En los últimos días Ecuador ha vivido una ola de violencia en la que el miedo y la incertidumbre han estado presentes más de lo habitual. No es un tema que se debe tratar a la ligera y más cuando hay niños en casa, que de algún modo u otro lo van a ver en redes sociales o en los medios de comunicación.
Ante estas circunstancias, el psicólogo clínico Samuel Merlano insta a unirse como familia para sobrellevar esta situación y sugiere buscar ayuda en caso de ser necesario, porque se debe tener en cuenta que una gran mayoría de los adultos son el sostén del hogar. “El adulto, al igual que cualquier persona de cualquier edad puede buscar ayuda espiritual, muchas veces va a necesitar guía, direccionamiento en la parte espiritual. Por otro lado, también el adulto en este caso tiene que mostrarse sensible ante los sentimientos de sus hijos”, dice.
“Hay muchos adultos que, por ejemplo, sobre todo el hombre, no muestran ninguna expresión de que están asustados o tienen miedo, bastante angustia. Entonces, lo saludable es que los padres puedan expresar ante sus hijos su verdadera emoción, pero también dar palabras de aliento”, agrega.
Sobre lo que ocurre en el país, dice que se debe tratar con la familia de una manera abierta, asertiva, pero sin dar muchos detalles en el caso de los más pequeños de la casa. “Los niños pueden llegar a asustarse, tener muchos temores que pueden afectar su sueño, tener pesadillas. Entonces, es vital que en este caso los padres manifiesten que el país está en una crisis, cómo puede un ser humano tener una crisis, cómo puede un negocio entrar en crisis, es decir, mostrarle figuras que ellos puedan entender y puede usarse la figura lúdica”, señala.
Sobre la figura lúdica, cita como ejemplo hacer que los niños dibujen cómo se sienten y allí se van a ir expresando. “De esa manera los hijos van a tener la oportunidad de comunicar, de hablar, de expresar sus emociones”, apunta.
Insta a los padres a no permitir que los niños vean mucha televisión, principalmente cuando se traten situaciones delicadas. “No mostrarles noticias de crónica roja, sino contarles que la policía está controlando, decir la verdad, pero entendiendo que esto es un proceso, poco a poco se va logrando el objetivo de neutralizar todo lo que está pasando en el país”, sostiene.
El miedo es una emoción normal que todo ser humano lo experimenta en la vida, explica Merlano, y añade que “no se puede evitar que los niños tengan alguna clase de temor, más que nada cuando los padres salen a trabajar y los niños se quedan en YouTube, usando herramientas que muestran imágenes crudas, fuertes, entonces un padre, un familiar puede acompañar a los hijos para que no se sientan abrumados por tanta saturación de noticias fuertes y que muchas de ellas son negativas”, señala.
Sugiere a los padres sacar tiempo para entretener los niños con juegos que sean de preferencia para la familia en general. “Abrazar es fundamental durante estos tiempos de crisis, es bueno que los padres abracen mucho a los hijos. Hay hijos que buscan el abrazo, si lo buscan es porque más lo necesitan, pero si no lo buscan, nosotros como padres tenemos que buscarlos a ellos. Es importante la espiritualidad, hacer oraciones, plegarias para que los hijos sientan esa tranquilidad en casa”, asegura.
¿Cómo debería ser manejada esta crisis de inseguridad, qué podría hacer la Policía?
Para empezar, esta ola de violencia por la que atraviesa el país no solo es responsabilidad de un determinado grupo. “Existen algunos conflictos importantes que vienen desde la parte legal hasta la parte operacional. Nosotros tenemos una constitución de una Policía Nacional que obviamente llega a aterrizar a territorio de manera apropiada, requiere una coordinación adecuada con las entidades locales”, dice Liseth Moreira, especialista de comunicaciones de misión crítica de seguridad pública.
Según Moreira, muchas de las decisiones se toman a nivel nacional, pero los conflictos y las realidades son más de nivel local. “Nosotros, a diferencia de otros países, no contamos con una Policía ciudadana, en Guayaquil, poco a poco la ha ido integrando, pero hay muchos países en donde tenemos un nivel más preventivo de seguridad ciudadana y luego que entra un Policía Nacional o entidad ya con la potestad de utilizar, por ejemplo, las armas y que tiene otro tipo de capacidad”, explica.
Transformación de las amenazas
También se ha visto la transformación de las amenazas, de acuerdo con la especialista. Cita como ejemplo que cuando hay un enfrentamiento entre un estado y otro “hay ciertas reglas de derechos humanos, normativa de los tipos de armas que utilizan”, mientras que cuando se habla de grupos criminales “este tipo de reglas no entran en juego”, por lo que se convierte en algo más difícil de controlar. “La Policía tiene que seguir toda la normativa y nuestro enemigo, el crimen, el delincuente, no tiene las mismas reglas del juego”, afirma.
