Marco F. Alvarado
Dirección de Empresas
malvarado@ice.co.cr
Desde diferentes instancias del Gobierno Central, (salud, agricultura, seguridad, transportes, educación entre otros) se viene escuchando o leyendo con frecuencia que no hay presupuesto (dinero) para resolver rápida y asertivamente, una importante cantidad de problemas. Al menos no con la rapidez que se requiere o que el contribuyente necesita.
Entre las razones que revelan, no tener dinero, se debe a que nos mantenemos financieramente
aún, con muy altos niveles de endeudamiento, (un 70,1% del PIB,) que se complementa de forma
fatídica con la evasión fiscal . (la evasión, elusión y mora en los impuestos de renta y ventas se
estiman en 8,2% del PIB, de acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda para el 2016)
No es el objetivo de esta nota, definir el podio de cuál de los factores contribuyen más significativamente a nuestra crítica condición financiera como país.
Como contribuyente, me siento sofocado de una plétora de condiciones que amenazan de forma directa o indirecta nuestro bienestar y estabilidad social.
Administración del cambio.
Entre las más reconocibles características de los líderes en las organizaciones, se manifiestan por una eficiente comunicación y escucha, capacidad de convocatoria y convencimiento, implementación asertiva de las propuestas, control del cambio y doy un muy alto peso a la negociación y capacidad de generar y cumplir acuerdos. Esta característica está habitualmente acompañada de variables fundamentales , como lo es el sacrificio o bien el factor de recompensa. Ese intercambio o trueque (negociación), se reduce constantemente al análisis sobre que estoy dispuesto a ceder con el fin de obtener algo a cambio.
Todos tenemos problemas de orden público que desearíamos resolver con mayor urgencia. La manera más simple de resolver algunas de las problemáticas de nuestros servicios públicos, estaría el poner más doctores para resolver las listas de espera en la atención del sistema de salud. Colocar más policías para resolver el problema de inseguridad. Mejorar la infraestructura vial para tener un transporte público más fluido y eficiente en la ciudad y en rutas urbanas y probablemente, innovaría en los mecanismos de la educación pública y prepararía mejor a los docentes, revisando su rendimiento y mejorando su estabilidad y condiciones de trabajo en los centros de enseñanza.
La agricultura y un modelo de negocio hacia la innovación.
La agricultura es un tema de mucho peso e importancia y sobre este particular, no sugiero se tomen nunca decisiones al calor de las percepciones o datos infundados, no sin antes lograr una objetiva mediación que nivele los pesos, necesidades y capacidades de cada uno de sus actores.
Uno de los temas que la FAO, ONU, Banco Mundial y otros importantes organismos del mundo vienen dando un importante peso, previo a la pandemia es la seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria es un tema multisectorial y multidisciplinar. Recientemente, una guerra bastante bien localizada entre Ucrania y Rusia, nos confirma que la globalización hace más difícil la seguridad alimentaria. Mantener en un relativo control la producción y el comercialización de alimentos en un mundo cada vez más globalizado agrega cuotas de impredecibilidad a la oferta. La muestra de una pandemia nos mantiene presente los riesgos de y el trabajo de prevención de enfermedades de transmisión que no exime aquellas de transmisión alimentaria.
Encontré recientemente que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos comparte que “el pronóstico sigue indicando que la producción mundial de arroz en 2022 ha disminuido un 2,4 % respecto del récord histórico de 2021”. Me pregunto yo entonces, ¿qué buscamos resolver importando arroz cuando podríamos trabajar un modelo de fomentar e incluso exportar un buen grano nacional?
Este informe de la FAO adicionalmente relata que “ según los pronósticos actuales, la utilización mundial de arroz en 2022/23 ascenderá a 519 millones de toneladas, es decir, unas 600 000 toneladas más de lo pronosticado en noviembre, pero aun así un 0,6 % por debajo del máximo histórico de 2021/22” concluye. Factores como el cambio climático, se han venido sumando a un pandemia y estos aderezados letalmente con una guerra recientemente en Europa, producen cercanas profecías de lo que una eventual escasez, podría causar al mundo.
En este contexto de indicadores, yo estudio y reflexiono un poco respecto a los decretos ejecutivos que definió bajar el arancel al arroz importado (de un 36% a un 4,5%) y el otro decreto derogando el mecanismo de fijación de precios. Costa Rica, opera por ley bajo un esquema de fijación de precios de arroz —el que paga el consumidor y el que se paga al productor— que se negocia entre los ministerios de Economía, Industria y Comercio (MEIC) y Agricultura (MAG), la Corporación Arrocera Nacional (Conarroz) y los industriales (que procesan y empacan el grano que les entregan en granza los productores).
