La semana pasada la ministra secretaria general de la Presidencia viajó a Europa, la primera gira internacional que encabeza, entre el 15 y el 18 de noviembre, como parte de una cruzada para -ella ha dicho- “enfrentar el fenómeno de la desinformación”. Camila Vallejo bautizó esta misión como un “combate”. Una batalla -o agenda anti fake news, como le llaman otros- que dista de estar exenta de críticas.
El objetivo de la ministra, ha insistido, es fortalecer la democracia. Pero aquello no logra convencer a expertos en la industria de medios de comunicación. De hecho tras su viaje -que incluyó su exposición en el Foro Global de Líderes de la OCDE en Luxemburgo, y una reunión con la alcaldesa de París para debatir sobre el tema- ha recibido una lluvia de cuestionamientos.
Y, tal vez sin imaginarlo, se abrió la puerta a un nuevo debate sobre libertad de información, de prensa, despertando a su vez el temor a la censura.
De ello hablaron columnistas dominicales, editoriales de medios y organismos que reúnen a periodistas, como la Asociación Nacional de Prensa (ANP): no están de acuerdo con que el Estado se inmiscuya en temas relacionados a la libertad de expresión, en la definición de qué es considerado una noticia veraz y cuándo es fake news, y menos, que sea el gobierno quien empuje una iniciativa de esta envergadura.
“Aunque suene sorprendente, el principal peligro de la libertad de expresión es el deseo de poseer la verdad, o mejor dicho: la idea de que la tarea de la prensa es decir la verdad. De ahí suele seguirse que hay que detectar y reprimir las noticias falsas, o sea, aquellas que no son verdaderas”, escribió Carlos Peña el domingo 27 en El Mercurio. “La ministra Vallejo proviene de un partido, el comunista, que avala regímenes autoritarios sin libertad de prensa, y cuyo candidato presidencial hizo campaña con una ley de medios a la altura de dichos regímenes”, señaló Pablo Ortúzar en La Tercera.
Por su parte, representantes de la oposición enviaron un oficio para que Vallejo presente los detalles de su viaje a Europa y dé a conocer las medidas que quiere empujar la administración Boric en esta materia.
Esto se suma a que en julio de este año la titular de la Segegob lanzó el compromiso “Más Voces: medios de comunicación y democracia”, iniciativa que ella lidera y que, según ha dicho, tiene por objetivo fortalecer el debate en torno a derechos asociados a la información, pluralidad, libertad de expresión y prensa. Para ello conformó una mesa de trabajo, en la que participan tres universidades estatales: la Universidad de Chile, de La Serena y de la Frontera, para levantar una conversación sobre el sistema de medios en Chile, lo que aviva aún más los cuestionamientos hacia el papel protagónico de su cartera en esta materia.
-Ministra, ¿está consciente que su preocupación ante la desinformación se está viendo como una intervención a los medios? Ya se habla de censura.
-Lo primero que hay que señalar es que este debate es importante y necesario que se dé en nuestro país. A pesar del tenor de las críticas, me parece que es bueno que haya una discusión que no se estaba dando, porque nos sumamos a un debate que es mundial. Y me pude dar cuenta de eso cuando visité este foro mundial a propósito de la invitación de la OCDE. Todos los Estados participantes tienen como uno de los principales puntos en tabla para cuidar las democracias el cómo enfrentar la desinformación. Si bien no estaba explícitamente en nuestro programa de gobierno, abrir una agenda de este tema en específico fue producto además de darnos cuenta de que sí estaba siendo un problema creciente en Chile y en el mundo.
-Lo que se critica es que el Estado no debería meterse en este debate porque somos los medios de comunicación justamente los llamados a fiscalizarlo y cuando el Estado entra a esta discusión, hay un evidente conflicto de interés.
-No, porque nosotros tenemos un mandato jurídico internacional sobre estas cosas.
-¿Cuál es ese mandato?
