Ya fuera de la Cámara de Diputados y adentro de la sede del gobierno porteño en Uspallata, Waldo Wolff se refugia en su búnker del barrio de Belgrano: una amplia oficina vidriada, con juego de sillones en blanco y un imponente escritorio. El flamante secretario de Asuntos Públicos de Horacio Rodríguez Larreta hace de anfitrión debajo de una serie de fotografías de sus “seres más queridos”: su familia y su mascota. “Entré siendo diputado con cinco asesores y me voy con la misma gente. No estoy en la política para hacer plata. Esto lo puse con mis propios recursos”, avisa a modo de presentación.
Su apellido fue título de los medios la semana pasada como parte del rediseño del gabinete que presentó el alcalde de la Ciudad y aspirante presidencial por el PRO. También incorporó al economista Martín Redrado –la mayor sorpresa– y a la legisladora Silvia Lospennato. “Mi rol será el de la vocería institucional: una persona que se especialice en la defensa política y mediática de la gestión, en la exposición y el debate de la gestión”, justifica Wolff.
Gambetea que toda la jugada se trate de una cuestión electoral, pero ya asume el cargo de ser un pararrayos de Larreta, sabiendo lo empinado que será la disputa presidencial: “¿Qué diferencia hay entre Horacio convocando a Redrado y Mauricio a Pichetto?”, ataja ante las críticas, sobre todo internas, por la llegada del ex presidente del Banco Central del kirchnerismo, que en un potencial gobierno nacional de Larreta ya suena como canciller. “Es una ampliación del espacio”, refuerza como argumento.
“Es lógico que un ministro de Justicia hable con jueces, el tema es qué dice”, dice sobre Marcelo D’Alessandro, de quien se revelaron nuevos chats con jueces, luego de que se conociera que viajó al Sur con funcionarios judiciales y directivos del Grupo Clarín. Wolff también hace una defensa “institucional” sobre el diputado Gerardo Milman, denunciado por llamativos contratos personales.
Y siendo un “halcón” en el nido de “palomas” del jefe de gobierno, devuelve los cuestionamientos de la trinchera de Patricia Bullrich, la principal contrincante electoral de Larreta, de quien se “divorció” políticamente hace siete meses. “El que me trata de traidor por pensar distinto tiene una actitud kirchnerista”, retruca Wolff.
–¿Por qué Larreta lo sumó a la Ciudad?
–Actos públicos son todos los que hace la Ciudad y Horacio me convocó para que siga haciendo lo que hago, con el respeto de mi línea política, fijando posiciones políticas e institucionales del PRO.
–¿Que lo haya designado a ese cargo demuestra que hasta ahora había un déficit en eso en la Ciudad?
–Yo creo que hay un déficit en la política en general. No quiero poner a la Ciudad en un lugar que no tiene. No hay vocería política profesional en toda la política.
–¿Cerruti en la Casa Rosada no sería un caso paralelo?
–Cerruti es la apuesta del Gobierno en una vocería profesional, pero yo no voy a hablar de ella. No me siento identificado con el rol de transmitir noticias, porque para eso sacas gacetillas. Yo soy un actor político dentro de la Ciudad, que fija posiciones y que las debate.
–¿Cuánto tiene que ver su designación en la aspiración presidencial de Larreta?
–Eso se lo tenés que preguntar a Larreta. No lo sé, ni se lo pregunté a él. Es posible. Tal vez él entendió que este era el momento de ampliar cargos, funciones y la política.
–¿El rediseño del gabinete en estos días no tiene que ver necesariamente con una plataforma electoral?
–No me consta. A mí me gustó el desafío, es lo que me interesa y sé hacer. Y qué mejor que hacerlo en el gobierno que tiene mi partido, y de manera profesional y con un equipo multidisciplinario. Hay un win-win.
Alguien ponía un tuit que Redrado dijo algo del dólar de Macri… ¿y yo no tuve que abrazar a Miguel Ángel Pichetto, que fue miembro informante del memorándum con Irán? ¿O de la 125? ¡Y lo abracé! Porque entendí que en ese momento había que abrazarlo
–¿Qué hay que defender hoy de la Ciudad? El caso de la coparticipación disputada con la Nación en la Corte es el paradigma actual.