Confirmo que se tiene la percepción que el costarricense paga el grano, a un precio más alto que el resto de los países de la región e incluso del continente.
Conarroz registra 534 productores del grano según pude confirmar.
Mi aporte va ahora sobre un área trascendental de revisión en la gestión del cambio en las estrategias. Hablo del impacto. Un buen líder es aquel que encabeza un cambio promoviendo una mejora integral sobre sus áreas de acción. Toma decisiones bien informadas y validadas. Presuponer que las fuerzas del mercado, regulen o nivelen el ejercicio de una apertura de este en un segmento que por siempre ha permanecido regulado y cerrado, es aventurado.
Difícilmente las “terapias de choque” son un mecanismo perpetuo de remedio a un mal. Podríamos incluso ver señales de un viejo adagio que dice “de una mala receta, puede resultar más cara el intento de cura que la enfermedad misma”.
Consulté un par de fuentes de confiable reputación dentro del Ministerio de Agricultura y Ganadería respecto al nivel de integralidad, planificación y previsión del riesgo que se tomó simultáneamente a los decretos y la respuesta fue que en efecto las medidas que se tomaron, fueron poco consensuadas y validadas con el segmento.
No me compete, calificar el ejercicio del decreto, sin embargo si me apropio analizar la gestión del cambio que se propuso con estos. Se erró letalmente en muchas áreas básicas en la administración de los recursos y en el tema de política pública. No se observan un consenso, una propuesta o una negociación. Se volvió más un ejercicio impositivo del cambio.
Es claro el mensaje y señal que se dejó ver en los titulares de prensa con una demagogia con dosis populistas, asegurando que si el cambio produce un bien inmediato para con algunos o muchos, es suficiente para arremeter con lo que sea necesario hacer y cambiar.
Cualquier buen cambio requiere adopción y ajuste y debería en medida de lo posible, prolongarse en el tiempo y no ser temporal. En este caso, las consecuencias pueden decantar, si bien es cierto en un precio competitivamente más bajo (momentáneamente) que el que se tenía con una fijación regulada, no obstante se debieron haber ejecutado una serie de diagnósticos, propuestas, negociaciones y acuerdos que procuren que el impacto del cambio sea constructivo o al menos, de menor afectación a quienes no se vean necesariamente beneficiados con ese cambio.
El Gobierno se pronunció con un subsidio de 3 millones de colones para aquellos productores con menos de 100 hectáreas de cultivo, con el fin de que esto les contribuya a prepararse frente al impacto que se viene con la desregulación.
¿Qué y cómo se debe proponer una política pública?
Hay evidentes áreas de mejora en los recientes decretos del arroz, partiendo de la más elemental consideración y apego a los elementos básicos de la política y su estructura que se desprenden de la Guía para la elaboración de Políticas Públicas, emanada del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica, desde su área de Análisis del Desarrollo.
En una gestión del cambio de estas, deben evaluarse el desempleo producto del decreto. Operaciones crediticias de hacendados que apostaron por una producción colocada al mercado a un precio definido previo al decreto. El mecanismo que sugiere el poder ejecutivo respecto a la diversificación en el uso de la tierra, no es tan sencillo modificar en semanas e incluso meses a entrar a regir la definición del decreto. Debe existir un visible apoyo y colaboración del Gobierno al segmento que se ve afectado por el decreto y no dejar que la suerte o bien voluntad contraída del empresario sea quien debe mitigar un 100% de las consecuencias de una política cuyo aviso, no permitió que muchos en el segmento lograran maniobrar de forma ágil y socialmente responsable al impacto de un decreto de esta magnitud.
Quizás mi emprendedora actitud vislumbra muchas oportunidades. La primera de ellas, la de contra-proponer una negociación hacia una ruta de desgravación progresiva. Oportunidad de reconvertir el modelo de negocio de la siembra en uno de vanguardia, capitalizar la capacidad instalada y músculo de la experiencia, proponiendo triplicar la capacidad productiva con modelos colaborativos de apoyo, económico, técnico, comercial y estratégico del cultivo. Acoger las mejores prácticas de la industria y trascender la oportunidad de innovación del segmento. Explorar incluso extrapolar estas operaciones a otras áreas con urgentes y necesarias dosis de crecimiento en la industria agrícola. Tenemos una marca país de muy alto prestigio, fortalecido por modelos sostenibles, ambientalmente amigables y con accesos a ambos litorales para una tentadora globalización del modelo. Costa Rica requiere apropiar y asegurar transversalidad a una propuesta de desarrollo e innovación no sólo ambiental, sino que agrícola e industrial.
Marco F. Alvarado
Dirección de Empresas
malvarado@ice.co.cr
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