-El sistema interamericano de Derechos Humanos, las relatorías de libertad de expresión, derecho a la información y libertad de prensa están considerados en estos tratados internacionales, al menos ocho ha suscrito Chile y eso está tanto en el sistema interamericano regional como la OEA, como de Naciones Unidas. Entonces, tenemos obligaciones y mandatos de todos los Estados miembros. Y no es exclusiva responsabilidad de los Estados, sino también social y de las instituciones privadas. Y en eso hemos sido sumamente claros. Pero creo que los países tienen que empezar a hacer una autorevisión de cómo están avanzando y cumpliendo.
-¿Pero cuál es la preocupación del gobierno en este tema en particular?
-Nuestra preocupación es que teníamos que abrir un espacio inédito en Chile que no se había planteado. En el ranking que hace Reporteros sin Fronteras respecto a la protección de la libertad de prensa venimos bajando sistemáticamente desde 2018. Es una preocupación. Esto no significa que el Estado es un interventor o que tenga que determinar qué tiene que hacer cada uno o establecer sanciones, no. Pero sí hay que asumir una responsabilidad, al menos, abriendo esta discusión.
-¿Qué es lo que le preocupa? ¿El pluralismo, la libertad de expresión…?
-Es que no se ha debatido con los distintos actores de la sociedad en qué situación estamos respecto a estos temas. Si tenemos un ranking que nos dice que hemos bajado en materia de libertad de expresión, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Este tema no tiene que ver con una persona, conmigo o con un gobierno en particular. Y lo que hicimos fue tomar la decisión de decir “hagamos una mesa que no controla el ministerio, sino que delega a las universidades del Estado que también tienen una responsabilidad, para levantar un debate amplio que permita hacer un diagnóstico de la situación actual y sugerencias”. Veremos cómo sale ese informe que va a venir en enero, va a ser transparentado, parte de la discusión y eso es un tema.
Mesas y tabúes
La semana pasasa la ministra respondió a una editorial de El Mercurio que trataba estos cuestionamientos. En el escrito ella plantea que “la desinformación se debe combatir fortaleciendo a los medios de comunicación, a sus periodistas y mecanismos de verificación de información, como también invirtiendo en campañas de alfabetización digital y medial”. Y habla de un “combate” a las noticias falsas.
-¿A qué se refiere con combate a la desinformación? Porque como debe haber leído, se le ve derechamente como una intervención que sea el Estado quien elija a los actores de estas mesas de trabajo.
-El Estado no está interviniendo en nada, está abriendo un diálogo. Y en todos los países donde se ha abordado este tema ha generado inquietud, fantasmas, prejuicios. Es controvertido, pero no por eso es un tabú. Es entendible que haya inquietudes, lo entiendo perfectamente. Y he leído todas las columnas, pero en varios casos hay confusión respecto a las agendas. Porque la mesa de medios, lo que busca es que estas tres universidades abran un espacio de conversación con el mundo público y privado, medios grandes, pequeños, regionales, tradicionales y no tradicionales, periodistas, académicos, etc, para hacer un diagnóstico del ecosistema de mediosy ver cuáles son las mejoras posibles.
-Algunos se han sentido marginados de la discusión…
-Es que eso no es así, porque todos participaron.
-No de la misma manera que las otras tres universidades.
-Es que una cosa es quién lleva la metodología y el desarrollo de la agenda de estas conversaciones y otra es quiénes participan en la construcción de la propuesta. Y ahí estaban todos invitados, incluso organizaciones símiles de las ANP, como la ARCHI, Anatel, las universidades privadas.
“La mesa de medios, lo que busca es que estas tres universidades (U. de la Frontera, U. de la Serena y U. de Chile) abran un espacio de conversación con el mundo público y privado, para hacer un diagnóstico del ecosistema de medios y ver cuáles son las mejoras que se pueden hacer”.
