Este año que termina ha sido testigo de un éxodo irregular e imparable de cubanos hacia Estados Unidos, lo que convierte a esta estampida en la mayor ocurrida en la isla desde 1959.
Hasta el 30 de noviembre pasado, 290.338 cubanos entraron a territorio estadounidense por las fronteras terrestres, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP), lo que representa un récord absoluto, mientras que 6.182 abandonaron la isla por mar en el año fiscal 2022, que terminó el 30 de septiembre, de acuerdo a estadísticas de la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG).
Este último dato es revelador si lo comparamos con el año anterior, cuando fueron detenidos 838 balseros, y podría crecer aún más en el presente año fiscal.
Sólo en los tres últimos meses del 2022, la cifra de cubanos detenidos en su intento por llegar a las costas del sur de Florida creció exponencialmente, con 4.076 interceptados desde el 1 de octubre, según reportes del Séptimo Distrito de los guardacostas, con sede en Miami.
Este movimiento irregular desde la isla supera el puente marítimo Mariel-Cayo Hueso, en 1980 (125.000); y la crisis de los balseros, en 1994 (35.000).
Y todo esto, pese a que el USCG ha trabajado con una política de tolerancia cero y ha aumentado las patrullas por tierra y aire compuestas por diversas agencias. Su objetivo es evitar la pérdida de vidas en el mar, e interrumpir la migración ilegal marítima utilizando fuerzas del Departamento de Seguridad Nacional.
Sin embargo, cerca de 70 balseros perdieron la vida en el mar o, simplemente, desaparecieron en naufragios en las inmediaciones de los Cayos del sur de Florida.
Lamentable fueron los hechos en Bahía Honda, cuando una lancha de Tropas Guardafronteras embistió a otra procedente de Miami que se disponía a llevar hacia Estados Unidos a 23 cubanos. El balance fue de siete muertos, incluida una niña de dos años de edad, y varios heridos.
Otros cubanos, sin que se conserven las estadísticas, perecieron arrastrados por las fuertes corrientes del Río Bravo, o a manos de los coyotes que se venden como simples guías para cruzar la temible selva del Darién, entre Colombia y Panamá, y el posterior trasiego por América Central.
Según cifras del Ministerio de Seguridad de Panamá, 5.530 cubanos atravesaron el Darién, uno de los principales corredores para los migrantes de diferentes nacionalidades del mundo que aspiran a llegar a Estados Unidos.
En el transcurso de 2022, funcionarios de Estados Unidos y Cuba conversaron en dos ocasiones sobre temas migratorios en sendas reuniones en Washington, en abril, y en La Habana, en septiembre.
También en septiembre, Tropas Guardafronteras cubanas y el Servicio de Guardacostas estadounidense celebraron un encuentro técnico para abordar la lucha contra la emigración irregular, el tráfico de personas y drogas, así como la búsqueda y el salvamento marítimo, según informaron las partes.
Entretanto, más de 20 miembros de la sociedad civil independiente cubana, la mayoría por presión de la policía política, se vieron obligados a emigrar a países de las Américas y Europa.
Un caso peculiar este año fue el del piloto cubano Rubén Martínez, quien aterrizó en un apartado aeropuerto del sur de Florida al mando de una aeronave del servicio nacional de fumigación.
Este año, Estados Unidos otorgó las 20 mil visas de inmigrantes a solicitantes cubanos, tal como prevén los acuerdos entre las dos naciones. Washington anunció, además, que este 4 de enero empezará a procesar visas para inmigrantes en La Habana, luego de que iniciara en mayo la emisión “paulatina” y “limitada” de visados por reunificación familiar.