LONDRES
El controvertido plan para enviar a los solicitantes de asilo que llegar a Reino Unido a Ruanda está siendo difícil de vender para el Gobierno británico.
Durante meses, los funcionarios de todos los niveles, especialmente los de los más altos, se han esforzado enormemente para mostrar el plan, conocido como la política de Ruanda, como una propuesta arraigada en el “sentido común” y que cuenta con el apoyo de “la gran mayoría”.
La ministra del Interior británica, Suella Braverman, ha liderado estos esfuerzos al promocionar el esquema como una “alternativa humana y práctica” para los migrantes que llegan a Reino Unido a través de “rutas peligrosas e ilegales”.
Braverman y su jefe, el primer ministro Rishi Sunak, recibieron con beneplácito el fallo de esta semana del Tribunal Superior de Londres que declaró que el plan es “lícito”. La decisión causó la condena de los grupos y activistas de derechos humanos.
Sin embargo, la aparente bendición judicial y la incesante retórica oficial han hecho poco para influir en un público que sigue siendo muy escéptico de las afirmaciones de moralidad del Gobierno.
Las encuestas de opinión pintan un panorama muy sombrío para Sunak, Braverman y su grupo de funcionarios leales.
Un insignificante 10% de las personas cree que la política de Ruanda es la mejor manera de lidiar con los desafíos de la inmigración de la nación, según una reciente encuesta de YouGov.
“Siete de cada diez británicos (72%) desaprueban el manejo de la inmigración por parte del Gobierno, incluida una gran mayoría de los votantes conservadores de 2019 (73%)”, indica el informe de la encuesta.
Estas cifras son aún más fulminantes debido a que casi un tercio de los británicos, el 32%, ven la inmigración y las solicitudes de asilo como “uno de las tres asuntos principales” a tratar en Reino Unido.
Los últimos informes sitúan el número de cruces a través del Canal de la Mancha a Reino Unido registrados por ese país en más de 40.000 este año.
En vista del alcance del problema, cerca del 40% de los ciudadanos “piensan que debería ser más fácil para las personas solicitar asilo en Gran Bretaña desde el extranjero, para que no tengan que intentar cruzar el Canal en botes”.
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“Inhumano y despreciable”
Sentimientos similares se reflejan en conversaciones con la población. Algunas personas critican al Gobierno por su crueldad y lo acusa de “exacerbar la paranoia” para desviar la atención de sus propios fracasos.
David Edwards, residente de Lincolnshire, denunció el trato a los solicitantes de asilo como “inhumano y despreciable”.
“No estoy seguro de si la política de Ruanda se aplicará eventualmente. Por el momento, parece ser una política de la que hablan para, quizás, distraer la atención de otros temas como la corrupción en el Gobierno”, dijo a la Agencia Anadolu.
“Si hay un problema en el país, señalarán con el dedo al Canal de la Mancha para distraer a todos y jugar la carta racial, lo que han estado haciendo durante varios años”, agregó.
Por su parte, Gareth Kearns, uno de los numerosos manifestantes reunidos en la Plaza del Parlamento de Londres, le dijo al medio que la política de Ruanda es “totalmente repugnante y… simplemente inmoral”.
El británico habló sobre el problema de los solicitantes de asilo albaneses que cada vez hacen más el peligroso viaje a través del Canal de la Mancha y acusó al Gobierno de convertirlos en un “chivo expiatorio porque no provienen de un lugar arrasado por la guerra”.
El primer ministro de Reino Unido dijo recientemente que 13.000 albaneses llegaron al país en 2022, un tercio de ellos en pequeñas embarcaciones, mientras que la Agencia Nacional contra el Crimen acusó a presuntas bandas criminales albanesas de utilizar a los inmigrantes como trabajadores en las granjas de cannabis y aumentar su presencia en el multimillonario mercado de la cocaína británico.
La narrativa de mantener fuera a los albaneses está siendo impulsada para “seguir exacerbando esta paranoia sobre esta gran afluencia de inmigrantes”, agregó Kearns.
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“Arraigado en el racismo y la discriminación”
Murtaza Ali Shah, otro manifestante, indicó que el esquema de Ruanda es como “tercerizar la tortura”.
Shah aseguró que la política está arraigada en “una mentalidad de racismo y discriminación”.
El manifestante llamó la atención al terrible historial de derechos humanos de Ruanda, agregó que el país de África Oriental “no está en condiciones de proteger a sus propias comunidades vulnerables. No da derechos a su propio pueblo. Entonces, ¿cómo va a garantizar los derechos de los solicitantes de asilo?”.
Shah criticó al Gobierno británico por “arrojar sus propios problemas a la puerta de otra persona”.
“Es muy desafortunado que haya políticos y sectores dentro de los medios que hayan… apoyado esta política tan cruel e injusta”, concluyó.
*Aicha Sandoval Alaguna contribuyó con la redacción de esta nota.