Las redes sociales forman una parte casi fundamental de los procesos de polarización que vive el mundo en la actualidad.
Actualmente los temas resaltantes como el aborto, la migración, el racismo y la libertad de expresión se encuentran en el centro de los debates más polémicos, mientras la polarización avanza y los extremos conservadores ganan terreno.
Según un informe titulado The Hidden Drug el nivel de polarización de la conversación en Iberoamérica y Estados Unidos ha crecido un 39% en los últimos cinco años. Los temas más importantes para generar conversación (y polarización) son el aborto, el feminismo, la inmigración, el cambio climático, la libertad de expresión y los derechos humanos o el racismo.
En las conversaciones más polarizadas en Estados Unidos se suele discutir sobre la pena de muerte y los derechos humanos. Sin embargo, el estudio advierte que en los últimos meses el debate sobre el racismo ha perdido fuerza ante temas como el aborto, el cambio climático y la inmigración; el feminismo ni siquiera está entre los grandes asuntos de debate.
Aunque en Iberoamérica el feminismo es un tema de controversia, en el país queda amortiguado por la charla sobre los derechos reproductivos de las mujeres.
Uno de los puntos de inflexión en la charla de los estadounidenses son las elecciones presidenciales de 2020 que, cuando se tocan, suele desencadenar una charla intensa con extremos muy polarizados. Pero, aunque los conservadores han ganado adeptos, Estados Unidos tiene una tendencia en aumento hacia las voces progresistas.
Este hipótesis se comprueba con el resultado de las elecciones de medio término de 2022, en las que los republicanos más extremos se quedaron esperando que los estadounidenses apoyaran a los candidato del expresidente Donald Trump, escenario que no sucedió.
La polarización: un tema de larga data
Una encuesta de Public Agenda/USA Today/Ipsos Hidden Common Ground revela que la mayoría de los estadounidenses creen que la hostilidad política y la división son un grave problema en EEUU, el estudio fue publicado en diciembre de 2021.
En aquel entonces, el 72% también creía que sería positivo que los estadounidenses rechazaran la hostilidad política y la división y se centraran más en sus puntos en común. Pero solo 39% veía posible un cambio favorable en los próximos 10 años.
Ocho de cada 10 estadounidenses consultados creen que la hostilidad política y la división en los medios de comunicación (81%), entre los políticos (81%), entre los estadounidenses de a pie (81%) y en las redes sociales (80%) es un problema grave.
La polarización es un tema que incluso comienza a afectar a las familias: un tercio (32%) afirma que se le ha dificultado llevarse bien con amigos o familiares debido a temas como la política y la pandemia.
Ya en diciembre de hace un año tres de cada 10 personas estaban más preocupados por el hecho de que los estadounidenses no sepan cómo hablar de sus desacuerdos y conflictos de forma constructiva, mientras que uno de cada 10 (11%) están más preocupados por el hecho de que los estadounidenses tengan demasiados desacuerdos fundamentales y valores contrapuestos. A la mitad (50%) le preocupan ambas cosas por igual.
Siete de cada 10 (71%) estadounidenses afirman que, en comparación con 2020, han evitado a menudo o a veces hablar de política con alguien cuyas opiniones políticas son opuestas a las suyas.
Tres cuartas partes (73%) de los estadounidenses afirman utilizar las redes sociales a menudo o a veces, y de ellos, el 76% dicen haberse sentido hartos de cómo se habla de política en las redes sociales.
A la mitad (53%) de los usuarios de las redes sociales les ha gustado, publicado o compartido algo que pone de relieve los puntos en común de los estadounidenses; pero solo a dos de cada cinco (38%) les ha gustado, publicado o compartido algo de alguien con quien no suelen estar de acuerdo en política.
En los últimos 12 meses, una cuarta parte (25%) de los estadounidenses afirma haber terminado a menudo o a veces una relación con alguien con opiniones políticas diferentes.
De hecho, el 73% de los estadounidenses está de acuerdo en que es bueno que las personas tengan puntos de vista políticos diferentes, incluidos algunos con los que no están de acuerdo, y 71% afirma que pueden aprender algo hablando con personas cuyas opiniones políticas son opuestas a las suyas.
¿Cuál es la solución ante la polarización?
Hoy, 1 de cada 4 personas está expuesta a la polarización extrema, esa cifra alcanzará a 2 de cada 4 para 2040, según el informe The Hidden Drug.
Para los autores del informe la mejor forma de combatir la polarización es hacerse cargo de la responsabilidad y el deber de estar informado a través de múltiples fuentes y medios que permitan a los ciudadanos establecer creencias falibles, pero que al mismo tiempo le permitan reconocer la autoridad de discrepar.
Esta es una opinión que comparten 65% de los estadounidenses que afirman creer que la creación de fuentes de noticias más precisas, fiables y accesibles ayudaría a unir al país, al igual que reducir la influencia del dinero en la política y el poder de los intereses especiales.
“Levy (2022) lo explica mediante la lógica de la “recomendación”: siempre, en cualquier contexto, formamos nuestra propia opinión a partir de la recomendación de los demás y la presunción de que las recomendaciones de algunos están más autorizadas que las de otros, lo cual no obsta para que reservemos un margen de autonomía si la recomendación en la que hemos confiado resulta que no estaba fundada (resulta que el restaurante que nos recomendó un amigo reconocido por su buen gusto no cumplió con las expectativas)”, cita el documento.
Los autores del informe, además, resaltan que la polarización tiene efectos en los seres humanos, más allá del mundo digital. El consumir a diario contenido polarizado (que solo busque satisfacer nuestro sistema de creencias u opiniones) nos convierte en personas depresiva, intolerantes, dependientes e irritables, que siguen el camino del distanciamiento social, viven en un entorno de crispación generalizada y trae como consecuencia el aumento de los discursos de odio.
Por eso, tenemos la responsabilidad de crear esos espacios de conciliación, relajamiento y pausa para encontrar un camino de salida a la polarización.