La resaca de la 27ª Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) está envuelta en “decepción” por la “escasa ambición” de un pacto que algunos tildan de “histórico”, pero que probablemente pase sin pena ni gloria.
El acuerdo de Sharm el-Sheij pone sobre la mesa la necesidad de que se cree un fondo de financiación de pérdidas y daños para los países más vulnerables al cambio climático. Así, se da respuesta a una reclamación climática histórica de esos Estados que se están viendo más afectados por el calentamiento global.
Con este fondo, además, la Unión Europea se asegura de que Estados como Catar, Kuwait o Arabia Saudí, que forman parte de los países en desarrollo, pero que cuentan con recursos económicos suficientes, no se vean beneficiados. Y es que esta financiación es vital para los que tiene que elegir entre, como dijo esta semana Mia Mottley, primera ministra de Barbados, “pagar la educación o la adaptación al cambio climático”.
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A pesar de que la mayoría de los involucrados, incluida la sociedad civil, se han mostrado contentos y satisfechos por el “éxito” –parcial, al menos–, en palabras del presidente de la COP27 y ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukri, la ambición no ha sido la esperada.
Como recoge la Agencia EFE, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha explicado en la mañana del domingo 20 que lo acordado en esta COP “marca un pequeño paso hacia la justicia climática”. Pero también advirtió de que “se necesita mucho más para el planeta”.
“La COP27 ha mantenido viva la meta de los 1,5 grados [es decir, que el calentamiento global no exceda esta temperatura respecto a niveles preindustriales]. Desafortunadamente, no ha cumplido con el compromiso de los principales emisores del mundo de reducir gradualmente los combustibles fósiles, ni con los nuevos compromisos sobre la mitigación climática”, lamentó Von der Leyen.
Para la UE, en palabras de la alemana, el acuerdo final de la cumbre del clima de Egipto ha tratado algunos de los síntomas del cambio climático. Sin embargo, afirmó, “no hemos curado al paciente de la fiebre”.
Y es precisamente esa falta de compromiso con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de combustibles fósiles que las producen lo que lamentan la mayoría de actores implicados en la COP.
Por eso, el secretario general de la ONU, António Guterres, quiso incidir en que “doblar la apuesta por los combustibles fósiles es un problema doble”. Pues seguirá ahogando al planeta y no evitará que las catástrofes climáticas se reduzcan a largo plazo.
Impuestos para financiar el fondo
Desde Greenpeace han acogido con “satisfacción” el acuerdo alcanzado, aunque se preguntan qué será de las energías ‘sucias’. Pedro Zorrilla, representante de Greenpeace España en la COP27, dijo a EFE que ahora nuestro país y el Gobierno tiene que “comprometerse tanto a facilitar la creación rápida del nuevo fondo” como a aportar el dinero necesario para que los más vulnerables puedan hacer frente al impacto del cambio climático.
Para conseguir estos fondos, desde la oenegé ecologista proponen “aumentar los impuestos a las empresas de combustibles fósiles” y “utilizar los presupuestos que actualmente subvencionan a los combustibles fósiles”, explicó Zorrilla a EFE.
Además, según Zorrilla, España sigue necesitando “reducir sus emisiones de forma mucho más rápida a como lo está haciendo actualmente”. Para ello, recordó al Gobierno que necesitamos “políticas que consigan reducir las emisiones de efecto invernadero por lo menos un 55 % en 2030 con respecto a las del año 1990, y no sólo un 23 %, que es el objetivo actual”.
El director de Greenpeace en el sureste asiático, Yeb Saño, quiso añadir al discurso de su colega español que las negociaciones “hasta el último momento se han visto empañadas por los intentos de intercambiar los avances en adaptación y mitigación por avances en el fondo de pérdidas y daños”. Sin embargo, concluyó, “el esfuerzo tanto de los países vulnerables, como de los activistas, ha conseguido superar las barreras y dar un paso adelante en la acción climática”.
Una mitigación tenue
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, se mostró, en declaraciones a EFE, “decepcionado” por no haber conseguido que el texto final de la cumbre adoptara “un lenguaje fuerte” en el tema de la mitigación. Con esto, el artífice del Green Deal Europeo hacía referencia a la tibieza del acuerdo de Sharm el-Sheij respecto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
“Para hacer frente al cambio climático es necesario que todos los flujos financieros apoyen la transición hacia la baja emisión de carbono: la UE vino aquí para conseguir un lenguaje fuerte y estamos decepcionados por no haberlo conseguido”, señaló en su discurso final en el plenario de la COP27.
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Sin embargo, en último momento la UE decidió apoyar el texto de la cumbre a pesar de sus amenazas previas de romper con la COP: “La UE no quiere resultados a cualquier precio, no podemos ir hacia atrás. Preferimos que no haya acuerdo si la alternativa es un mal acuerdo”, dijo Timmermans la mañana del sábado 19, en medio de las duras negociaciones que culminaron esta madrugada.
Y es que parece que supuso un esfuerzo ingente que no se diesen pasos atrás respecto a la mitigación. A la UE le costó sobremanera que las decisiones de la COP26 de Glasgow siguieran sobre la mesa.
Como cuenta Felipe Pita para EFE, “la desconfianza entre los negociadores fue rampante y entre las urgencias climáticas hubo evidentes movimientos geopolíticos y presiones que incomodaron a los países que más apostaron por la descarbonización de la economía como única solución en el corto, medio y largo plazo para abordar la crisis climática”.
Sin embargo, a pesar de la falta de ambición del acuerdo de Sharm el-Sheij, la Unión ha visto buena voluntad en el pacto final de una cumbre denominada como “caótica” por los veteranos de las COP. Y es que, como recuerda Pita, “las calamidades logísticas fueron un elemento central de esta COP27, algunas de ellas tan básicas como quedarse sin agua potable para atender a los miles de personas que participaban en un evento que literalmente se desarrolló en unas carpas en mitad del desierto”.