Elena Planas tiene 51 años y, desde hace más de 20, es trabajadora social en la comarca de Los Monegros. Es de Huesca capital pero vive en la localidad de Albero Bajo con sus dos hijos. Pero Elena Planas también es Malena Mua y se dedica al maquillaje profesional. Así es como se llama el negocio que lanzó en 2019 para dar rienda suelta a su pasión y a la vocación por esta otra profesión que ahora compagina con el resto de obligaciones.
Al vivir en el medio rural, Elena sabe mejor que nadie que casi siempre es el cliente quien se tiene que desplazar para disfrutar de un servicio. Por eso, el que ella presta como Malena Mua se planteó desde el principio para ser a domicilio. “Voy a casas, a hoteles o a donde me necesiten”, explica. Esto es una de las cosas que lo hace diferente, su ánimo de querer acercar el maquillaje a las personas. Por otro lado, llevar tantos años trabajando en la atención a personas y tener formación en trabajo con grupos y personas en situaciones vulnerables le hace tener otra perspectiva. Así, también trabaja con entidades como la Asociación Española Contra el Cáncer, así como con particulares o con grupos ofreciendo talleres de automaquillaje.
Estos eran inicialmente solo presenciales, en sesiones que duraban un par de horas en una tarde. Pero con la pandemia, Elena tuvo que darle una vuelta de tuerca al negocio y empezó a ofrecer estos talleres también online. Ahora que ha vuelto la normalidad, este servicio a distancia se ha mantenido y lo ofrece desde su casa de Albero Bajo, donde ha acondicionado un rinconcito para este fin. Tiene un aro de luz, un espejo y distintos productos de maquillaje. Al otro lado de la pantalla están sus oyentes que, de igual forma que cuando la sesión es presencial, no necesitan mucho material. “Lo único que les pido es que estén en un espacio con luz, un espejito y lo que ella tenga. También una libreta, para ir apuntando. A veces tenemos en casa productos que nos hemos comprado y no nos sirven para su fin inicial, pero yo les ayudo a reutilizar, por ejemplo, unos polvos de sol como sombra de ojos”, explica.
Así es como Elena trata de compartir con su público que el maquillaje es una forma de expresar quién eres y cómo te sientes en cada momento. “Para mí es una herramienta, no un corset en el que te han metido como mujer. Quizás antiguamente el maquillaje daba una imagen de nosotras como objeto pero ya no”, defiende. “En los talleres intento transmitir que esto no es una cuestión de modas sino que va de encontrar la mejor versión de una misma”. Además, y especialmente cuando se dirige a colectivos como el de la AECC, sus sesiones de automaquillaje son terapéuticas. “Lo que más les favorece es el encuentro en sí. En cualquier taller que hagas, sea de maquillaje o de otra cosa, lo más terapéutico es encontrarse con alguien que está en una situación parecida a la tuya. Luego, el maquillaje te libera, te vas viendo más guapa conforme lo vas haciendo, no hablas del cáncer y se comparten otras experiencias”, explica. Actualmente, se ofrecen dos sesiones al año para este colectivo y lo que comenzó siendo algo modesto desde la delegación de Huesca, ha ido creciendo y ahora se conectan personas de otros lugares de España.
Su faceta más creativa
A Elena también le gusta exprimir su faceta más creativa y, para ello, coge fotos, obras de arte graffitis y otras imágenes de referencia para hacer un maquillaje. Así, por ejemplo, se inspira en la imagen de un pájaro y sus colores para hacer un trabajo en consonancia, como si la cara fuera un lienzo sobre el que pintar un cuadro. Quienes acuden a ella también lo hacen desde lejos, para obtener un diseño de maquillaje personalizado. “Desde cualquier punto de España se ponen en contacto conmigo y, tras rellenar una pequeña encuesta con preguntas sobre su tono de piel, el color de su pelo, etc. yo les envío una propuesta que me parece que encaja”, explica.
En una faceta más convencional, realiza peinados y maquillajes de invitada y de novias, tanto a domicilio como en colaboración con peluquerías de la zona que, a veces, no llegan a todo, y requieren de sus servicios. Esta ha sido en los últimos meses su principal dedicación, ya que con la pandemia más normalizada, se han recuperado los eventos (bodas, bautizos, comuniones…) y este es el servicio que más se ha demandado.
Para conocer la obra de Malena Mua y contratar sus servicios, se la puede localizar en Facebook e Instagram, y también por whatsapp. “Al principio me costaba el tema de las redes sociales porque me parecía una competición y me agobiaba cuando no publicaba algo. Ahora voy a mi ritmo y he encontrado mi sitio cómodo, tanto en redes como con la gente, con el trabajo y conmigo misma”, asegura. Una tarea nada fácil teniendo en cuenta que Elena es madre de dos adolescentes y tiene su trabajo fijo por las mañanas. “Luego llego a casa y tengo todo lo demás, y ahora también mi negocio”. Reconoce que, aunque es su ilusión y está agradecida de poder mantenerlo, no es nada fácil abrirse camino, sobre todo cuando su puerta al mundo es en buena medida internet.
Mientras se va dando a conocer, Elena no deja de formarse ya que dice, “es algo fundamental para dar un buen servicio y ofrecer cosas que la gente vaya a valorar”. El continuo reciclaje es, junto con la atención personalizada y la capacidad de escuchar a la persona lo que hace que Elena Planas sea única en lo que hace y cada día llegue a más personas que quieren poner su rostro pero también su alma en manos de Malena Mua.