La campaña de publicidadde la Comunidad de Madrid («Ha llegado la hora de volver a hacer sonar las campanas de nuestros bares y restaurantes») a favor de seguir dejando propia en bares, restaurantes, peluquerías y otro tipo de negocios no ha dejado indiferente a nadie. Junto a la correspondiente polémica en redes sociales, porque muchos echan de menos alguna referencia a salarios dignos en la hostelería. En concreto, el ministro de Agricultura Luis Planas, criticó al conocerla que al PP no le preocupaba el IVA de los alimentos y añadía «fíjense en la campaña de la propina en Madrid, porque no quieren subir el salario mínimo». La propina supone una parte de evaluación positiva de un servicio recibido y de su valor económico (desplazamiento de equipajes, peluquería, restauración…).
Desde Hostelería de España, este lunes durante la presentación del anuario de esta patronal, su presidente Emilio Gallego deseaba la mejor de las suertes a la iniciativa de la Comunidad de Madrid y destacaba que las propinas o bote son administrados según deciden los propios trabajadores. Además recordó que esta tradición tiene «un sesgo cultural importante» y que no se limita ni mucho menos solo a la restauración.
«La propina es voluntaria»
Pero, ¿hay algún tipo de normativa o regulación en este ámbito? Desde la OCU son muy claros: «El consumidor debe saber que, en todo momento, la propina es voluntaria». Y añaden, que es ilegal cualquier tipo de indicación sobre cuantía o porcentaje que pueda inducir a error al cliente. Por el contrario, en países como Estados Unidos, la propina es obligatoria y suele suponer entre el 15 y 20% del consumo total. Incluso, la propina es parte del salario de los empleados y supone una compensación frente a salarios fijos más discretos. En cambio, en Japón, no está bien visto aunque se suele dejar.
En CECU ponen el acento en que las personas trabajadores en el ámbito de la restauración puedan tener «un salario digno con independencia de las propinas que reciban por parte de las personas consumidoras» e instan a respetar los derechos y horarios de las personas empleadas en este sector.
Esta organización de consumidores también reconoce una realidad, de la que son muy conscientes en hostelería: «En estos momentos de crisis dar propina puede ser más difícil para las personas consumidoras y no deben cargar, ni en este contexto ni en otros, con la responsabilidad de valorar económicamente el servicio recibido», han apuntado.