Por ejemplo, después de 15 años de haberse aprobado en la entidad la Ley de Protección y Apoyo al Migrante, en este gobierno de Alfonso Durazo Montaño por fin se dio la integración del Consejo Estatal de Atención al Migrante, pero desafortunadamente solo ese día se sesionó y la reunión programada para el 8 de diciembre ha quedado en veremos.
Y no crean que este tema es un asunto de poca monta. Todo lo contrario. Según la doctora Gloria Ciria Valdez Gardea, académica e investigadora del Colegio de Sonora, los gobiernos deben entender que el fenómeno migratorio, que en los últimos años ha tomado mucha fuerza no solamente en México sino en todo el mundo, no se va a terminar sino todo lo contrario.
Por más que el gobierno federal se ponga a los pies del de Estados Unidos y le facilite toda la Guardia Nacional para contener a los migrantes o que construyan muros y adopten altos niveles de tecnología para vigilar las fronteras, este fenómeno no se va a detener.
Y si la Federación no tiene la iniciativa de hacer una ley sobre esta materia, entonces los gobiernos estatales deben crear políticas públicas migratorias integrales, transversales, que permitan a los niños, niñas, adolescentes e incluso adultos ejercer sus derechos a la educación, a la alimentación, a la salud y a la vivienda, sostiene la académica.
Sonora, según la experta, tiene todo para contar con una Ley de Atención al Migrante con enfoque en los derechos humanos. Cuenta, en primer lugar, con académicos que ya han elaborado un diagnóstico sobre este punto; de igual forma, la sociedad civil siempre se ha mostrada solidaria con los migrantes; las Organizaciones no Gubernamentales también responden al llamado y existen también las instituciones dedicadas a velar por los migrantes.
Lo que ha falta, sostiene, es que haya un Gobierno con voluntad política de entrarle al fenómeno sin dilaciones, pero sobre todo sin simulaciones, es decir que no solamente se creen las normas para decir que ya se cumplió sino que se respeten y se hagan respetar en toda la extensión de sus palabras.
Era para que ya existiera una ley de avanzada en una entidad en la que, se sabe, hay regiones donde los migrantes, como en muchas otras partes de país, sufren vejaciones, extorsiones, robos, secuestros e incluso muertes.
No está usted para saberlo ni yo para contarlo, pero la ley de 2007 no sirve para nada, pues no cumple con lo básico: proteger los derechos humanos de los migrantes o el interés superior de la niñez y un presupuesto acorde a la magnitud del problema.
Con las actuales normas en la materia, Sonora ocupa el último lugar entre los estados mexicanos, por lo cual se les debe derogar, actualizar e inscribir en el contexto actual de México y el mundo, pues muchas cosas han cambiado, como por ejemplo que este país ya no es solamente objeto de tránsito de migrantes sino que ahora muchos de ellos ya tienen la idea de quedarse a vivir aquí.
La movilización de miles de personas en el mundo de uno a otro país se debe, sin lugar a dudas, a circunstancias políticas o de inseguridad en sus lugares de origen, pero también aspectos como los desastres naturales, el cambio climático, el despojo de sus recursos naturales, la pobreza extrema y la persecución, incitan a miles de familiar a migrar.
Pero debe entenderse que dentro de este fenómeno migratorio los que más sufren son los niños, niñas y adolescentes, que ven perdida su educación, su alimentación tradicional, el acceso a la salud y a una casa digna.
En consecuencia, Sonora debe actuar ya. No más tardanza ni simulaciones. La migración no se va acabar hoy ni mañana. Hay que enfrentar con voluntad e inteligencia sus retos.
Mañana puede ser tarde.
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