Me entero con asombro que la empresa de venta de boletos para espectáculos y conciertos, Ticketmaster está plagada de corrupción y de impunidad y, por supuesto, siendo que esto está pasando en México, nadie la sanciona y nada pasa.
Sobre todo que, con toda calma esta empresa acaba de aceptar, mediante un comunicado que, con la pena, sí clonaron cientos de boletos para ver al cantante Bad Bunny en el Estadio Azteca, en un hecho que ellos le llaman “sin precedentes”, y que pues que qué pena con los inconvenientes que esto pudo llegar a causar, pero que si gustan les regresa el dinero a cientos de fans, que lo último que quieren es precisamente el dinero, sino haber podido ver a su artista favorito.
Nadie clausura a esta empresa ni nadie la sanciona.
¿Pues qué será propiedad de Sheffield?
Esta no es la primera vez que sucede algo así.
Apenas hace unas semanas, muchos fans del cantante Harry Styles en el Foro Sol se quedaron fuera y no les dieron acceso, porque aparecía que ya habían ingresado al recinto. Cosa que quiere decir que también la empresa clonó los boletos. Tampoco pasó nada.
En el país donde su presidente dice que ya se acabó la corrupción este es un clarísimo ejemplo de que no es verdad.
Y digo, a lo mejor este es otro de los muchos temas intrascendentes para el presidente. Ya sabemos que primero para él está el tema del Tren Maya y su refinería antes que otra cosa, pero hay muchos mexicanos que tienen que pasar por muchísimas cosas para conseguir un boleto para un concierto: Tienen que ahorrar, luego formarse durante horas o llamar mil veces o meterse a la página de Ticketmaster que se atora cientos de veces, para luego, quizá, trasladarse al lugar donde será el concierto, porque muchos en sus ciudades no se presentan espectáculos de primer nivel (cosa que también ya anhelo que pase en Querétaro, aunque poco a poco ya van llegando artistas que antes para nada se paraban por aquí)… en fin que toda una travesía, cargada de ilusiones, porque además la música de cantantes como Bad Bunny o Harry Styles es escuchada y admirada por miles de niñas, niños y adolescentes, por lo que al ser menores de edad, van en compañía de sus padres quienes tienen que hacer doble gasto para cumplirles su sueño: comprar los boletos de ellos y de sus hijos.
Y de la manera más descarada, Ticketmaster ha encontrado la forma de hacer un negocio jugoso.
Antes, mucho antes, esta empresa garantizaba el orden y el acceso a los espectáculos. Parecía que era una empresa seria y si conseguías boletos por medio de ellos, te generaba una sensación que ya tenías tu lugar asegurado… Pero esto era antes.
Ahora esto ya no es viable ni es seguro. ¿Por qué lo digo? Porque se viene otro concierto masivo en el Foro Sol, el de la cantante inglesa Billie Eilish, una chica que es muy esperada entre los jóvenes.
Mi hija adolescente obtuvo boleto con su papá a través de Ticketmaster, por lo que desde ahí yo ya dudo que puedan ingresar. Pero si lo logran, que es el primer triunfo, habrá que ver cómo sobreviven al gentío. Porque una cosa es que un concierto esté a reventar y sea un éxito y otra cosa es que las medidas de seguridad se rompan completamente con tal de que alguien más amase enorme fortunas clonando boletos y sobre vendiendo las entradas
Yo la verdad es que al ver por redes sociales la cantidad de gente que ingresó al Foro Sol por el concierto de Harry Styles me empieza a dar ataque de pánico.
La cantidad que dejan entrar me parece desmedida y no permitida, apenas se podían mover las personas que estaban ahí; era un esfuerzo impresionante sobrevivir a ese concierto.
¿Quién prohíbe o permite que haya sobrecupo y sobreventa? Nadie sabe. Pero pudo acabar en una tragedia.
Yo diría que es hora que más que ponga orden don Ricardo Sheffield porque ni enterado debe de estar o sí pero sabe que la empresa de boletos es una mafia del poder difícil de disolver.
Me parece que la propia jefa del gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, debería de poner cartas en el asunto y no nada más por el tema de la clonación de los boletos o por la ya muy antigua reventa, sino por los cordones de seguridad que se están rompiendo en esos eventos y que pueden terminar en una verdadera tragedia.
Creo que aún es tiempo de evitar que algo peor suceda.
Y que nuestras honorables autoridades le demuestren a la gente que sí están trabajando a favor de los derechos de los consumidores y de su seguridad.
Aquí va otra oportunidad para quien podría ser la futura presidenta de demostrar que en la ciudad de la que es jefa puede meter orden y evitar caos al menos en estos eventos musicales y masivos.
Ojalá.
La seguridad de mi hija y de cientos de personas para el próximo concierto masivo va en juego.
Es cuanto.