La Asociación Cultural Tebeosfera (ACT) lleva más de 20 años (desde 2001) difundiendo el cómic y elaborando interesantes estudios sobre la historieta (además de presentar sus imprescindibles informes anuales sobre la situación de los tebeos en España). Su nuevo libro, Tebeoría (ACyT Ediciones) recoge recoje las ponencias presentadas en el primer Simposio Tebeosfera de estudios sobre el cómic celebrado en diciembre de 2021 en Sevilla. Un repaso panorámico de la teoría sobre historieta generada en España, gracias a una quincena de ensayos sobre diferentes áreas de trabajo, encargados a los mejores especialistas en sus respectivas materias que cubren todo el espectro de disciplinas teóricas. La publicación se complementa además con un catálogo de publicaciones teóricas sobre historieta en España entre 1868 y 2021, que es el resultado de un volcado parcial del Gran Catálogo del sitio web de Tebeosfera.
Hemos hablado con Manuel Barrero (historiador de la historieta española y director de la revista Tebeosfera), sobre este libro que ya es una publicación de referencia de las publicaciones teóricas sobre cómic en España.
-¿En qué consiste Tebeoría?
Tebeoría. Teoría sobre historieta en España es un proyecto largamente acariciado. Cuando iniciamos el proyecto Tebeosfera, hace dos décadas, teníamos claro que debíamos encargarnos de seguir respondiendo las preguntas más importantes que todo divulgador se hace sobre cualquier medio o disciplina de la cultura: qué, cuándo, cómo, quién y cuánto. El cuánto sustituye al dónde, porque la respuesta en este caso era obvia: España. Respondimos a “cuánto” (cuántos cómics se han hecho en nuestro país) con el Inventario 2012 del catálogo de los tebeos, que hemos ampliado y mejorado con el Gran Catálogo en línea de Tebeosfera. Para el “qué” (qué es cada cosa cuando hablamos de cómic) lanzamos el Diccionario terminológico de la historieta. El “cuándo” (lo relacionado con la historia de la industria) lo hemos ido respondiendo con nuestros libros de la colección Memoria de la Historieta. Para dar respuesta al “quién” hay que construir un mejor catálogo de autores, un proyecto mucho más ambicioso y en el que nos afanamos a diario. Por último, el “cómo” se refiere a de qué manera hemos estudiado nuestros tebeos, cómo los hemos conocido o dado a conocer, cómo hemos evaluado su trascendencia. Tebeoría es esto: es un repaso a qué pasos hemos dado para conocer nuestro cómic, desde los iniciales esfuerzos informativos, pasando por los primeros grupos organizados de estudiosos, los que introdujeron la historieta en la universidad, la gran eclosión de divulgadores fanzinistas de los ochenta y noventa, los que luego nos aproximamos desde muy distintas ópticas (semiológicas, sociológicas, historiográficas, etcétera) hasta llegar a la actualidad, un momento en el que el cómic se aborda desde la divulgación en todo tipo de plataformas pero también desde los estudios de la memoria, el feminismo, los estudios culturales y muy variadas disciplinas académicas.
¿Qué tiene que ver Tebeoría con el simposio de estudios sobre el cómic?
El libro Tebeoría fue planteado como un esfuerzo colectivo de grandes expertos, que, tras compartir sus conocimientos en un simposio que organizamos en Sevilla en diciembre de 2021, fueron volcados aquí. Acudieron (presencial o virtualmente) una quincena de grandes especialistas en sus respectivas materias, y el resultado fue este libro, en el que se recogen sus ponencias junto con otros trabajos adicionales, no expuestos allí, como un repaso a toda la labor divulgativa que se ha hecho en internet a lo largo de los últimos veinte años, un trabajo de Félix López, que es también el coeditor de este libro. Pero Tebeoría no solo es lo que se dijo en aquel seminario, es más, porque nos propusimos el ambicioso plan de localizar cada libro, revista o fanzine en el que hubiese aparecido algún texto relevante sobre cómics, fuesen del tipo que fuesen. El resultado es un Catálogo de publicaciones teóricas sobre historieta en España (1868-2021), que se ofrece como anexo de este libro y es, sin duda alguna, lo que más esfuerzo nos ha costado construir. ¡Nosotros mismos nos hemos sorprendido de la cantidad de trabajos que se han publicado en España sobre cómic!
