¿Cómo será la lucha contra la gigante Ticketmaster? En México y el mundo, las quejas contra esta empresa aumentan de manera notoria tanto por el mal servicio que ofrece como por los abusos, pero el panorama muestra una batalla desdibujada contra quien controla el mercado del espectáculo. Y la experiencia mexicana tampoco da buenas noticias.
Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).- La compra de boletos para eventos de espectáculo se ha convertido en una pesadilla para cientos de personas que señalan a un culpable: Ticketmaster.
Pasada la contingencia sanitaria de COVID-19, los eventos masivos se reactivaron y también se reagendaron los que la emergencia había puesto en modo espera.
Pero el disfrute por el regreso a la normalidad ha quedado marcado por los abusos de la empresa internacional que controla los recintos de espectáculos más importantes de México y por lo tanto la venta de boletos.
Cada vez es más común que la venta de boletos a través de Internet tenga quejas de usuarios que señalan cobros excesivos de servicio; que los boletos electrónicos desaparecen, aumento en los precios de un momento a otro o que se acaban rápido y surgen de inmediato en el mercado de la reventa a costos exhorbitantes, cuando en teoría cada usuario tiene un número límite de boletos a adquirir.
Recientemente se han detectado casos de clonación: usuarios han denunciado que al llegar a los eventos, los trabajadores en la entrada les indican que el boleto ya fue utilizado, es decir, que alguien antes ya entró y el lugar por el que pagó ya está ocupado.
Los usuarios se quedan sin poder hacer algo y surgen las dudas: si fue un boleto electrónico, al que nadie más tuvo acceso, excepto Ticketmaster y quien lo compró, ¿cómo alguien logró clonar dicho boleto?
Estos casos concluyen en corajes e impotencia; no hay más qué hacer en un país en el que no hay legislación o marco legal que pueda contra Ticketmaster porque incluso, en el pasado la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) intentó ponerle un límite pero no hubo éxito, ya que la empresa se salvó gracias a un hueco legal.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) tiene en la actualidad un proceso en contra de Ticketmaster pero lo que se pueda lograr será algo limitado que difícilmente podrá generar un precedente.
Y en el Congreso hay una iniciativa que no ha sido arropada por nadie.
“Cualquier batalla que se inicie contra Ticketmaster no será sencilla ni rápida. En lo legislativo no se ven condiciones políticas para que prospere esa iniciativa. En términos institucionales, la acción legal de Profeco requiere que las personas se acerquen, inviertan tiempo y recursos para dar pruebas y hay dificultades de que las personas se enteren que hay una acción colectiva […] y tiene una limitante porque solo resarce el daño a los afectados que entraron a proceso de la denuncia, no necesariamente tendrá implicaciones para todas las personas o cambios en la política de Ticketmaster”, comentó en entrevista la investigadora Lorena Vázquez Correa, del Instituto Belisario Domínguez.
En octubre de este año presentó el estudio “La venta y reventa de boletos de espectáculos en México” en donde aborda los problemas de la venta de boletos de espectáculos, la reventa legal en línea, la competencia en el mercado y el marco normativo actual que regula la venta de boletos.
La investigación surgió luego de que una influencer hiciera una publicación en la que presumió tener más de 100 boletos para reventa.
La perspectiva, de acuerdo con Vázquez Correa, no es positiva para los consumidores que quieren encarar a una empresa que tiene año con año miles de millones de pesos de ganancia en el mundo.
Según el reporte Entertainment and Media Outlook México 2016-2020, en 2016 la industria del entretenimiento y medios en México generó 22.8 mil millones de dólares. Este país es el segundo que más dinero deja en este mercado, sólo por después de Brasil, puede leerse en el estudio.
Ticketmaster opera a través de OCESA, que pertenece a la Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), que tiene presencia en América Latina, Europa y Estados Unidos.
Su facturación en 2017 fue de 7 mil 568.9 millones en la línea comercial del entretenimiento y vendió más de cuatro millones de boletos a través de sus principales compañías, “así, el grupo CEI se erigió como uno de los principales corporativos en la industria del entretenimiento en México”, detalla Vázquez Correa.
En México, OCESA controla los principales recintos de espectáculos en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
En la Ciudad de México tiene el Foro Sol, el Palacio de los Deportes, el Autódromo Hermanos Rodríguez, el Plaza Condesa, el Teatro Metropolitan, el Teatro Telcel, el Teatro de los Insurgentes; en Nuevo León el Citibanamex; en Jalisco la Arena y el estadio 3 de Marzo, y en otros estados cuenta con la Arena Acrópolis en Puebla y el Coliseo de Mérida.
