Edgar prefería el pincel y una paleta. Manchar el lienzo y exponer sus obras en Almine Rech de París, Bruselas y Shanghái, en el Solo Show de Nueva York o en la Galería Miguel Alzueta en Barcelona. Le daba igual. Nacido en Madrid en 1977, aunque criado en Gijón, sus días los pasaba en un taller, con un café que daba color a sus ideas, trasladando bocetos con la libertad del niño y la técnica adquirida y ejercitada del adulto, aunque si le preguntas hoy, sigue sin saber cuándo empezó a pintar, y mucho menos el por qué. «No lo sé. Puedo decir cómo y dónde, mediante lápices y ceras, allá en todas las paredes que me rodeaban, fueran las de mi casa en Majadahonda, las de las guardería o los suelos de la calle».
«El cuándo no lo sé porque en mi casa siempre se ha convivido con el mundo creativo. Ya de muy niño tengo grabado en mi memoria el amartillar de las teclas de la máquina de escribir de mi padre, Juan José Plans. En su estudio tenía una mesa baja con asientos, cuatro, y alrededor de ella, mientras él escribía, yo me acuerdo de dibujar junto a mis hermanos. No fue hasta los 15 años cuando tuve la necesidad de aprender más, dentro de mí había inquietud por saber cierta disciplina o técnica. Fue cuando en el taller de José María Ramos aprendí a dar forma y saber expresar lo que quería mediante la pintura y el dibujo», explica el artista en una entrevista para El Independiente.
Tras dos años en el taller, Plans vio que necesitaba no tener unos ojos detrás de él para enderezarse o guiarse en sus fallos, sino la necesidad de estar solo ante las obras y buscar las vías para corregirlos. «Supongo que mis inicios fueron como los de la mayoría de jóvenes artistas. Buscaba exponer mi trabajo en cualquier lugar, y por fin, en 1998, llegó mi primera exposición colectiva en una galería de arte de mi ciudad», explica Plans en una entrevista para El Independiente. Desde entonces el artista se ha consagrado internacionalmente y expuesto sus obras en importantes galerías y museos, siendo reconocido, sobre todo, por sus minimalistas personajes de caricatura coloridos, con ojos gigantes y orejas de ratón llamados Animal Heroes, que nacieron en 2016 como parte de un proyecto para abordar temas sociopolíticos como la desigualdad social, la violencia de género, el racismo o el cambio climático.
«En estas pinturas trato de criticar las acciones humanas que están destruyendo el planeta y su naturaleza. Los Animal Heroes luchan contra el deterioro de la capa de ozono, la basura, la deforestación, la contaminación, el abuso del uso del agua y de las energías no renovables, la explotación de los suelos y su consecuente deforestación, la sobreexplotación de las especies marinas y lucha contra la caza incontrolada y el comercio de especies protegidas», explicó Plans tras exponer su serie en la galería barcelonesa de Miquel Alzueta.
Pero ahora el artista ha cambiado de género y casi de mundo, y dejado a un lado lo tradicional del arte para sumergirse en el de tipo NFT’s (siglas de token no fungible), una tecnología criptográfica basada en ‘blockchain’ que representa algo único, de forma que garantiza su autenticidad, así como quién es su propietario. Lo ha hecho con el lanzamiento de su propia colección Lil’ Heroes, centrada en el concepto de que toda historia tiene un héroe y un villano, con la que ha conseguido embolsarse, junto a sus socios, más de 12 millones de dólares en tan solo 45 minutos. «Me inicié en el arte NFT’s en 2019 por unos amigos franceses. No tenía ni idea de lo que era, y reconozco que al principio no lo entendí, lo vi demasiado lejano e inapropiado para mí, que estaba acostumbrado a otra cosa. Apenas le di importancia pero sí me quedé con la idea, y poco a poco investigué y me convencí de que quizás sí era una buena idea. La colección cuenta con 7.777 NFT’s únicos, más de 150 atributos y 50 obras de arte inéditas que tardaron menos de una hora en agotarse durante su presentación».
Una presentación virtual, claro, para la que Edgar cuenta con un equipo de más de una decena de personas que introducen su trabajo en espacios donde el arte es solo una pieza más del complejo engranaje de los negocios reales y virtuales que hoy mueven el mundo. «Esta es una nueva forma de hacer arte que permite al artista llegar a mucha más gente. Sin embargo, los coleccionistas no son los habituales del mundo del arte, sino que es gente relacionada mayoritariamente con la informática y los videojuegos», señala el artista, que reconoce que en España todavía «hay mucho desconocimiento y ningún tipo de apoyo para quienes desarrollamos proyectos de este tipo, como sí ocurre en Estados Unidos o China».
De hecho, el informe Online Art Trade Report 2021 elaborado por Hiscox, muestra que las obras de arte en NFT han tenido hasta la fecha ventas por un valor total de 3.025 millones de euros y, en la actualidad, el 14 por ciento de las plataformas de arte ‘online’ ya ofrecen NFT y un 38 por ciento adicional planea hacerlo en breve. Sin embargo, el último informe de The Art Price, The Contemporary Art Report in 2021, establece que las cuotas de mercado de NFT en España están por debajo del 1 por ciento del total, frente al 5 por ciento a nivel internacional. «Los mercados americano y británico han liderado durante muchos años las ventas a nivel internacional del mercado de obras tradicionales y nada hace pensar que esa dinámica pueda cambiar a corto plazo con el mercado de obras digitales», ha afirmado en declaraciones a Europa Press, Manuel Guerra, abogado y tratante de arte.
A ello cabe sumar que muchas de las ventas de NFT se producen a través de Internet, lo que hace que las diferencias entre países se desdibujen, y entren en juego otros elementos, como el prestigio del artista o la obra. «Actualmente los NFT’s toman fuerza cuando se habla de un negocio de compraventa e intercambio, como si fueran cromos. Sería interesante en este sentido, que con el paso del tiempo se esclareciera si su éxito se debe exclusivamente al gusto por el arte, o si, por el contrario, es una mera forma de negocio», señala Plans.
En este sentido, Edgar celebra que en ferias como ARCOMadrid las piezas NFT estén presentes y constituyan una nueva forma de democratizar el arte. «Estas obras están cobrando relevancia en el mercado internacional».