En ese sentido, señala que existen algunos mecanismos que los policías utilizan para mejorar el accionar, algunos preventivos, otros durante y los que vienen después y deben ser aplicados de manera sistémica. “La Policía, por ejemplo, en México y Ecuador tienen un tipo de conflicto latente que no es cuestión de un gobierno; se vuelve un problema sistémico. Hay ahora posiciones que lo quieren derivar al plano político, pero en realidad si vamos viendo a nosotros nos ha tardado en llegar a algunas de las consecuencias, por ejemplo, el tema de los cárteles de droga y otro tipo de amenazas”, sostiene.
“Hoy lo que vemos es el resultado de políticas y acciones a lo largo del tiempo y obviamente los riesgos han cambiado, las capacidades institucionales se han tenido que transformar en un tiempo récord y eso es otro de los problemas. Se habla de capacitación, de entrenamiento, pero esto toma tiempo y todo tiene que ocurrir a la par con la situación del crimen, que no se detiene, hasta que nosotros logremos accionarnos adecuadamente”, refiere.
Factores que influyen en el alto índice de criminalidad
Moreira indica que el panorama general de la región, y menciona región porque también ocurre a nivel de Latinoamérica, tiene el mayor índice de homicidios y de criminalidad a nivel global. “Hay ciudades sumamente peligrosas como en El Salvador, hay en Colombia algunos sitios, en México, Ciudad Juárez, entre otros, que presentan este tipo de circunstancias que ocurren esporádicamente. Hay mucha criminalidad, muchos asesinatos, muchos homicidios en un solo momento y se llega al último a algún tipo de paz y continúa, o sea no hay una constante de criminalidad, sino tiempos específicos en los que las tasas de homicidios aumentan constantemente; este es el primer tema”, señala.
Como otro punto importante menciona la capacitación a nivel de las filas policiales. “El policía es un ser humano y a veces nos olvidamos de eso, es un ser humano que por más entrenamiento que tenga también se enfrenta a nuevos tipos de criminalidad”, asegura.
Para enfrentar a la criminalidad, la especialista dice que hay distintas maneras de desestructurarlo y el fortalecimiento tiene que venir de la mano del uso apropiado de la tecnología, el desarrollo de leyes y normativas que protejan al policía o desincentive a que se cometan los delitos con penas más severas. “Hay quejas de derechos humanos, pero el derecho humano se lo pierde hasta cierto punto en el momento en el que también se están afectando otros derechos humanos, entonces ahí el Estado tiene que ser muy hábil en el manejo de esto”, afirma.
Por su parte, la socióloga Gabriela Borja señala que este incremento no es algo que realmente suceda solamente por este tiempo, sino que es el resultado de un proceso que tiene algunos años y que se ha venido intensificando los últimos años por diferentes factores. “Tenemos como de fondo un tema, sí, vinculado al narcotráfico que tiene relación con ciertas políticas que se adoptaron en Colombia con lo que fue el proceso de paz, que un poco como que cambió las relaciones de poder que existía en la zona de frontera y permitió que sean otros actores quienes tomen el poder de ciertas zonas permitan o favorezcan más fácilmente estos pasos de la droga en la parte de la frontera norte hasta la zona de todos los puertos de la costa ecuatoriana”, dice.
Por otro lado, señala que hay una “situación social que viene desde mediados del gobierno de Moreno más o menos, en donde se puede mirar que hubo una desinversión estatal en ciertas áreas estratégicas para el bienestar de la sociedad como la educación, la salud e incluso hasta el presupuesto de los mismos órganos de seguridad, de la policía, del ejército. Entonces eso también es algo que afecta mucho porque la calidad de vida de la población en general se ve afectada, por lo que es más posible que las familias que ya están en una situación delicada busquen estas alternativas de ingreso, sobre todo en todo segmentos de jóvenes que no tienen acceso a educación y que han estado en una situación precaria varios años o de generación en generación, entonces eso también crea un espacio en el cual estas mafias encuentran fácilmente personas que puedan operar…”, apunta.
A esto se suma el “ingreso de grandes intereses de narcotraficantes y vinculados a otro tipo de negocios ilícitos como los cárteles mexicanos, la mafia albanesa que ya se comprobó que también opera, es otro factor determinante, incluso las mismas prácticas bélicas no son iguales”, dice
“Hace unos diez años, si bien no existían prácticas como el sicariato, no era tan frecuente ver cuerpos colgados, descabezados, desmembrados, que son prácticas más correspondientes a ciertos cárteles… Es una cuestión bastante compleja que desemboca en lo que estamos viviendo ahora, pero que no puede explicarse fácilmente, que incluso no puede explicarse solamente por el enfrentamiento entre las bandas”, agrega.
Indica que uno de los grandes errores que se cometieron “en la época de Moreno fue poner a la policía a cargo de las cárceles. Eso es algo que en general en política carcelaria no se recomienda, porque la entidad encargada de las cárceles no puede ser juez y parte, no puede ser al mismo tiempo la que apresa y la que mantiene en la cárcel, porque justamente eso puede generar que existan vínculos que no se desean o que existan como una serie de corrupciones, y no solo aquí en Ecuador, sino en muchos países esto no se recomienda”, sostiene.
