El expresidente brasileño Luis Ignacio Lula da Silva ha afirmado este viernes que el actual mandatario, Jair Bolsonaro, tendrá que pagar algún día por las miles de muertes de las que fue responsable por su política negacionista frente a la pandemia de la COVID-19.
“Muchos perdieron la vida por el comportamiento irresponsable del presidente de la República”, ha afirmado el líder progresista en el último debate de los candidatos en televisión antes de las elecciones presidenciales del domingo.
Cara a cara con tono áspero
El cara a cara ha tenido un tono áspero, duro y se ha centrado más en los ataques cruzados por los supuestos fallos de los respectivos gobiernos que encabezaron ambos candidatos, que en propuestas de futuro.
El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) ha aprovechado el debate para recordar la cuestionada gestión del Gobierno de Bolsonaro frente a la pandemia, así como la insistencia del líder ultraderechista en negar la gravedad de la crisis sanitaria y en negar la eficacia de las vacunas. “Algún día usted tendrá que pagar por las miles de personas que murieron por el atraso en el proceso de inmunización contra la COVID en Brasil”, ha agregado.
De acuerdo con el favorito para los comicios del 30 de octubre, Brasil, pese a tener el 3 % de la población mundial, tiene el 11 % de las víctimas por coronavirus en todo el planeta.
El jefe de Estado ha alegado en su defensa que su Gobierno compró más de 500 millones de dosis de la vacuna y que comenzó a inmunizar a la población el mismo día en que la agencia reguladora lo autorizó.
Ha agregado que la primera vacuna contra la COVID-19 en el mundo comenzó a ser aplicada en enero y un mes después Brasil ya la estaba usando. “Brasil fue ejemplo de vacunación. Si usted tomó la vacuna tiene que agradecérmelo“, le ha dicho Bolsonaro a Lula.
Lula acusa a Bolsonaro de haber aislado a Brasil del mundo
Por otro lado, el expresidente brasileño ha acusado al actual mandatario de haber adoptado una política externa que aisló a Brasil de todo el mundo. “Brasil era un gran protagonista internacional durante mi gestión y en su gobierno se convirtió en un paria. Nadie quiere conversar con Brasil y ningún país quiere recibir a Bolsonaro”, ha afirmado Luis Ignacio Lula da Silva.
Según el dirigente del Partido de los Trabajadores, al adoptar una política en la que se niega a dialogar con los países que no concuerdan con su ideario ultraderechista, Bolsonaro dejó a Brasil “más aislado que Cuba”.
“Estamos más aislados que Cuba. Ningún país quiere recibirlo. Ningún presidente de ningún país quiere venir aquí”, ha afirmado el candidato opositor al recordar las disputas que el jefe de Estado de Brasil ha tenido con varios líderes mundiales, principalmente europeos, por sus cuestionadas políticas ambientales y climáticas.
Bolsonaro ha respondido que la política externa de Lula se limitó a ofrecerle dinero a los países gobernados por presidentes con afinidad ideológica, como los de Cuba, Venezuela y Argentina.
El líder progresista venció la primera vuelta de las presidenciales con el 48,4 % de los votos, frente al 43,2 % del ultraderechista, y los sondeos lo señalan como favorito en la segunda vuelta. Si Lula gana el domingo tendrá que lidiar con uno de los congresos más conservadores de la historia democrática de Brasil. Las fuerzas bolsonaristas dominan la Cámara, siendo el Partido Liberal (PL) de Bolsonaro el que cuenta con mayor presencia.
La política de armas
El momento más caldeado del debate, probablemente, ha girado en torno a la detención el pasado domingo del exdiputado Roberto Jefferson, un aliado de Bolsonaro que lazó granadas y disparó decenas de tiros de fusil contra los policías que trataban de arrestarle.
Lula ha aprovechado ese tema para cuestionar la política de liberación de ventas de armas que promueve el líder de la ultraderecha, asegurando que “quien se beneficia de esa política es el crimen organizado”.
Bolsonaro ha usado el tema de la seguridad para sugerir que Lula visitó una favela de Río de Janeiro para hacer un mitin “con el permiso del narcotráfico“, una idea que el equipo del actual jefe de Estado ha repetido incontables veces durante la campaña.
Lula ha recogido el guante y ha lucido de ser “el único jefe de Estado con moral de entrar en una favela”, para encontrarse con la “gente extraordinaria” que vive en las zonas pobres.