El avance de las energías renovables genera un desafío para Ancap: ser parte de ese nuevo mundo sin descuidar la energía fósil, que todavía tendrá que ser utilizada “por varias décadas”, según dijo Alonso a La Mañana. En la misma línea, el jerarca explicó que las energías verdes están lejos de abastecer la demanda energética de las sociedades a nivel mundial. Por otra parte, manifestó sus discrepancias con respecto a la búsqueda de Ancap de asociarse con un privado en el negocio del cemento.
¿Cuáles son los principales desafíos para Ancap en la coyuntura actual?
Los principales desafíos de Ancap están indicados por la posibilidad de gestionar de la mejor manera posible un negocio que tiene varias áreas, una de refinación de combustible y otras que se manejan a través de subsidiarias como el negocio del cemento, la cal, y hay otros temas conexos como el gas natural, el gas licuado de petróleo y Carboclor.
El desafío es, manteniendo la visión de los modelos de negocios tradicionales del ente, empezar a participar de un mundo que está cambiando en el tema energético, donde las energías renovables están tomando espacio. Ancap se ocupa de entregar energía para múltiples actividades y también tiene un pie en la energía renovable a través de ALUR, con dos plantas importantes en el interior y una que estuvo hasta fines del año pasado encargándose de producir el biodiesel. El desafío principal que tiene Ancap es tener parte del nuevo mercado y de la nueva forma de gestionar y de entregar la energía renovable sin desatender la tradicional energía fósil, porque por varias décadas vamos a hacer uso de la misma.
¿Hay espacio para el gas natural argentino en la matriz energética uruguaya? ¿No ve Ancap al bajo precio del gas natural del país vecino como una amenaza a largo plazo para la competitividad de la industria uruguaya?
Ancap utiliza gas natural, de hecho, Uruguay consume unos 300 mil metros cúbicos al día en invierno. Y a partir de setiembre, cuando el gas natural proveniente de Argentina baja de precio, ahí utilizamos en la refinería. Eso nos resulta mucho más barato para las funciones de calefaccionar el crudo, por ejemplo, que el fueloil o los remanentes que utilizamos en invierno. Y usamos entre 100 y 120 mil metros cúbicos al día. Esto lo aprovecha la sociedad porque por algo no se trasladan al precio todos los costos que podrían.
El conflicto en Ucrania nos ha recordado la importancia de contar con una refinería propia. En esa línea, otras petroleras estatales juegan un rol activo en los mercados de fertilizantes. ¿Cuál es la visión de Ancap al respecto?
Este país goza del beneficio de tener una refinería del Estado. El margen de utilidad de refinación ha tenido un aumento sostenido y considerable en los últimos tiempos referido en parte al conflicto que mencionás, pero también alimentado por otro defecto que es que se dejó de invertir en refinería, entonces, lo que apareció como el boom de la energía renovable no puede hacer frente al abastecimiento del requerimiento energético del mundo. Los combustibles fósiles se van a tener que seguir utilizando mientras no surja una alternativa que sea sustitución de la energía fósil por energías renovables en cantidad, calidad y precio.
Desde hace dos años Ancap está tratando de vender Carboclor. En la coyuntura actual, ¿no le convendría a Uruguay mantener una empresa con capacidad de almacenaje de combustibles y fertilizantes en el puerto de Campana, justo en la salida del Paraná?
Una precisión: Ancap a través de la firma que tiene la propiedad de la parte mayoritaria de acciones de Carboclor, no ha puesto en venta a Carboclor. Lo que ha sucedido es que han hecho ofertas, pero Ancap no ha tomado la iniciativa de ponerla en venta. Yo estoy convencido de que es un bien estratégico y además tiene un valor actual neto que es casi neutro, entonces, no es algo de lo que uno tenga que desprenderse porque esté continuamente perdiendo. En las anteriores administraciones tuvo períodos sostenidos de pérdida importante, pero no es el caso ahora.
Se está hablando mucho del hidrógeno verde. ¿Cuál es la estrategia de Ancap al respecto? ¿Cómo agregaría valor a la producción uruguaya?
Ancap tiene un plan de facilitar la instalación de parques generadores de energía eólica marítimos y eso está abierto, se han hecho contactos, se han explorado posibilidades y se ha logrado interés en plataformas de prospección y perforación de yacimientos petroleros. Eso lo facilitamos, así como la posibilidad de que se instalen inversores que puedan capturar esa energía eólica con el cometido de separar por hidrólisis el agua en hidrógeno y oxígeno. Ese hidrógeno verde obtenido a través de la hidrólisis con energía renovable podría exportarse y también utilizarse en beneficio de la producción y la movilidad nacional. Todavía eso no está cristalizado. Hay proyectos, se está transitando un camino que no está resultando simple para nadie en el mundo. La realidad es que las energías renovables están lejos de poder abastecer el requerimiento energético de las sociedades.
Tras más de 20 años de pérdidas, Ancap decidió asociarse con un privado en el negocio del cemento. ¿A qué responde esa iniciativa?
La iniciativa de la asociación para el negocio del cemento en realidad es para el negocio de la caliza, se utiliza tanto para el cemento como para la cal, es el insumo principal. Ese negocio de asociación no surge de quien les está hablando. Efectivamente, ha dado pérdida, pero hay que ver las condicionantes de esa pérdida, a qué se debe, y ahí uno se empieza a encontrar con que el costo de extracción es más alto que el que tiene la competencia. ¿Por qué? Desde el 2016 se decidió no invertir, entonces, es muy difícil competir cuando quedás atrás tecnológicamente y te suben los costos cuando el equipamiento no es confiable, tiene fallas porque se deja de invertir. Entonces, hay múltiples condicionantes que hacen que dé pérdida, pero también hay muchas soluciones.
¿Por ejemplo?
Me refiero a que gestionar implica eso, y gestionar lo que da ganancia casi cualquiera lo hace, hay que demostrar gestión en lo que no da ganancia. Ahí se demuestra la capacidad de reformular, funcionar distinto, mejorar los procesos y competir con ventaja. Ahora, solo indicar que se pierde no es gestionar, es comunicar, y tomar una decisión en base a una comunicación de un resultado malo, sin tener una evaluación precisa de qué es lo que determina ese mal resultado, es un camino que yo no estoy acostumbrado a transitar.
¿Qué propone entonces?
Hay que hacer un buen diagnóstico, ver las condicionantes que generan esa pérdida y ver si se puede corregir, y recién si uno demuestra incapacidad en corregirla ahí viene el paso de que otro lo maneje. Hay que ver los términos de la licitación, que todavía no están disponibles. Cuando uno dice que va a tomar un socio que va a llegar a tener más de la mitad del paquete accionario, ese socio va a ser más parecido a dueño que a socio. Hay que hablar bien claro. Y cuando ese socio que posiblemente tenga más de la mitad del paquete de acciones quiera cambiar el modelo de negocio va a tener que invertir, cuando invierta va a decir: “¿Ustedes van a invertir ahora en la cuotaparte que les corresponde o no?”. Si no invierte se le va a licuar la parte aún más y todo eso no sé si el ciudadano de a pie lo sabe y lo entiende. Es un proceso de asociación que implica que uno no puede resolver y que eso pase a dar ganancia. A veces necesariamente esa es la medida a tomar, pero yo no creo que sea el caso ahora.
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