La abultada ventaja con la que partía Luiz Inácio Lula da Silva hasta hace unas pocas semanas para vencer al actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se ha ido desvaneciendo como un azucarillo en el café a medida que se acerca la segunda vuelta de los comicios. Y en este contexto de incertidumbre y polarización política, el Bovespa, la principal referencia bursátil del país sudamericano, se mantiene como el único índice de bolsa en positivo en 2022, con alzas del 12%.
Detrás de esta aparente calma entre los inversores se esconde el nombre de Geraldo Alckmin. El que fuera su adversario en las elecciones de 2006 y uno de los principales azotes de los casos de corrupción del Partido de los Trabajadores (PT) en el pasado, es el bálsamo con el que Lula ha apaciguado los ánimos del mercado desde que anunció que sería su vicepresidente en caso de vencer en las urnas.
Es conocido como ‘Chuchu Popsicle’, en referencia a una fruta, por su perfil aburrido
Precisamente, el exmandatario del país entre los años 2003 y 2011 reclutó al líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) para atraer al poder económico y a la clase media que se decantó por Bolsonaro en las elecciones de 2018.
Aburrido y sin carisma
Alckmin es conocido en Brasil bajo el apodo de Chuchu Popsicle después de que en 2022 un columnista se refiriera a él como chuchu (una fruta verde básica que se utiliza para cocinar sopa o se come frita), por su comportamiento anodino y falto de carisma. El marketing hizo el resto y el político aprovechó esta imagen aburrida para dirigir con mano firme el estado más grande del gigante sudamericano, si bien ha mostrado un perfil neoliberal en temas económicos, vinculado al Opus Dei, conservador en relación con los derechos individuales y un histórico adversario del PT.
“Lula ha elegido como vicepresidente a Geraldo Alckmin, exgobernador de Sao Paulo, considerado simpatizante de las empresas y los mercados, contra el que ganó la segunda ronda de la carrera presidencial de 2006”, destacan los analistas de Lombard Odier.
Alckmin centró en el ‘mensalão’ su campaña en 2006, cuando perdió con el 39% de los votos
Ahora bien, ¿quién es Geraldo Alckmin? Médico de profesión, casado y padre de tres hijos, su experiencia al servicio público se define más por su currículum político que por su desempeño como anestesista. Solo con 19 años fue elegido como el concejal más votado de su ciudad natal, Pindamonhangaba, con el Movimiento Democrático de Brasil (MDB) opuesto a la dictadura y con 25 años fue elegido el alcalde más joven de Brasil, cargo que ostentó hasta 1982.
“No soy hijo de herencia política, ni de una fortuna personal. Vengo de una familia modesta y aprendí mucho del pueblo”, explicó en una entrevista en el programa Aqui na Band en 2019 que todavía puede verse en Youtube.
Tras su paso por la política local, fue diputado federal durante dos legislatura para, finalmente, cofundar en 1988 el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) junto a Henrique Cardoso, quien en la presidencia de la Nación, avanzó en la privatización de la minera Vale do Rio Doce, la compañía de telefonía Telebrás, así como otras privatizaciones en el sector de energía y transporte.
Bajo estas siglas fue vicegobernador en la candidatura de Mário Covasen en 1994 y perdió las elecciones para la Alcaldía de Sao Paulo en el año 2000, aunque tras la destitución de su mentor por motivos de salud, asumió el cargo como gobernador interino para, posteriormente, dirigir este Estado entre 2001 y 2006.
Pulso a Lula
Fue en 2006 cuando el nombre de Alckmin saltó a la esfera internacional tras disputarle la presidencia al propio Lula en la segunda ronda. Sonados fueron los debates en los que la corrupción y los escándalos, conocidos como mensalão, fue uno de los grandes temas de la campaña, aunque finalmente tuvo que conformarse con el 39% de los votos. El político conservador, que apoyó el impeachment contra Dilma Rousseff, volvió a repetir como candidato en las presidenciales de 2018. Aunque en esta ocasión su imagen se vio empañada por el vínculo del PSDB con el Gobierno interino de Michel Temer, el más impopular de la historia del país, y su perfil moderado se vio arrollado por el populismo del ultraderechista Bolsonaro, que captó el voto tradicional del PSDB.
Vontobel: “Será imposible que Lula revoque las reformas promercado que se introdujeron desde la presidencia de Michel Temer, sobre todo el tope del gasto público”
La alianza con Alckmin ha sido utilizada tanto por la izquierda latinoamericana como por la extrema derecha para criticar esta fórmula presidencial y desprestigiar el renacer de Lula como candidato del PT tras su paso por presión. ¿Qué puede suceder el domingo 30? “Es probable que Lula gane las elecciones con una estrecha ventaja, pero la coordinación entre el gobierno y el congreso será complicada, por lo que sus políticas serán especialmente difíciles de aplicar”, señala Thierry Larose, gestor de Vontobel. En opinión de este experto, “para los mercados esto podría ser positivo, ya que será imposible que Lula revoque las reformas promercado que se introdujeron desde la presidencia de Michel Temer, sobre todo el tope del gasto público. Por otro lado, la capacidad de gobernar podría ser mucho más difícil”, agrega.