–Hoy estás defendiéndote de un ataque, como fue un ataque cuando sacaron los fondos. Sí hay una tarea que siempre se puede mejorar que es comunicar la ciudad de Buenos Aires, que es la capital de la Argentina. La ciudad es un lujo. Por ejemplo, hay récord de turistas extranjeros, es una ciudad cosmopolita, tiene el menor índice de inseguridad de Latinoamérica… Todo esto hay que comunicarlo. Mostrar lo que tenemos y defendernos de los ataques, que son muchos. El Presidente decía el otro día en el norte del país que ellos no tienen agua y nosotros tenemos subte, como si fuera culpa nuestra eso. Tenemos mucho para mostrar al país. Incluso para que la gente del norte que no tiene agua entienda que, no solamente debe tener agua, sino ciudades mejor, que les dé bienestar.
–¿Cuán más fácil es administrar una ciudad con una manta larga como la que tiene CABA?
–Buenos Aires es una ciudad que genera mucho y tiene sus facilidades para generar recursos. Pero hay muchísimos lugares en el país donde hay mala administración política. Reconozco que acá es más fácil, pero también reconozco que hay lugares por debajo de sus posibilidades por decisiones políticas y de mala gestión.
–¿Políticamente les hace un favor Alberto y Cristina poniéndolos en el centro? ¿Lo de Corte fue un gran favor de vidriera, pensando en un año electoral?
–En la foto puede ser, pero en la película no favorece a nadie. Esto da inseguridad jurídica. ¿Quién va a invertir en un país donde se levanta un dictadorzuelo de una republiqueta como Alberto y desconoce un fallo de la Corte Suprema?
Alberto Fernández es un dictadorzuelo. Está violentado el Estado de derecho. Cuando te ponen a calentar la olla se va calentando de a poco. La olla no está fría… Tampoco está hirviendo. No somos Cuba o Venezuela, pero tampoco somos Francia o Dinamarca
–¿Realmente cree que es un “dictadorzuelo”? Es un presidente elegido por el voto popular…
–No creo que lo sea, pero tiene actitudes de dictadorzuelo. Esta es una de ellas. Para que haya democracia hacen falta elecciones, pero solo con elecciones no se garantiza una democracia. Está violentado el Estado de derecho. Cuando te ponen a calentar la olla se va calentando de a poco. La olla no está fría… Tampoco está hirviendo. No somos Cuba o Venezuela, pero tampoco somos Francia o Dinamarca. En Argentina no hay funcionamiento de un Estado de derecho pleno, hay vicios de autocracia.
–La acusación del kirchnerismo es que la Corte favoreció a Larreta dándole recursos justo para la campaña electoral.
–Van a decir eso, porque siempre operan vendiendo la solución a problemas que ellos crearon. ¡Si la plata nos la sacaron ellos! Pero el Estado siempre se puede gestionar mejor. No puede ser que Alberto dé una conferencia y diga que no hay agua en el norte. Entiendo que puede ser en algunas regiones, pero acá en el conurbano falta agua. Y eso es porque la prioridad política es dar bolsones, en vez de poner la plata en caños. Tenés que encontrar un equilibrio, porque con bolsones te perpetuas, pero no le mejoras la vida a la gente nunca. Pongamos prioridades.
–El movimiento de gabinete también incluyó el ingreso de Lospennato, una diputada de JxC, pero también de Redrado, ex funcionario kirchnerista. ¿Cómo se explica lo de él?