-Algunos no quisieron participar. Porque sienten que no tiene que ser el Estado el que llama a esta conversación, sino que tiene que venir de una actividad de los mismos periodistas.
– Lo entiendo, y es la principal argumentación de la ANP y de El Mercurio. Es una posición ideológica legítima. Pero no es que no estén considerados. Uno puede creer ideológicamente que el Estado no puede meterse en un debate sobre cómo asumir una responsabilidad internacional que tiene, pero otra cosa es decir que fueron excluidos. Yo le dije a Juan Jaime (Díaz, presidente de la ANP) que no fue así, que fueron invitados. Y lo reiteramos.
-¿Y qué le respondió?
-Tenemos una conversación pendiente. Pero se lo dije, y él considera un poco lo mismo, que esto lo debiera liderar un organismo independiente del Estado.
-¿Dentro de las sugerencias de esta mesa podría estar por ejemplo el tipificar delitos en relación a las fake news?
-No tengo idea lo que va a derivar de eso.
-Es uno de los temores…
-Claro, pero yo a lo que invitaría ahí es que en vez de adelantarnos a los supuestos que va a traer el informe, esperar el informe y opinar sobre los resultados en vez de empezar a armar fantasmas.
-¿Y si la recomendación de la mesa es crear más medios financiados por el Estado?
-No sé si vendrá esa recomendación.
-¿Cree que necesitamos más medios estatales?
-Creo que lo que necesitamos es que los medios puedan estar más fortalecidos, tener más capacidades para desarrollar de mejor forma su labor en el marco de un ecosistema de medios diverso, que favorezca la libertad de prensa y expresión. Pero también me interesa, que más que una opinión nuestra de gobierno, surja un diagnóstico compartido, recomendaciones construidas más colectivamente y ver cómo eso ayuda a ver qué camino seguir. Puede que no tenga nada que ver con elaborar políticas públicas. Puede que sirva para que los propios medios vean qué pueden mejorar.
Pluralismo, verdades y prestigio
-Otra cosa que han planteado como gobierno es que quieren fortalecer el pluralismo de los medios de comunicación en Chile. ¿Considera que hoy el sistema de medios en Chile no es plural?
-No sería tan tajante. Esto es más de cómo avanzamos más en esto. Creo que hay harta diversidad, hay muchos medios, medios comunitarios, regionales, independientes, entre periódicos, canales, digitales, etc. Y los nacionales, tradicionales, etc. Pero creo que el país puede avanzar mucho más en la pluralidad. Y ahí recojo lo que decía una de las columnas. Me parecieron interesante algunos elementos de Carlos Peña.
-Habla de la búsqueda de la verdad.
-En eso estoy completamente de acuerdo.
–Él plantea la duda de si el costo a la libertad de prensa y expresión se justifica. Y Ortúzar señala que la mayoría de quienes comparten fake news saben que aquellas noticias son falsas. Por eso se critica que llegue este Estado protector a decir “no creas eso, yo te voy a proteger, esta es la verdad”. Así se está viendo.
-No, es que además ese es muy mal camino. Porque uno es ahora gobierno, pero después viene otro. Pero además, de la columna de Carlos Peña recojo dos cosas que son interesantes. Porque en el convenio con las universidades hablamos de “Más voces, Más democracia”. Pero él plantea, ¿tiene que ver con más voces? Y quizás hoy hay hartas voces y él dice que esto tiene que ver con el prestigio, no todos somos iguales. Y me parece interesante porque profundiza más en el debate y evidentemente el tratamiento nunca va a ser por igual respecto a esto.
-¿No es que usted está detrás de que los medios digan la verdad?
-No, y está bien que haya medios que logren mayor prestigio por cómo van desarrollando su trabajo, la rigurosidad, la calidad periodística, evidentemente nunca va a ser igual. No funciona así y es un punto súper atendible. Y lo otro es el punto de la verdad. Y en esto es como dice la Universidad de Chile, aquí caben todas las verdades y uno tiene verdades distintas porque de eso se trata tener opinión política y opiniones diversas sobre distintos temas. Eso no está dentro de la discusión.
