El hombre salió de trabajar y llamó por teléfono este viernes pasado. Tras escuchar la señal y el clic de descolgar, la conversación fue más o menos así:
-Buenas tardes. ¿Es el Asador El Paisano?
-Sí, dígame.
-He visto que ya no quedan boletos para el sorteo de los que se venden por internet. ¿Os quedan en el restaurante?
-Sí, algunos hay. Pero muy pocos. Solo se venden ya aquí.
-Voy para allá.
El hombre colgó el teléfono, se montó en su coche y se fue para allá. Mejor dicho, para el más allá: se metió entre pecho y espalda 753 kilómetros. Los que separan Burgos del Restaurante Asador El Paisano, en Utrera (Sevilla). Llegó, cogió una habitación en el hostal del mismo establecimiento, se acostó a dormir unas horitas, se levantó, compró 80 boletos -640 euros- y se hizo los 753 kilómetros de vuelta al mediodía.
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Al día siguiente, ya el domingo, El Paisano agotó los 100.000 números, a 8 euros el boleto, que saca a la venta cada año en internet y en el establecimiento. La enorme cesta de regalos se ha hecho famosa en toda España, y con ella, al restaurante sevillano que la puso en marcha hace ya 14 años. El ganador o ganadora se sabrá el próximo 6 de enero por la noche, y será el que coincida con el número ganador de la ONCE de ese mismo día.
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Un miércoles cualquiera el local, a pie de carretera, está atestado. Son las 15,30 de la tarde y en el aparcamiento, lleno, se mezclan los camiones con turismos. Justo en la entrada, y protegidos por una valla, hay un Mercedes GLC, una Harley Davidson Pan American Special, y una autocaravana de 9 plazas. Son las estrellas de la Cesta de la Niña, como acabaron llamando al sorteo para que la gente no se confundiera con el sorteo de la Lotería Nacional.
La persona afortunada ganará además un quad, varias bicicletas, un piso en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un viaje a Eurodisney, un crucero por el Mediterráneo, jamones, garrafas de aceite, electrodomésticos de todo tipo, cajas de cervezas, de ginebras… así, hasta 700.000 euros en premios. En realidad los 100.000 euros de remanente es lo comido por lo servido porque se les va en hacerse cargo de los trámites, el mantenimiento y los seguros.
Por ejemplo, el Mercedes GLC. Dada la lista de espera “de 10 meses, por la falta de suministros, se adquirió en noviembre de 2021 para tenerlo para este año”. Está expuesto en la puerta y tiene su seguro. En enero de 2022 se adquirió el piso, con los gastos, el IBI… “Hay que tener en cuenta que entre abril y mayo de este año comenzamos a vender números. Y no empezamos hasta que todo está cerrado y adquirido, y que exponemos todo lo posible aquí, para que la gente lo vea. Aquí todo es verdad”, incide José Luis. Además, todo libre de impuestos para el ganador. “De eso nos hacemos cargo nosotros: notario, matriculaciones, la transferencia del piso….”, enumera el gerente, José Luis Cadena.
-¿Y dónde está el beneficio?
-En la promoción que tenemos del negocio. Si no, por qué va a venir hasta aquí un chaval de Burgos a tiro hecho. Viene por el sorteo. Esto es un establecimiento para trabajadores. Nosotros tenemos claro que con lo que ganamos dinero es con los cafés, las coca-colas y los menús del día.
El negocio da empleo a 18 personas, entre camareros, cocina, hostal y tareas administrativas. En el restaurante asador se come de menú y a la carta. Todo es casero y hecho con productos autóctonos. Sobre la barra hay colgados más de medio centenar de jamones; garrafas de aceite de oliva virgen, tarros de miel y una enorme bandeja de chicharrones. Los camareros no paran de trajinar y atienden de manera rápida y eficiente. La jefa de cocina es la madre de José Luis, y su padre también está en cocinas. El negocio es de su tío Francisco Cadena, quien además de El Paisano tiene otro negocio y no le gusta “para nada” figurar.