–Es una ampliación del espacio. La política tiene una columna ideológica y otra matemática. Si yo solamente me junto con los propios me quedo ladrandole a la luna. Yo lo entendí claramente: que tenga mis posiciones ideológicas muy bien definidas no quiere decir que no entienda que en el sistema frentista no te alcanza. Vos te tenés que juntar con complementarios, porque enfrente tenes quien lo entendió muy bien para su objetivo. Se juntaron los que iban a meter presos a los ñoquis de La Cámpora con los ñoquis de La Cámpora. Ahora nosotros estamos viendo si el que está se peina a la derecha o a la izquierda, si está de acuerdo con un Estado ultraliberal o si es un poquito más socialdemócrata. Y en el frente se nos ríen en la cara. Cuando Horacio dice que se necesitan dos tercios para gobernar, es así. Se vio estos días con la coparticipación. ¿Qué diferencia hubo entre las palomas y los halcones en eso? Ninguna. Te tenés que juntar con quienes piensan parecido porque sino no te dan los números. Vos los escuchas que dicen “¡No! Es con los halcones”… ¡Pero no te alcanza, fiera! Eso es chocar con la pared. Hay una psicopatía muy particular en la política, esta cuestión binaria que plantó el kirchnerismo nos pasa adentro. Ahora hay dudas de si juntarse o no con los propios, ¿cómo es eso?
Vos los escuchas que dicen “¡No! Es con los halcones”… ¡Pero no te alcanza, fiera! Eso es chocar con la pared. Hay una psicopatía muy particular en la política, esta cuestión binaria que plantó el kirchnerismo nos pasa adentro
–¿Está dando un mensaje para Bullrich? Ella criticó las nuevas designaciones.
–Eso es una interpretación tuya. Quiero dejar en claro que tengo el mejor de los conceptos de Patricia, la considero una mujer trascendental dentro del espacio y no tengo más que palabras de reconocimiento para con ella, pero no coincido en muchas cosas, muchos menos en esta concepción de amigo-enemigo. Y mucho menos en una interna: yo soy un diputado del PRO, ¿cómo no voy a poder ir a la gestión de la única ciudad que gobernamos? Es muy complejo lo que está pasando dentro del espacio.
–En el entorno de ella lo calificaron a usted de “traidor”.
–Eso es kirchnerismo.
–O sea, ¿Bullrich o sus colaboradores hacen kirchnerismo?
–Yo digo que tratar de traidor a quien piensa distinto es kirchnerismo. Que se ponga el sombrero a quien le parezca. Te lo digo con autoridad moral: yo ingreso a la política acusado de traición a la patria. Un día alguien me hizo una causa porque yo denuncié el memorándum con Irán. Eso es fascismo, decir “yo soy el bien, y vos no lo sos”. Yo siempre cuidé a todos los miembros de mi espacio, a todos. Yo me pregunto, ¿qué traicioné? Porque se traiciona un contrato. Y la verdad es que yo no soy de nadie: no soy de Patricia Bullrich, no soy de Jorge Macri, ni de Horacio Rodríguez Larreta, ni de nadie. Entonces, no entiendo qué habría traicionado.
–Felipe Miguel acusó a Bullrich de ser “funcional al kirchnerismo” cuando fue la polémica por las vallas en el domicilio de Cristina.
–No pongas en mi boca palabras que yo no dije. Yo digo que el que me trata de traidor por pensar distinto tiene una actitud kirchnerista. Soy muy tolerante y creo en la diversidad. Es una enfermedad de los extremos querer aplastar al otro. Y yo digo que tienen derecho a existir porque representan a un sector de la población.
–¿No alcanza pararse desde ese lugar para ganar una elección o gobernar?
–No solo no alcanza, sino que está mal decir que no tienen derecho a existir. Y eso ratifica mi posición de, siendo un tipo muy firme en algunas cosas, no quedarme dentro de cierto sector que está loco. Tenemos que empezar a rascar, porque dentro de los sectores más duros también hacen sus pactos. ¿O Joaquín de la Torre no es senador bonaerense por Manes? ¿Por qué él puede estar y no Martín Redrado? Alguien ponía un tuit estos días con que Redrado dijo algo del dólar de Macri… ¿y yo no tuve que abrazar a Miguel Ángel Pichetto, que fue miembro informante del memorándum con Irán? ¿O de la 125? ¡Y lo abracé! Porque entendí que en ese momento había que abrazarlo. Entonces, ojo con decir que vos sos un traidor porque haces algo que vos sí podés hacer. Porque te transformas en eso que venimos a combatir. Vos sí podés tener a alguien que hoy entró por Manes. Yo tengo el mayor respeto por Joaquín de la Torre, pero entró por la lista de Manes. Claro que el kirchnerismo es totalmente irracional… Cristina es irracional cuando dice que hay que desaforar a Milman.