¿Qué destacarías de los estudios que reúne el libro?
Buf… esto es muy complicado, porque ten en cuenta que es un libro con casi setecientas páginas, y hemos tocado diferentes modelos de aproximación al cómic. Hemos podido constatar, eso sí, que la curiosidad por estudiar la historieta surgió tempranamente. Aquí hay que aclarar que nosotros entendemos que el humor gráfico utiliza el mismo lenguaje narrativo que el cómic y por eso partimos de una fecha tan temprana en el siglo XIX a la hora de localizar los primeros esfuerzos teóricos sobre historieta. Se comenzó pronto a analizar la sátira gráfica (que se siguió estudiando durante la primera mitad del siglo XX) pero se llegó más tarde a la investigación sobre tebeos, destacando como pioneros los estudiosos de los años sesenta y setenta, como Antonio Martín, Luis Gasca, Antonio Lara y otros. Una vez abierto ese camino, afortunadamente, llegaron nuevas generaciones de divulgadores e investigadores que se tomaron los cómics muy en serio. Fue un camino largo, lento y costoso, pero en el final del siglo pasado ya estábamos varias personas desarrollando estudios sobre cómics en las universidades, y los libros sobre este medio no dejaron de aparecer. Todo eso facilitó la tarea a los que vinieron luego, y te aseguro que no son pocos los que nos han comentado que han podido desarrollar sus trabajos académicos o sus tesis mucho más cómodamente gracias a los esfuerzos que los divulgadores de aquella generación hemos ido volcando en internet (el sitio web Tebeosfera es un ejemplo de esa cualidad de referente, y sigue estando al alcance de todos de forma gratuita).
-¿Cuáles son las principales conclusiones que sacásteis?
Algunas conclusiones que se pueden obtener leyendo este enorme libro sobre cómo hemos estudiado los cómics son, grosso modo: que quedan aún amplias lagunas en el conocimiento de nuestra historieta, sobre todo la de los años treinta y cuarenta, y que queda mucho trabajo por hacer, en general, sobre lo publicado en el siglo XX. Que las aproximaciones al cómic desde la semiología, la narratología, la sociología y los estudios culturales nos han brindado trabajos muy sólidos, que poco tienen que envidiar a los de teóricos de otros países. Que la divulgación del aficionado y a pie de calle ha tenido gran importancia, siendo muy abundante sobre todo la desarrollada sobre superhéroes y sobre manga, propiciada en muchos casos por libreros o por fenómenos puntuales. Que el cómic se ha abierto paso de forma sorprendente en el ámbito académico, viviendo ahora mismo un momento dulce en ese sentido, y que brinda corpus muy atractivos para quienes desean emprender cualquier estudio sobre la memoria histórica, estudios de género o incluso de aplicación a disciplinas ajenas (como es el caso de la medicina gráfica). Por último, que se ha trabajado muy intensamente en internet y que se ha generado una inmensa producción de fanzines y textos divulgativos que, lamentablemente, no han sido adecuadamente preservados para el conocimento posterior. En este sentido, tendríamos que organizarnos un poco mejor, como han hecho los franceses o los estadounidenses.
-¿Qué destacaríais de los colaboradores del libro? ¿Creéis que nos ofrecen una completa panorámica sobre los estudios teóricos?
