Victoria Sánchez está en el negocio de la ganadería lechera desde hace muchos años. Sin embargo, después de la pandemia combate un problema económico que no sólo ha afectado ha su negocio, sino también ha afectado a su familia y su desarrollo. Victoria se encuentra en Roldan, en la provincia de Cañete, en la región de Lima.
En diálogo con ella, dijo: “estamos alimentando a nuestras vacas con plantas de ají, alcachofa, holantao; no es realmente el alimento adecuado para las vacas, pero en este momento, en estas circunstancias, qué se puede hacer”. Normalmente ellos compran la chala u otros alimentos, pero dada la problemática del bajo precio por litro de leche que les pagan las empresas (S/. 1.10 por litro) ellos manifiestan que están obligados a recoger los restos de los cultivos.
El Ingeniero Zootecnista Wagner Martínez comentó sobre la alimentación de las vacas: “en la ganadería lechera, para nosotros producir mayor cantidad de leche se hace un equilibrio nutricional aumentando más granos. Los granos le dan al animal más energía y damos menos leguminosa. A mayor energía, nos da mayor cantidad de leche y a mayor forraje, menos cantidad de leche; pero mejor calidad de leche y mejores sólidos totales. Los sólidos totales son grasas, vitaminas y minerales”.
Por su parte, Victoria, ganadera, explicó que los problemas de mala alimentación a las vacas llega con la pandemia de COVID-19, además se sumó el problema de la urea.
La problemática
Los productores están pasando esta crisis debido a dos motivos principales. El primero es el bajo precio por litro que pagan a los pequeños productores (S/. 1.10 por litro). Esto viene desde antes de la pandemia y es algo que no se ha solucionado; solo ha puesto en evidencia a raíz de la crisis sanitaria.
El segundo motivo es las consecuencias que ha traído la pandemia en cuanto a la logística mundial. La mayor parte de la agricultura, sobre todo en el tema de forrajes, se sustenta con fertilizantes nitrogenados como la urea. Esta es importada. Así también se importan otros fertilizantes como el fósforo, el potasio, etc.
Los bajos precios por litro de leche y la falta de fertilizantes formaron una ecuación perfecta que agrava la situación.
Accionar de las autoridades
La municipalidad de Quimaná indicó que han ayudado a los ganaderos con facilidades para el negocio. “(Con) La municipalidad no hemos hecho un proyecto que permita ayudar a los ganaderos. Lo que sí hemos hecho es darle una oportunidad de negocios, cediéndoles el espacio para que ellos puedan vender; también dándoles capacitaciones. Incluso, se le dio una capacitación de cómo hacer yogurt, quesos, todo eso; para que ellos tengan una capacidad de negocio”, sostuvo el funcionario.
Este ejemplo de los ganaderos de Roldan, es una muestra representativa de la mayor parte de los pequeños productores en el Perú. Si extendemos un poco más la visión, podemos traslapar la problemática a los agricultores, quienes utilizan los fertilizantes que van a producir los alimentos que posteriormente van a llegar a nuestros hogares.