En ese contexto, recalca que por ello era importante el Ministerio de Justicia, que garantizaba el cumplimiento de derechos humanos como la existencia de una institucionalidad carcelaria. “El momento en que se rompe con esa institucionalidad carcelaria se empieza a generar una crisis, por eso comienzan las matanzas carcelarias y empiezan a haber estos vínculos de adentro hacia afuera cada vez más fuertes que también son un elemento de análisis en la situación actual de la violencia”, explica.
Implementación de tecnología
Otro punto importante es el poder judicial, dice la especialista. La transformación de la policía y de las fuerzas del orden viene de la mano de la tecnología, que ayude en el momento previo para poder determinar e identificar a tiempo una crisis, esto se puede hacer con equipos de video. “Para que el policía que va a enfrentarse al incidente pueda reaccionar de mejor manera y tener el respaldo, por ejemplo, un video que no sea manipulable para que pueda judicializarse más adelante, para que pueda transmitir lo que está ocurriendo en tiempo real y que pueda tener los recursos adecuados”, reitera.
Invita también a tener cuidado con los videos, ya que estos pueden estar manipulados, se cambian las voces, los ruidos, las imágenes, incluso se descontextualiza lo que ha ocurrido. “Este tipo de medidas que hay que tomar son transversales al accionar de la policía”, señala.
Deficiencias en seguridad pública
Asimismo, indica que “sí existen ciertas deficiencias desde el lado de la seguridad pública” y nuevamente reitera la falta de tecnología apropiada y que el sistema de comunicación “es relativamente caduco en términos de tecnología”. Dice que en países de la región muestran rendimiento con relación a la seguridad pública y cita como ejemplo a Perú, donde cuentan con sistema de comunicación de estándar europeo Tetra, que es abierto, lo cual significa que son muchas las compañías que están compitiendo. “En Ecuador tenemos una compañía que vende toda la tecnología de comunicaciones y eso tiene cierta afectación, ¿por qué? Porque tenemos limitación de la tecnología, dependemos de un solo fabricante y de una sola compañía y también tenemos limitación en el acceso a tecnologías más competitivas, hay alternativas que pueden permitir tener un mejor acompañamiento a la policía”, asevera.
Utilidad de la Ley de Uso Legítimo de la Fuerza, a prueba en la actual crisis de seguridad pública
A la ciudadanía invita a pedir a las autoridades que se emplee la tecnología adecuada para enfrentar a la realidad que vive el país, pero al mismo tiempo solidarizarse con aquellas que enfrentan situaciones que no han sido comunes para el país y hacerse responsable de lo que comparten.
“Necesitamos proveer de tecnología apropiada a la policía, que los policías y su radio de comunicación tengan GPS, que se pueda transmitir información en tiempo real, que la comunicación esté encriptada para que no la puedan interferir personas ajenas a la Policía Nacional y que tengamos el diseño para resistir el volumen de comunicación y la necesidad de comunicaciones que está hoy por hoy. El proveedor de tecnología de comunicaciones es solo uno y ha sido solo uno desde hace alrededor de 40 años, entonces no es un cuestionamiento a las autoridades locales ni a las anteriores, pero sí es un tiempo de abrir la cabeza y ver qué ofrece el mercado para dotar bien”, afirma.
Generar cambios
Como sociedad, dice Borja, hay que seguir exigiendo al Estado, desde un contexto diferente a la represión, pedir que exista una estrategia, una política de seguridad seria e integral que tenga otros elementos. “Es responsabilidad del Estado la seguridad y esta responsabilidad no quiere decir simplemente represión, llegar a las cárceles a reducir a los presos que en ciertos evidentemente va a ser necesario, pero esto no es una política carcelaria, esto no es política de seguridad. Una política requiere una estrategia que vaya desde atender a los grupos sociales, desde los cuales emergen estas violencias, una atención total, integral. Realmente se tienen detectados cuáles son los espacios geográficos, en donde se reclutan a estos jóvenes que posiblemente estén en situaciones de vulnerabilidad…”, contesta.
Indica que se puede crear una estrategia de atención social dirigidos para los grupos vulnerables, mejorar los sistemas educativos, la salud, es decir mejor la calidad de vida de las personas. “No es coincidencia por ejemplo que en sitios en donde tienen menos acceso, hasta al agua potable, es donde haya más recrudecimiento de la violencia. Esto no quiere decir que la gente pobre sea la que se vincula al narcotráfico, muy por el contrario, los principales intereses de los narcotraficantes vienen de sectores adinerados. Realmente la gente pobre resulta ser víctimas de esta configuración de estos negocios ilícitos”, asegura.
Si bien, enfatiza que es responsabilidad del Estado la seguridad, también desde la comunidad se pueden generar iniciativas. “Evidentemente cosas como la solidaridad entre los vecinos, la comunicación entre vecinos, la articulación que pueda haber en los barrios para cuidarnos los unos a los otros, no perder el interés en lo que le pasa al otro, evidentemente estas cosas son importantes, fortalecer las organizaciones vecinales para cuidarnos, no tanto como para tomar las riendas del ejercicio de la violencia desde la propia sociedad porque eso generaría una situación aún más complicada, pero sí para cuidarnos para no perder la atención de las necesidades que puedan tener también nuestros vecinos…”, resalta. (I)