Bueno, nunca es completa del todo, pero es una de las más completas publicadas hasta la fecha. Tebeoría es un libro muy ambicioso, pero es lógico que no hayamos podido abordarlo todo o con el detalle que hubiera sido requerido. Está feo decirlo aquí, y no quiero que se piense que destacar algunos nombres pone a otros por debajo, pero hay trabajos en este libro, como los de Jaume Capdevilla o Javier Alcázar, que alcanzan la excelencia en lo referido a sus apartados, la teoría sobre sátira gráfica, en el primer caso, y la teoría sobre las revistas y fanzines divulgativos, en el segundo. Eran dos trabajos que yo pensaba que sería imposible hacerlos, porque parecía dificilísimo abarcar todo lo que se había producido, pero nos sorprendieron a todos. Y hay varios aportes que son enormemente exhaustivos, como el de Antonio Martín o el de Antoni Guiral. Y particularmente brillante me pareció la aproximación de José Manuel Trabado… En fin, pienso que todos están muy bien, habiendo superado con creces el reto que les propusimos (y en un tiempo récord, que todo hay que decirlo). Además, se ha hecho con especial elegancia, siendo todos ellos muy respetuosos, habida cuenta del habitualmente “burbujeante” (por usar un adjetivo más amable que “crispado”) mundillo de la crítica y divulgación sobre cómic. Es posible que haya apartados de este repaso a toda nuestra teoría sobre cómic que se puedan mejorar, ampliar o enmendar, pero desde luego no va a ser tarea fácil. Y el siguiente que se encargue, al ritmo que se sigue generando teoría cada año (más de 150 publicaciones impresas de este tipo hubo en 2022), ¡va a tener que editar un libro de 1.500 páginas!
-¿Cómo está actualmente el tema de los estudios teóricos sobre el cómic en España?
Creemos que está en un buen momento, por varias razones. La principal es que el cómic parece haberse encaramado a la cultura con éxito y hay estamentos que antes cerraban sus puertas a este medio que ahora, sin embargo, se las abren encantados. Me refiero sobre todo a la universidad, por supuesto, pero también a editores que antes no querían ver ni en pintura nada que tuviera que ver con los tebeos. Por otro lado, la presencia del cómic en cines y televisores es tan abundante, que son muchos los editores de ensayos sobre cultura social, artística o de otro tipo que reclaman trabajos sobre cómics o adaptaciones de cómics para plantear otras reflexiones. En tercer lugar, ha surgido una nueva generación de jóvenes investigadores que se aproximan de forma natural a la historieta como una materia de estudio interesante de por sí, que brinda un corpus para abordar gran variedad de trabajos, como estudios históricos, de la memoria, sociológicos, de género, políticos, etc. Esta nueva generación se siente principalmente atraída por el cómic contemporáneo o por obras producidas en los últimos veinte años, y aquí quizá tengamos un problema (son pocos los que se preocupan por analizar tebeos del pasado, de hace cincuenta o cien años) pero la verdad es que nunca como ahora habíamos podido tener tanto acceso a esos materiales gracias a la digitalización (en la Asociación Cultural Tebeosfera nos hemos ocupado de eso también, pero nos da un poco de envidia que estemos ayudando sobre todo a investigadores del tebeo español… de Francia, Reino Unido o Estados Unidos).
Otro detalle que me parece muy interesante mencionar es el de la gran pasión que está despertando el manga y los muchos trabajos divulgativos que sobre el cómic japonés se han producido y se siguen produciendo hoy en día. Lo atractivo es que no solo son trabajos sobre cómic, también lo son sobre sus interrelaciones con otros medios, como la animación, el cine o la novela popular, generando un amplio conocimiento sobre la transmedialidad, uno de los signos de nuestro tiempo. Es más, también hay cada vez más trabajos sobre cultura japonesa en su conjunto, no solo la referida al manga, el ánime o el cosplay, también abordando cuestiones sociales, políticas, históricas, lingüísticas… Con el cómic mainstream están ocurriendo cosas similares. Poco nos hubiéramos imaginado hace veinte años, cuando comenzábamos a dar los primeros pasos con Tebeosfera, de que Wonder Woman hubiera servido para reflexionar sobre la historia del feminismo, que Paracuellos sería una herramienta tan importante para estudiar el franquismo, o que Píldoras azules abriría una disciplina nueva en los estudios sobre medicina.