-¿No es suficiente el trabajo que hace el periodismo con el chequeo de datos?
-Yo creo que es muy importante lo que se ha hecho, pero todos podemos hacer más. Por ejemplo en el Estado. Evidentemente algún ministro, ministra, subsecretario, subsecretaria, puede cometer el error de entregar una información incorrecta o imprecisa. Bueno, ¿cómo nos hacemos cargo? ¿Cómo nos hacemos cargo en la rectificación? Yo creo que es una discusión que la presume de privados, que la empezó el gobierno…tenemos que darla todos.
-¿Es usted crítica frente al trabajo en general de medios en Chile? ¿De ahí nace esta agenda?
-No, sinceramente, porque creo que hay un esfuerzo y un interés por tomarnos esto cada vez más en serio. Yo no voy a ser la que diga, “ustedes lograron la perfección, o lo están haciendo pésimo”. No me atribuyo la capacidad de juzgar aquello. Creo que sí se ve un esfuerzo. Y estamos en un momento propicio para todos discutir en cómo mejorar.
“Si yo tuviera otra militancia no me criticarían así como me critican”
La militancia comunista de Camila Vallejo también ha sido tema del debate. Frente a ello, la ministra responde: “Claro, probablemente si yo tuviera otra militancia no me criticarían así como me critican, porque hay mucho prejuicio. Y creo que en estas cosas hay que sacarse los prejuicios y los fantasmas para poder dar un debate más riguroso y responsable. Y eso es en todo.
-Considerando que hay países comunistas que no defienden la libertad de expresión. ¿Cómo usted puede dejar claro en que no va a haber censura, que no va a haber intervención del Estado?
-Creo que estas conversaciones ayudan. Me he juntado con medios, le expliqué a varios editores de qué se iba a tratar el viaje a la OCDE, tengo pendiente invitarlos para explicar de vuelta, y tengo toda la intención de verdad que haremos esto con altura de miras y ojalá cada vez con menos prejuicios.
-¿Usted es crítica con los países comunistas en cuanto a su relación con los medios?
-Yo creo que los países que están adscritos a estos tratados tienen que hacer todo lo posible por avanzar en el cumplimiento de estos estándares internacionales.
-Pero sobre la pregunta de los países comunistas. ¿Le complica responder?
-Es que solo a mí me preguntas estas cosas.
-Porque usted milita en el Partido Comunista…
-Sí, pero somos distintos.
-¿En qué sentido?
-Porque la tradición del PC en Chile es totalmente distinta a la de otros partidos comunistas del mundo. Y a veces la gente casi que cree que somos iguales, pero nuestra historia y definiciones políticas son distintas. Segundo, para no hablar a nombre del PC, porque estoy hablando como ministra, es que aquí tengo y tenemos una preocupación especial por esto, y creemos que no tiene que ver solo con nuestro gobierno sino con una discusión del país y democrática que a todos les afecta. Afecta a la prensa tradicional y la credibilidad de las instituciones.
-En cuanto a lo que le planteamos del asunto del PC. ¿Prefiere no responder esa pregunta?
-Hay una preocupación legítima de hacernos cargo de un tema sobre el cual como Estado tenemos mandato. Es una misión de Estado.
-También está el proyecto de medios que propuso Daniel Jadue mientras fue candidato de crear un Consejo de Medios. Y pese a que dice que son distintos, ustedes han defendido regímenes que son comunistas en el mundo.
-Somos distintos y nuestra vocación democrática ha sido impecable, siempre defendiendo la democracia. Y además soy autoridad de Estado aquí, soy ministra de Estado y no me corresponde estar hablando en nombre del PC, sí en nombre del gobierno del Presidente.