–¿Hay que abrazar a Milman?
–Se tiene que defender él. Pero alguien que está procesada y condenada te dice que hay que desaforar a otra persona…
–Pero sacando a Cristina. Yo le pregunto: ¿Tiene que seguir Milman en su cargo?
–Se tiene que defender él en las cuestiones personales. En las institucionales lo he defendido. Lo de los Copitos fue un invento.
–¿Y las denuncias de estos días de contratos personales?
–En las personales y patrimoniales se tiene que defender él.
–Le pongo otro caso, ¿Marcelo D’Alessandro? ¿Hay que abrazarlo también, porque se filtraron nuevos chats suyos?
–Ni abrazo ni no abrazo, todos nosotros estamos sujetos a derecho.
–¿Tiene que renunciar como ministro de Seguridad y Justicia?
–Yo no pongo ni saco funcionarios, no son decisiones que tomo yo.
–¿No tiene que dar explicaciones aunque sea?
–Nosotros estamos ante una enorme contradicción, porque cómo le damos verosimilitud jurídica a un chat que no sabes si es real o no. ¿Cómo le das valides? Es un dilema que no es solamente político, tiene que ver con la sociedad donde vivimos.
–Pero los chats existieron.
–Una cosa es que hayan existido chats y otra es que lo que digan esos chats sea cierto, no me consta. Porque hablar se puede hablar con cualquier, incluso con un juez o un fiscal. Hablar con alguien no es delito. Es lógico que un ministro de Justicia hable con jueces, el tema es qué dice. Y es difícil darle verosimilitud. Todos los funcionarios tenemos funciones que exceden nuestras funciones, pero el tema es darle verosimilitud y ver qué se dijo. Y eso son explicaciones que tiene que dar él, no las tengo que dar yo. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Yo no tengo que salir a explicar si esos chats son ciertos o no, alguien tiene que probar que lo son.
–¿No está mal el viaje que hizo con funcionarios judiciales y directivos de Clarín?
–Hay cuestiones que son políticas y cuestiones que son jurídicas. Yo creo que él ya dio las explicaciones y esas cosas tiene que hacerse cargo cada uno. Y hay una causa y tendrá que presentarse. Lo político es opinable, para algunos sí, para otros no… Lo jurídico es otra cosa. Y te voy a decir más, el problema de la grieta que nos complica como país no es moral, sino es institucional. El kirchnerismo vino a violar el pacto constitucional, no cree en la división de poderes, no cree en que si se juzga a alguien de su partido tiene que ir preso.
–En la discusión de PRO, ¿tratar a otro de traidor también es una cuestión moral?
–¿Cuál es mi traición? ¿Alguna vez dije que Patricia Bullrich era mi candidata a presidenta? ¿Ocupé un cargo alguna vez en la estructura de Patricia? Hace mucho tiempo que dejé de estar en el armado de Patricia. Hace seis o siete meses que tuvimos diferencias metodológicas y yo decidí no estar en su armado. ¿Entonces, por eso soy un traidor? En todo caso soy una persona que en algún momento caminé al lado de Patricia porque coincidíamos en muchas de las actividades que nos unían los valores. Hoy me siguen uniendo los valores pero no estoy en su armado. Es complejo eso. Yo durante muchos años no caminé el espacio de Larreta, pero no lo consideraba un traidor.
Si Macri juega, todos se la tienen que bancar (…) El costo de los jarrones grandes es que ocupan lugares. Querer correrlos tiene la misma locura de decir “solamente con los halcones”. Mauricio es Mauricio, con todo lo enorme y bueno que tiene.
–El tema es que, ante la llegada de las elecciones, se van acomodando los melones en el carro…
–Sí, pero esta es una discusión que voy a llevar adelante. Vos me tenés que decir cuál es mi traición. A vos te traiciona una pareja si firmaste fidelidad y te descubre con otro. Ahora, el día que vos le dijiste a tu pareja “no te quiero más, voy a caminar a otro lado”…
–¿El ofendido se puede sentir traicionado, pero es un tema del otro, no de uno?
