Kim Seok-jin, más conocido como Jin, es el mayor de los miembros de BTS, el supergrupo de K-Pop más grande del planeta. Cumplió 30 años el día 4 de diciembre, fecha límite para incorporarse al servicio militar, poniendo fin a las esperanzas de que el gobierno coreano volviese a cambiar las leyes a favor de sus mejores embajadores. Solo en 2018, el Hyundai Reasearch Institute valoraba el “efecto BTS” en cerca de 4.000 millones de euros aportados a la economía coreana: unos 2.900 entre turismo, “marca Corea” y demás, y cerca de mil millones de euros en bienes de consumo exportados relacionados con la banda en particular, y el K-Pop en general.
Y eso fue hace cuatro años. Una maquinaria que convertía al grupo (valorado en sí en 7.800 millones de euros) en el principal motor de cultural de Corea, atrayendo directamente al 7% de su turismo anual. Un país que sigue técnicamente en guerra con el norte desde el 25 de junio de 1950. Y la razón por la que, desde 1957, todos los varones coreanos aptos deben servir durante un período de tiempo de más de un año y medio, dependiendo de la rama militar. A Jin le ha tocado en el Ejército, donde servirá en una unidad cercana a la frontera con Corea del Norte, y que ha protagonizado un cambio de imagen que nadie quería que llegase:
HYBE, el gigante empresarial al que pertenece BTS, ya había anunciado en octubre que no había más remedio. El Gobierno coreano, con intervención directa de su entonces ministro de Cultura, Park Yang-woo, modificó la ley en 2020 para conceder prórrogas adicionales a los BTS, un hito hasta entonces reservado a los mejores atletas y a los grandes intérpretes clásicos. Pero esa equiparación fue el final del trayecto legal: Corea no ha sabido gestionar de otra manera un fenómeno inédito (el mundo nunca había visto algo como BTS), a lo que se une la impopularidad manifiesta del servicio militar entre las clases educadas de su sociedad, una de las más exigentes. Concederle una exención total a BTS sería abrir la puerta a movilizaciones.
De hecho, parece que el Gobierno coreano y la discográfica han negociado la gestión del trauma. Uno de los principales responsables del servicio militar advertía a los diputados más o menos a la vez que BTS anunciaba que pausaban su actividad como grupo que sus miembros tenían que dar ejemplo. De ahí que Jin será el primero, pero no el último. Entre Jin y el más joven de los BTS hay cinco años de diferencia, pero parece que la única salida para que haya continuidad es que el resto se presenten en breve como voluntarios, “de acuerdo con sus propios planes individuales”. Sólo así se podría cumplir el objetivo de volver en 2025.
Mientras, cada uno de sus miembros ha empezado a exprimir una carrera en solitario. Empezando por Jin, que colaboró con Coldplay hace unos meses para sacar su single The Astronaut, un tema concebido como homenaje a otro ejército: Army, la comunidad fan de BTS, que suma más población que España. El último en sacar disco, a principios de este mismo mes ha sido RM, que tiene 28 años.