-¿Cómo se está introduciendo el cómic en la universidad y los colegios? ¿Es una herramienta útil para la educación?
Se está incorporando a las aulas de forma muy distinta, porque son ámbitos muy diferentes, con regulaciones también muy dispares. No es fácil en ninguno de los dos contextos y en gran medida depende de que haya personas “dentro” (profesores, sobre todo) que hayan tenido una relación estrecha con el cómic, habiéndolos leído o bien como profesionales del medio. En las universidades no basta con desarrollar trabajos de fin de grado o de máster sobre historietas, o tesis doctorales. También es necesario incorporar el cómic dentro de los planes de estudio, dentro de los estudios de grado, conformando asignaturas o másteres propios… cada vez hay más, pero aún es escasa la presencia en las universidades. No obstante, yo confío en que irá incrementándose, porque ahora mismo se está gestando un buen número de doctorandos con trabajos sobre cómic que pronto serán profesores y que lucharán porque el humor gráfico o la historieta esté presente en la academia.
En los colegios la resistencia a introducir cómics como materia de estudio o como herramienta de trabajo sigue siendo fuerte, salvo por las ocasiones especiales, algunas clases magistrales, programas dentro de semanas culturales, etcétera, al contrario que en Francia, donde su presencia es más habitual, como atestigua el trabajo que hemos publicado recientemente del profesor francés Camille Pouzol, titulado Memoria del franquismo en viñetas, basado en el temario de unas oposiciones para profesores de español como lengua extranjera. Yo considero que no está creciendo la presencia del cómic en las aulas en consonancia con el interés que el medio está despertando en nuestra sociedad actualmente. ¡Con lo útil y eficaz que es educar con historietas! Soy de la opinión de que debería abrirse un programa de colaboración entre autores de cómic, o editores, y el Ministerio de Cultura para trabajar en aportes divulgativos para los libros de texto, tanto de primaria, como de secundaria, como de bachillerato. Curiosamente, en el estudio de idiomas sí que se usa habitualmente la historieta (claro que muchos de estos libros son diseñados y producidos fuera de España), pero en otras asignaturas no y no acabo de entender el porqué. El potencial didáctico del cómic es enorme y debería ser mucho más aprovechado.
-¿Cómo veis actualmente el tema de la difusión del cómic en España (prensa, radio, tv, internet….)?
Afortunadamente, existe bastante difusión del cómic y en la actualidad rara es la revista sobre literatura, juventud o cultura que no incluye alguna reseña sobre cómics. La mayor parte de las cadenas de radio tienen algún espacio dedicado a la historieta. Y en la tele van apareciendo cada vez más, sobre todo en La 2, que cada vez le dedica más minutos. Pero es poco, a mi juicio, para lo que realmente necesita nuestra industria y para el reconocimiento que merecen los autores, los editores y el medio en su conjunto. En internet se hace mucho trabajo divulgativo, pero en gran medida es la traslación del fanzinismo del siglo XX al ámbito digital, por lo que muchos de los esfuerzos divulgativos no pasan por un filtro editorial y tampoco llegan a un público masivo que no tenga previamente una disposición a saber de tebeos. Con todo y con eso, el gran abanico de posibilidades para aprender sobre cómic hoy en internet hubiese sido impensable hace una década. Abruma la cantidad de podcasts de calidad o de canales de video en plataformas de videodifusión como Youtube o Twitch. Hoy cualquier lector encuentra información o guía a poco más de dos clics en internet, los catálogos de editores están muy completos y las librerías en línea pueden servirte cualquier tebeo en días. Mejor no podríamos estar, pero deberíamos estarlo porque hay algo que nos falta: el apoyo de las instituciones culturales y del Gobierno en muchos de las plataformas de edición o de difusión de la historieta. Al menos de la nuestra, de la nacional.