–Pero es un tema psicoanalítico.
–Hablando de la interna, usted acompaña la precandidatura de Jorge Macri en la Ciudad, donde también están Fernán Quirós, Soledad Acuña y Emma Ferrario. ¿Está muy copada de amarillos la interna porque Lousteau es muy competitivo?
–Va a tener que haber un solo candidato amarillo. El que más mida va a ser candidato. Está abierto para que se anoten todos los que quieran. Uno va a llegar.
–¿Puede Vidal ser una candidata también?
–No lo sé, no me consta. Es una hipótesis. Para mí Jorge Macri es el mejor candidato para representar al PRO.
–¿En ese movimiento de fichas podría Bullrich ser candidata en la provincia de Buenos Aires?
–No la veo porque se ha expresado en ser presidenta.
–¿Mauricio Macri que tendría que hacer en todo esto?
–Él dijo que no quiere ni que lo pongan ni que lo saquen, así que yo no voy a decir qué tendría que hacer a quien formó este partido y fue miembro fundador de esta coalición. Voy a respetar lo que él decida.
–¿Su candidatura no funciona como espejo a la de Cristina?
–No… Mauricio camina libremente por la calle, no tiene causas.
–Digo en el sentido político.
–Es una decisión que tiene que tomar él. No me gusta ponerme en exégeta de un tipo de la envergadura de Mauricio.
–¿Su indecisión no complica el armado interno de PRO como la de Cristina en el FdT?
–No sé si la palabra es complica. Lógicamente que son personas que tienen mucho peso dentro de cada espacio, pero tienen derechos. Es un poco déspota decir qué tienen que hacer. Hay que bancarlos…
–¿Si juega, Larreta se la tiene que “bancar”?
–Todos se la tienen que bancar. Esto es lo mismo a la discusión del padre que crea la empresa y se la deja a los hijos, pero hay quienes no le gustan cuando empiezan los quilombos con el padre. El costo de los jarrones grandes es que ocupan lugares. Querer correrlos tiene la misma locura de decir “solamente con los halcones”. Mauricio es Mauricio, y con todo lo enorme y bueno que tiene una figura de ese tamaño.
–¿No es el halcón mayor?
–¿Qué diferencia hay entre Horacio convocando a Redrado y Mauricio a Pichetto? Me parece que está bien, habla bien de la versatilidad de un político que entendió que algún momento que aquel que había sido un enemigo, y con quien pudiste recomponer, se incorpore. Nada es eterno. Que yo haya sido halcón en un momento no quiere decir que en otro momento no deje de serlo.
–¿Se “halconizó” Larreta?
–Hay que definir qué es ser halcón. Larreta lo define a su manera: ¿halcón es gritar? He gritado. ¿Es poner el cuerpo? Lo he puesto. Pero también ser halcón es hacerle un juicio a la Nación y ganarle la coparticipación. Hay lugares donde se grita, lugares donde se dialoga, y lugares donde se va con un abogado. Yo no tengo ningún problema de abrazarme con Redrado, como no tuve ningún problema en abrazarme con Pichetto, después de haber sido acusado de traidor a la patria por el gobierno que él integraba.
–¿Y qué tiene que hacer Larreta con Macri?
–Vos no podes tomar de una figura con su trascendencia lo que te conviene nomás. Es un combo. No sé qué tiene que hacer Horacio, pero para empezar a Mauricio hay que respetarlo. El que te dice que Mauricio tiene que hacer tal cosa, no lo está respetando. Es al revés. Mauricio tiene que hacer lo que él considere. Y después de eso, aquellos que tengan intenciones tendrán que tomar la decisión y el riesgo político de hacer lo que ellos decidan. Muchos de nosotros estamos acá porque Mauricio hizo cosas sin preguntarnos. Yo lo respeto mucho, y soy un actor político que no le llego ni a la suela de los zapatos. Una vez que él tome una decisión, yo veré qué hago. Yo no recibo órdenes de nadie.
MC