el segundo abrir un ecommerce. El siguiente paso es cómo ese ecommerce te da información para gestionar tu negocio, es decir, cómo vamos dando capas de ayuda. Y después también tenemos otra línea de trabajo de apoyo a la administración en el desarrollo del sandbox para ayudar a todo el ecosistema y también a las fintech para que puedan interrelacionarse y puedan probar pruebas de concepto.
El Gobierno bajó a 1.000 euros los pagos en efectivo entre profesionales o en compras como demandaba su industria para combatir los pagos informales o los pagos en B ¿es suficiente o hay que desincentivar el cash?
El cash va a seguir existiendo y va a coexistir con los pagos electrónicos. El que tiene que decidir la mejor forma de pagar es el consumidor o las empresas. Nosotros opinamos que es mucho mejor incentivar los pagos electrónicos porque, al final, tienes mucho más monitorizado todo el dinero y el impacto en la economía, en lugar que regular o limitar el uso de efectivo. En Italia, por ejemplo, hicimos un programa que se llamaba “Cashless Italy” e incentivaba a los comercios a aceptar pagos electrónicos porque incrementaba la recaudación del IVA. Allí la penetración del pago con tarjeta es inferior a la de España y tomaron la doble medida de limitar el uso del efectivo y fijar el plan de incentivos. Ha incrementado el uso del pago electrónico.
¿Se trata de un incentivo fiscal?
Efectivamente fiscal, tanto a los titulares que pagaban como a los comercios porque, al final, tienes que ayudar. Pero puede ser fiscal o de otro tipo porque lo que estás es ayudando con otra herramienta más para digitalizar a los comercios. Y toda la información que les facilita les ayuda a hacer mucha más predicción de su negocio. En el sector turismo, por ejemplo, vemos que ayudamos a predecir la demanda, el origen de los turistas o en la gestión de la logística del restaurante.
¿Quedan sectores o actividades que se resistan al pago con tarjeta?
Quedan nichos, por ejemplo, la movilidad urbana y el transporte público. Estamos trabajando con más de 100 ciudades en Europa y en España, por ejemplo, con Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao para que tu título de transporte sea un medio de pago electrónico. A día de hoy, en la MTE de Madrid puedes pagar con cualquier tarjeta. En los autobuses de Barcelona igual. En cercanías igual. Hemos visto que, otro dato, se han incrementado las transacciones en movilidad urbana más de un 70% porque tu tarjeta es tu título de transporte. Estamos trabajando con los autobuses de Madrid y de Barcelona, con el Metro de Sevilla y Madrid y también con los interurbanos. Esto es un nicho vertical en el que el medio de pago electrónico no está del todo implementado. Pero también ocurre, por ejemplo, en los parquímetros, en instalaciones públicas y deportivas, en todos los ayuntamientos, en el vending… En los quioscos estamos trabajando para terminalizarlos todos. Tenemos un proyecto con Divilo donde hacemos que el móvil se convierta en un terminal punto de venta. Descargas un software, acercas la tarjeta y pagas. Con Divilo también trabajamos con Cabify, hemos hecho un piloto y se está expandiendo en toda España. Los conductores prefieren recibir el pago con tarjeta antes que con efectivo. Tiene mucha más seguridad y con su teléfono móvil pueden aceptar el pago.
Entiendo que ahí no llega la tarjeta por un problema de despliegue tecnológico, pero ¿quedan negocios que se nieguen a aceptar las tarjetas para no pagar comisiones?
Cada vez hay menos porque los usuarios prefieren pagar con un medio electrónico que con efectivo. Es un tema de supervivencia: si yo tengo un comercio y cuando les pido efectivo a mis clientes dicen “no llevo” ¿cuál es la alternativa? Y cuando realmente explotan esa oportunidad y ven que es ventajoso y que el coste es muy reducido lo adoptan. Cada vez estamos viendo algunos casos de comercios que solo aceptan medios de pago electrónicos por temas de seguridad, de control y por temas de gestión del cash, de la logística del manejo. Al final gestionar cash tiene un coste.
Me cita a mucha fintech ¿no se enojan sus clientes tradicionales, los bancos, de tanta alianza con sus competidores?