“Esto es totalmente familiar”, indica José Luis. Hace 70 años comenzó como un ultramarinos a pie de carretera para abastecer a las familias que trabajaban en los cortijos cercanos. Lo adquirió su abuelo, quien tenía una venta en la localidad de Las Cabezas de San Juan, justo en la frontera con Cádiz, que vendió y adquirió la venta La Calera, como se llamaba antiguamente El Paisano. Con la Expo ’92 sevillana les llegó cierto boom, y el local se amplió con el hostal y dos salones. “Aquí nos hemos centrado siempre en servir a gente trabajadora: camioneros, viajantes…”
El primer sorteo
Al abuelo le llegó el momento de la jubilación, se planteó venderlo y sus hijos recogieron el testigo. No pudieron soportar perder el lugar en el que habían criado, así que se lo quedaron y le cambiaron el nombre por El Paisano. Fue en 2008 cuando hicieron el primer sorteo, para incentivar a la clientela en medio de la crisis del ladrillo. “Es que no se vendía nada. Ni jamones, ni aceites, ni dulces. No se vendía nada, cero”, reitera a EL ESPAÑOL. “Aquel primer sorteo era normalito, la típica cesta con el jamón, el aceite… solo productos de alimentación”.
La historia de cómo una cesta al uso “de las de pagando un euro y rellenando casillas de números con el nombre y el teléfono” ha acabado siendo el sorteo navideño de regalos más grande de España se fraguó como suele cuando se habla con la clientela, o mejor dicho, se la escucha. “Un día nos dijeron que por qué no metíamos una bicicleta. La metimos. Al año siguiente, nos sugirieron que incluyéramos un televisor; al otro, electrodomésticos…” La Thermomix, también a petición de una clienta. Como el televisor de 89 pulgadas. “Y más o menos todo se mantiene de un año para otro”
El punto de inflexión llegó cuando alguien acodado en la barra les dijo, tras pegarle un trago a la coca-cola, que metieran en la cesta un coche. “Era un Suzuki Swift“. Obviamente, era pequeño, pero no cabía en una cesta. “Pero como era pequeño lo pusimos de exposición en el restaurante. Todo el mundo alucinó”. José Luis reconoce que a partir de aquel pequeño utilitario se les ha ido yendo el tema de las manos. Hace dos años metieron un barco de recreo. Y el año pasado, por primera vez, incluyeron el piso en Sanlúcar de Barrameda, “que fue un éxito”, y por eso lo han vuelto a repetir. Eso sí, con un cartel con imágenes.
Las anécdotas
En estos años la cesta de premios ha ido a parar a Sevilla capital, a Huelva, a Chipiona (Cádiz), a Lebrija, a Las Cabezas de San Juan… en Jerez de la Frontera ha tocado en tres ocasiones, como en Dos Hermanas (Sevilla). También ha habido afortunados en Salamanca y en Córdoba.
“Los de Córdoba vieron por la noche que les había tocado y se plantaron aquí a las 3 de la madrugada“, cuenta riendo. “Nos llamó el vigilante para decírnoslo. Se cogieron una habitación del hostal y esperaron a la mañana siguiente, claro”.
La anécdota más tierna la atesora la familia de Las Cabezas de San Juan (Sevilla) cuya madre adquirió el boleto en verano volviendo de la playa. “Era una señora mayor y no encontraba el número. Y ella sabía que le había tocado a ella porque compró tres números correlativos. El anterior al premiado se lo dio a un hijo, y el siguiente, al otro hijo. Así que el premiado, el de en medio, era el de ella, pero no lo encontraba. No sabes la que liaron. Removieron la casa entera hasta que apareció en un armario dentro de la bolsa de la playa”. Tardaron 8 días en encontrarlo.
José Luis confiesa que ya están trabajando la cesta de 2023, que cada año el listón está más alto y que se devanan los sesos para darle un toque diferente con respecto al sorteo anterior. “Todos los años cambiamos de vehículos y de regalos. Buscamos lo más nuevo y lo más llamativo”.
-Tiene tanta gracia como guasa que el cierre de la cesta sea un bote de sal de fruta y una caja de aerored…
-Eso nos lo sugirió una clienta al principio y lo hemos mantenido, porque en el premio también hay 48 cubos de alubias, lentejas o garbanzos. Y cinco jamones, cinco quesos, cinco chorizos, cinco salchichones y cinco cañas de lomo. Ibéricos.