Aparte, yo creo que el cómic debería estar más presente en los grandes medios de comunicación. En radio se han abierto muchos espacios, pero no está en los principales, en los generalistas. Y lo mismo ocurre en la televisión, ya que dispone de algunos minutos dentro de espacios sobre cultura, vanguardia o juventud, pero no de espacios propios, que permitan más extensión al análisis de obras, corrientes o autorías. El cómic nunca ha estado tan representado en el cine, pero los medios parecen conceder más importancia a las anécdotas que les pueden contar los actores que a profundizar sobre las obras que han inspirado esas millonarias películas. En este sentido, no vendrían mal unas cuantas políticas culturales que permitieran proyectar más el conocimiento del cómic sobre la población española, como se ha hecho (y muy bien, por cierto) con el cine español. Es verdad que eso cuesta dinero, pero las partidas dinerarias que se necesitan para promocionar el cómic no son tan elevadas, solo faltan políticas adecuadas y una buena gestión.
-¿Qué destacaríais del libro y por qué?
Esta pregunta ya quise eludirla anteriormente porque no quisiéramos hacer de menos a unos colaboradores frente a otros. Pero sí quisiera destacar, ya que me das la oportunidad, la fantástica ilustración del Premio Nacional del Cómic Santiago Valenzuela que ilustra las cubiertas, e insistir en el enorme trabajo desarrollado por el editor Félix López y la maquetista Silvia Sevilla, los verdaderos responsables de este tratado, que han conseguido azuzar a todos los colaboradores para que entregasen sus textos a tiempo y que, luego, han trabajado de forma modélica sobre el diseño del libro. La composición del apartado final, la del catálogo de publicaciones teóricas, quita el aliento. Está todo tan condensado, ordenado y elegante que da gusto. Un trabajo excelente para un libro que ha de servir de referente para muchos divulgadores o investigadores que ahora empiezan. Eso es lo que más destacaría de este libro: su utilidad como herramienta para los que comienzan a investigar ahora. Si depositas un ejemplar de Tebeoría en cada biblioteca de cada universidad de humanidades española habrá miles de estudiantes que tendrán el camino más allanado para tomar decisiones, buscar referentes o iniciar una trayectoria investigadora.
-Acabáis de cumplir 21 años… ¿Qué crees que habéis conseguido? ¿Qué os queda por conseguir?
Los cumplimos el 22 de diciembre. Hemos conseguido, principalmente, que veinte años pasen en un suspiro. También, a conocernos mejor: Ya no somos los jovenzuelos con ínfulas de aquellos comienzos. Ahora somos jóvenes viejunos que amamos los tebeos. Además, hemos logrado lo que pensamos que nunca conseguiríamos. Anda que no se reían de nosotros cuando les decíamos “Vamos a hacer un catálogo en el que se puedan ver TODOS los tebeos que han existido”. O al señalar “Vamos a recopilar todo lo que se ha dicho sobre cómic en España”. O… Pero mira, algo tenemos de aquello que nos propusimos. Con defectos y con lagunas, eso es cierto, pero lo hemos logrado en veinte años de trabajo sin pausa. Ahora bien, nos queda por conseguir mucho. El trabajo pendiente es enorme, pues no hemos localizado todos los tebeos de los años veinte y treinta del siglo XX. Hay miles de autores que aún no hemos podido identificar (y autoras, que cada día descubrimos más, anónimas o eclipsadas entre el océano de firmas que pueblan las páginas de nuestros tebeos). Ese catálogo general de autores españoles del que te hablaba es un reto que nos queremos plantear para dentro de unos años. Y queda por localizar gran parte de la producción española que quedó dispersa por el mercado europeo durante la segunda mitad del siglo XX. Y falta por hacer un trabajo más profundo sobre el funcionamiento de nuestra industria, con conocimiento de tiradas, por ejemplo, lo cual no ha sido posible hasta la fecha. En fin, como te digo, trabajo no nos va a faltar.