No, porque, al final, la mayor competencia ayuda a desarrollar mucho más las iniciativas en España y, afortunadamente, tenemos unas entidades que, en pagos electrónicos, están muy avanzadas. Yo diría que es uno de los mercados más avanzados en pagos digitales del mundo. Entidades como BBVA, Santander, como Caixa son líderes mundiales en pagos electrónicos por la tecnología que utilizan y la penetración del pago móvil es de las más altas de Europa.
¿Qué más tienen en el laboratorio de innovación y serán apuestas de futuro? ¿La biometría, por ejemplo?
Vamos a seguir viendo soluciones que mejoren la usabilidad y que ayuden a los consumidores a pagar y a cobrar de forma mucho mejor. La biometría es uno de los pilares más importantes porque te sirve para autenticarte en una transacción. Los pagos invisibles van a tener más presencia en nuestro día a día. El mejor ejemplo es un Cabify o un Uber. Es la tarjeta, que es un elemento físico, y después tienes credenciales de pago en muchísimos otros dispositivos. Tú tendrás el control de dónde tenerlos: si los quieres en el reloj, en el móvil, si los tienes en una web, en Spotify.., y tú vas a poder activarlos y desactivarlos, porque son tus credenciales de pago. Otro de los puntos también importantes que estamos trabajando es con el open banking, que empodera al consumidor y le da mucho más control de sus finanzas.
Al mundo de los pagos están llegando muchos operadores externos, incluso telecos que están montando bancos, compañías de distribución, energéticas.., ¿por dónde va a discurrir la actividad?
Lo que vemos es que el sector de los medios de pago tiene mucho potencial de crecimiento y por eso muchos jugadores están entrando. Ahora bien, yo creo que los jugadores tradicionales, las empresas como Visa, que lleva más de 50 años, tienen una base, una plataforma muchísimo más fuerte para poder tener éxito. Y vemos también partnership entre grandes empresas que no se dedican en pagos con entidades financieras para desarrollar soluciones que realmente cubran una necesidad.
¿Cómo afronta Visa el fenómeno del “compra ahora y paga después” (buy now, pay later)?
Las soluciones de buy now pay later ayudan a comercios a dar facilidades de financiación. Aquí es muy importante que haya un marco regulatorio que aplique a todos los jugadores que entren a ofrecer financiación y que ayuden a los comercios a financiar sus compras. Que tanto las nuevas fintech o fintech existentes como bancos tradicionales tengan el mismo marco regulatorio para poder competir en igualdad de condiciones porque lo más importante es que el ecosistema evolucione y que todos tengan las mismas reglas para jugar.
¿Qué riesgos encaramos si no se regula?
Pues que haya entidades que asuman mucho más riesgo ofreciendo esa financiación y, si hay algún tipo de fallo o una de las empresas que facilitan ese buy now pay later tiene problemas, impacta a todo el ecosistema. Es muy importante mantener esa supervisión y tener un marco regulatorio igual para todos.
¿Cómo se encara desde Visa la eventual introducción de la llamada ‘Visa española’?
Yo personalmente pienso que introducir una solución de pago nacional ayuda a que haya mucha más competencia, pero es muy importante que si finalmente se lanza mantenga los mismos niveles de seguridad, de facilidad con los usuarios, de garantía de pago.., y, sobre todo, que también ofrezca las mismas oportunidades al cliente para poder elegir cómo tienes que pagar. Es decir, que le des la opción al titular de elegir si paga con su Visa o con su solución doméstica y elegirá con la experiencia de usuario, la garantía que te da, la fiabilidad, la seguridad, el medio de pago que mejor prefiera para pagar. Por otro lado, y como para seguir incentivando la adopción de nuevas tecnologías y mantener los niveles de seguridad altos se necesitan realizar inversiones, yo creo que hay jugadores como Visa que estamos mejor posicionados para el futuro que posibles soluciones domésticas.
¿Qué objetivos tiene Visa en España?
España es un país prioritario para Visa tanto en Europa como a nivel mundial y tenemos un plan muy ambicioso. Creo que tenemos muchísima oportunidad de seguir creciendo y fortaleciendo la tendencia en la penetración de pagos electrónicos. Vemos muchas oportunidades de negocio en los verticales donde todavía no hay aceptación de pagos con tarjeta y pensamos que los bancos tradicionales que están compitiendo de tú a tú con fintech van a seguir desarrollando soluciones con nuestra ayuda que mejoren la experiencia de usuario. Queremos seguir siendo líderes en toda esta evolución que pensamos que va a ocurrir en los próximos cinco o diez años.