La inflacin interanual de 118% en prendas de vestir y calzado y la discusin sobre las exenciones fiscales a industrias en Tierra del Fuego puso en la agenda la discusin sobre la conveniencia del proteccionismo para los consumidores.
22 Octubre de 2022 10.16
No existe jornalero alguno que no sienta necesidades; que a esa sensacin no se usa el vehemente anhelo de satisfacerlas y por ltimo que, ms tarde o ms temprano, no se revuelve airado contra las dificultades que se opongan a sus deseos. Quin puede negar que el sistema proteccionista exagerado es la valla fatal que se levanta contra l para que pueda realizarlos?
Leandro N. Alem (1894), El proteccionismo y el pueblo
Dos noticias aparentemente inconexas han poblado en los ltimos das la agenda de los medios de comunicacin: por un lado se encuentra el hecho de que, a la luz de los datos de inflacin de septiembre, los productos textiles continan subiendo por encima del resto y acumulan ya 118% de alza interanual; por otro lado est la pelea entre la UCR y la Coalicin Cvica por un proyecto de esta ltima para derogar la ley 19.460, que establece exenciones impositivas para industrias en Tierra del Fuego, y que, al menos en un primer momento. pareca contar con la anuencia de Sergio Massa. Estos son los temas que discutimos hoy, pero son solo la punta de un enorme iceberg de ineficiencia e injusticia que afecta al pas desde hace dcadas: el proteccionismo.
El fantasma del proteccionismo, en efecto, recorre la Argentina desde hace casi cien aos. Se trata de un fenmeno que al principio luca inevitable: luego de polticas errticas a fines del siglo XIX, la Gran Depresin y el cierre de fronteras de los aos treinta empujaron al pas tambin a limitar el comercio internacional. Pero despus de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente a partir del gobierno de Pern, la decisin de encerrar al pas en s mismo fue una muestra de voluntad que luego se convertira casi en un reflejo, en un instinto de supervivencia para sobrevivir.
Y es que el proteccionismo ha creado poderosos grupos de inters que se resisten, con lgica, al libre comercio: los altos aranceles a la importacin de manufacturas y a la exportacin agropecuaria, as como los crditos subsidiados a la industria, han configurado un escenario de ganadores y perdedores donde los primeros no estn dispuestos a resignar sus privilegios porque eso implicara la prdida de su negocio. Si la industria textil tuviera que competir contra productos internacionales, los precios de sus productos no podran subir ms que el resto; de hecho, probablemente bajaran en comparacin con los otros, como ocurri durante el gobierno de Macri.
Los resultados de dcadas de proteccionismo estn a la vista: la Argentina es uno de los pases ms cerrados del mundo al mismo tiempo que faltan insumos, huye el capital productivo y escasean las fuentes de trabajo generadas por proteger a la industria.De hecho, si uno considera el costo de oportunidad del cierre, el balance de empleo es incluso negativo, segn la tesis doctoral de Jos Luis Espert. En cualquier caso, cada ejemplo es ms obsceno que el anterior: en el caso de la industria ensambladora de Tierra del Fuego hay en este momento 45 millones de argentinos que son rehenes de una provincia de 150.000, y quienes ms sufren las consecuencias de este sistema perverso son los ms pobres. En efecto, aquellos que pueden viajar o pagar ms para comprar productos electrnicos no tienen problema en sortear el obstculo, mientras que son los que tienen menos posibilidades los que se quedan con productos peores y ms caros, si es que logran acceder a ellos. De eso se trata la famosa caza en el zoolgico que produce el proteccionismo.
Paradjicamente, los peligros de este sistema hoy defendido por la izquierda y el kirchnerismo nos fueron transmitidos por figuras como Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista, que deca en Internacionalismo y patria (1925) que la abolicin del proteccionismo slo amenaza las ganancias espurias que a su sombra realizan algunas empresas y la renta abusiva de tierras destinadas, gracias a la aduana, a cultivos que econmicamente debieran ser hechos en otros pases. Tambin Leandro N. Alem, fundador! de una UCR que hoy rechaza de forma tajante la idea de terminar con el rgimen especial de Tierra del Fuego, se quejaba ya en El proteccionismo y el pueblo de 1894 del que calificaba como un sistema proteccionista, ciego, exagerado y absurdo, sin siquiera imaginar lo que sobrevendra en el siglo posterior.
Ni Juan B. Justo ni Alem son excepciones, claro. El libre comercio, de todas prescripciones potencialmente contenciosas de la economa, es el que ms consenso genera al interior de la disciplina. No se trata de que haya economistas monetaristas como Friedman o austracos como Mises que argumenten en favor del libre comercio: cualquier manual introductorio a la ciencia econmica lo menciona inequvocamente como positivo. Incluso economistas como Keynes en el pasado o Krugman en el presente, a grandes rasgos considerados como intervencionistas, han sido sin embargo fervientes defensores del libre comercio. Y si alguno admitiera la posibilidad, para salvar el argumento, de proteger a industrias nacientes, cunto tiempo deberan permanecer las personas pendientes de lo que ocurre con ellas? En otras palabras, cuntos aos tardar en nacer la industria textil argentina? Doscientos aos no son suficientes?
Si el problema con el funcionamiento del proteccionismo es que distorsiona la economa, impide el crecimiento genuino y afecta a los ms pobres, el drama de quitrselo de encima es que todos los incentivos estn alineados para que la tarea sea dantesca. Si la Argentina avanzara hacia el libre comercio, todos ganaramos algo, pero pocos perderan mucho, razn por la cual la dimensin del desafo es colosal. Sin embargo, no se trata solamente de una cuestin de eficiencia: desmantelar el proteccionismo no solo ser bueno para la economa, sino que ser justo.
El corporativismo de un pas para pocos debe terminar en nombre de un pas para todos: este es el norte que cualquier propuesta en favor del libre comercio deber tener.