-¿Qué proyectos tenéis para este 2023 que nos podáis adelantar?
Pues acariciamos varios proyectos de interés. Por lo pronto, queremos desarrollar varios emprendimientos para celebrar nuestro primer Día del Tebeo oficial. Te adelanto tres cosas: sacaremos un libro sobre un autor español para esas fechas, uno muy conocido que creemos que aún goza del favor de al menos dos generaciones de lectores: Víctor Mora. También queremos tener nuestro habitual informe sobre la industria para entonces, para mediados de marzo. Además, en breve, antes de que acabe 2022, vamos a estrenar una nueva sección dentro del sitio web Tebeosfera, llamada Tebeográficas, que os va a poner muy fácil a todos los divulgadores (y a los estudiosos y aficionados) conocer al instante el estado de nuestro mercado del tebeo. Y estamos desarrollando nuevas ideas para acercar el cómic a la sociedad, como un taller de dibujo de historieta en un centro penitenciario, lo cual puede resultar una intensa experiencia. También tenemos más libros en lontananza, y nuevos números de la revista Tebeosfera, que esperamos que sean del interés de la mayoría.
-El manga arrasa, los autores españoles no pueden vivir de su trabajo… ¿qué futuro creéis que le espera al cómic español?
Uy, esta es una pregunta complicadilla. Que el cómic popular es el que más vende lo tenemos todos claro, o deberíamos tenerlo. El manga es cada año más popular, pero el cómic procedente de EE UU sigue siendo el rey (lo es desde hace treinta años). En un cálculo provisional te puedo decir que en 2022 se imprimieron en nuestro país aproximadamente 1.450 mangas, una cifra elevada si la comparamos con el número de tebeos que ofrecieron material procedente de Estados Unidos, poco más de 1.900. Nunca antes se habían acercado ambas cifras. Es cierto que ambas presencias, las de mangas y comic books, ocupan porciones de la tarta de nuestro mercado cada vez más grandes. Mientras que la cuña del tebeo español se va haciendo paulatinamente más estrecha. Pero pensamos que ya son muchos los autores españoles que contribuyen al éxito de esos cómics procedentes de EE UU o de Europa, y desde hace poco tiempo, también desde Japón. Yo prefiero no hacer vaticinios sobre el cómic español, pero considero que estamos viviendo uno de los periodos en los que está alcanzando mayores cotas de calidad. De hecho, no dejan de surgir nuevas firmas, cada año más. Nuestra industria quedó debilitada desde la llegada de la Transición y es muy difícil cambiar eso porque antes habría que cambiar los gustos del público, algo harto difícil, y también las políticas culturales en torno a los tebeos. Tenemos muchos excelentes autores que están trabajando duro en el mundo del cómic, aunque los produzcan para el exterior, porque dejan sus impuestos en España.
No obstante, los autores son la parte de la ecuación más maltratada en todo este tiempo. Los editores han modificado sus estrategias de edición y distribución (ampliando la oferta y disminuyendo la tirada) y eso sostiene un mercado ciertamente beneficioso para ellos, pero los autores no han visto incrementados sus beneficios porque la práctica editorial tiende a ahorrar costes, y la obra de autor no debería ser considerada un coste accesorio, porque es una condición sine qua non. Sin autores no hay cómics, y por lo tanto no habría mercado. Tal y como está entretejida la industria del cómic en nuestro país, no veo otro modo de mejorar la situación que mediante interlocución y ayudas públicas. Se hace necesario, más que nunca, promover la lectura de tebeos nuestros, para lo cual se necesitan políticas públicas, y proteger y favorecer a los autores, tanto a los incipientes como a los veteranos.
El futuro está por ver, pero el presente podríamos mejorarlo. A ver si convencemos a los políticos de que dejen de discutir entre ellos para así lograr que dejemos de discutir también entre nosotros en el siempre efervescente mundillo del cómic español. Con más consenso mejor nos iría.