El control de esos recintos le da el poder de vender los boletos bajo sus propias condiciones.
UNA LUCHA DÉBIL
En entrevista con SinEmbargo, Vázquez Correa detalló cómo fue el primer intento formal para poner límites al actuar de Ticketmaster.
Fue una batalla que inició la Cofece en un esfuerzo para marcarle límites a una empresa que actúa en un país que tiene “debilidad institucional para la protección de los derechos de las personas consumidoras de eventos de espectáculos”.
La investigadora explicó que la Ley Federal de Competencia Económica abre un beneficio que detiene en automático las investigaciones contra cualquier empresa, que puede usarse para llegar a acuerdos donde los agentes económicos investigados se comprometen a suspender esas prácticas monopólicas, a suprimirlas y corregirlas.
OCESA, que era la empresa investigada por prácticas monopólicas, se adscribió a este Artículo 100 para detener la investigación a cambio de diversos compromisos que en realidad nunca se materializaron y por lo tanto, no hubo implicaciones sobre la venta de boletos.
Uno de esos acuerdos era que eliminaría las cláusulas de exclusividad de contratos de las plataformas de prestación de servicios de balotaje, “pero en la práctica vemos que se mantiene esa exclusividad en la venta de boletos. Hay alternativas pero no sus sustanciales”, señala.
En el estudio se habla de otros vicios generados por estos otros canales de venta:
“En diciembre de 2018 durante la compra de boletos para el partido de vuelta de la final entre el Cruz Azul Fútbol Club y el Club América, los boletos fueron vendidos en su totalidad en cuestión de minutos del sistema de Ticketmaster —la única plataforma para conseguir boletos para este evento— y aparecieron de inmediato en la página de StubHub, donde el precio en la reventa por boleto se había disparado, oscilando entre los 2 mil 500 y los 20 mil pesos”.
Otro compromiso que OCESA hizo con la Cofece fue sobre la acumulación de derechos de inmuebles para que tuviera esa exclusividad donde se realizan la mayor cantidad de espectáculos, “pero pese a que no se le den esos derechos a OCESA, una cantidad importante de centros pertenecen a ese grupo y esos quedan exentos de la cláusula”. Entonces, explicó, en esos recintos no tienen por qué cumplir con las cláusulas que estaban en el acuerdo de la Cofece.
INICIATIVA INSÍPIDA
Ante la acción limitada de la Profeco y la inacción de la Cofece por un hueco legal, quedan los intentos desde el Congreso que de entrada lucen débiles.
“La iniciativa se presentó hace poco, el pasado agosto, por un Diputado del Partido del Trabajo y está pendiente en las comisiones de cámara de origen. Sobre la disposición, no parece que haya mucha, porque cuando la hay otros congresistas presentan otras similares y/o se adhieren a alguna y este no es el caso. Hay poco interés en el tema”, señala Vázquez Correa.
Comentó que la iniciativa pone énfasis en proteger los derechos de las personas consumidoras frente a abusos de empresas en general, como evitando hablar de Ticketmaster.
Y, continua, “eso ocurre siempre, se habla del tema con cierta timidez. Además se ha visto que Ticketmaster sí emprende acciones legales contra este tipo de afirmaciones. Pero mientras de un lado hay precaución, en redes sociales abundan las denuncias y las quejas […] que apuntan a una participación de Ticketmaster en las irregularidades, como el no acceder a la preventa de boletos porque al poco tiempo se acaban o la inexistencia. Las personas no se explican cómo tan rápido se termina la gran cantidad de boletos que hay para los eventos y la facilidad con la que éstos llegan al mercado secundario, en cuestión de minutos ya se ofrecen en otras formas de reventa con precios exhorbitantes”.
Al cierre de este texto, en redes sociales brincan dos quejas. En Twitter, el usuario @mareoflores escribió lo siguiente: “$3,700 por día para ver a @Metallica en gradas cercanas. $1,850 por día para verlos HASTA ATRÁS, en gradas de palomar. Es una mentada de madre y no voy a comprártelos, @Ticketmaster_Me, chatpm. Metallica es mi tercera banda favorita y muero por verlos pero nel, no le entro”.
Y @aquileseltalón: “Hoy fui al concierto de Daddy Yankee y me pasó lo que todos temen: ME CLONARON MI BOLETO. Acá mi caso por si les pasa pónganse truchas. Llegué como a eso de las 6:30 con mis boletos digitales e impresos. De 3 boletos que adquirí, dos ya habían sido utilizados a las 5:55 pm según marcaba el aparato que escanea los códigos de barras”.
Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.