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El teórico y crítico estructuralista francés Roland Barthes escribió en el año 1982 el artículo “El problema de los géneros discursivos”, un texto emblemático para el estudio de la semiología y el campo académico del análisis del discurso. Esa publicación establece como unidad de estudio los discursos, en tanto manifestaciones cristalizadas del lenguaje, los cuales se enmarcan en distintos géneros, que estructuran y establecen las reglas sobre las cuáles opera el discurso.
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¿Qué quiere decir esto? Todas las actividades humanas tienen sus propios géneros discursivos. El ámbito de la justicia, del fútbol, de las redes sociales, cada espacio crea tipos específicos de expresiones orales y escritas determinadas por las reglas y costumbres propias de dicha actividad. Hay palabras que adquieren un valor y significado especial en cada espacio, formas de hablar, temas de discusión no se corresponden en distintos espacios. Un joven no habla de la misma forma dentro de una cancha de fútbol que en una oficina de trabajo.
Y ya desde algunos años podemos decir que la industria cripto se ha convertido, sin lugar a dudas, en un género discursivo. Expresiones propias de la comunidad han ganado relevancia y un valor particular, característico del mundo en el cuál se mueven. Terminos como “maxis”, “early adopters”, “halving”, entre otros, tienen un significado y desarrollo específico dentro de la industria de las tecnologías descentralizadas, las criptomonedas y blockchain. Si alguna vez has participado de una charla sobre estos temas y te has visto desorientado ante algunas palabras que nunca habías oído antes ser usadas de esa forma, entenderás de lo que te estoy hablando.
Dentro de ese lenguaje nuevo, el mayor ejemplo de la creación de un género discursivo es la palabra hodl. Este concepto, que nace de forma involuntaria, que no existe en otros ámbitos de la vida, se ha convertido con el tiempo en un mantra cuidado por muchos que apuestan al crecimiento de las criptomonedas, un emblema para reconocer a un tipo particular de usuario y, por qué no, hasta una filosofía de vida.
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¿Qué quiere decir HODL?
Hodl es una reformulación accidental de la palabra en ingles hold, que se traduce en la acción mantener. Esto, que parece sencillo, dentro del mundo cripto no lo es en absoluto.
Quienes apuestan a este tipo de economía lo hacen por diversos motivos. Puede ser preservar el valor de sus ingresos frente a un contexto de devaluación o inflación, la posibilidad de realizar transacciones sin las restricciones cambiarias actuales, o apostar a una inversión en un corto o largo plazo.
Muchas criptomonedas, como Bitcoin, funcionan a partir de un protocolo que determina la cantidad de tokens a emitir a futuro. Esto garantiza su escasez a pesar del crecimiento de su comunidad y uso, hecho no menor para todo objeto de valor. Por eso, muchos usuarios criptos adquieren estos activos pensando que, a futuro, su precio aumentará, dado que más personas buscarán hacerse de los tokens, mientras estos mantienen un número estable de emisiones. Bitcoin, por dar un ejemplo, contará con, nada más y nada menos, que con 21 millones de monedas.
Por este motivo, hodl se ha convertido en un lema dentro de la industria, comprendido por la acción de mantener dentro de tu cartera tus cripto apostando a que, en un futuro quizás no muy lejano, su precio haya crecido de forma exponencial.
¿Por qué se dice HODL y no Hold?
Corría el vertiginoso año 2013. Tan solo cuatro habían pasado desde que había nacido Bitcoin, el criptoactivo más valioso en la actualidad. Todavía eran pocos los que conocían de su existencia y todavía menos eran los que entendían en profundidad la transformación que planteaba en términos económicos.
Como sucede de forma habitual dentro de este mercado, marcado por la fuerte volatilidad, el precio de Bitcoin ese año caía con fuerza, alrededor de un cuarenta por ciento. La situación generaba desesperanza. Muchos anticipaban el final de la aventura bitcoiner. Quienes habían comprado, esperanzados por el crecimiento de su precio, se asustaban ante cada descenso y buscaban vender los tokens adquiridos, presionando aún más a la baja.
En esos años, Bitcoin no era noticia en los portales digitales o en las redes sociales como lo es ahora. Su movimiento discursivo era marginal, de nicho, tratado con fuerza únicamente dentro de foros específicos, con todavía pocos usuarios. En uno de ellos, Bitcointalk, el debate estaba marcado por quienes clamaban por la venta y quienes sostenían la posición de mantener sus activos, apostando a futuro.
Si bien la tecnología estaba a su favor -y el tiempo les dará la razón-, en ese momento álgido se escribía al calor de las noticias desfavorables. Un miembro del foro, que defendía la idea de no vender, respondía con un teclado que ardía. Su respuesta dentro del foro pasó a la historia. En vez de escribir “holding”, puso “hodling”. Un nuevo concepto nacía en el mundo cripto.
¿Qué es el Hodler?
El error, en lugar de ser rectificado, fue celebrado. Paso a la historia. Hoy es normal encontrar a un usuario de Twitter que utiliza el hashtag #Hodl dentro de su bio, lo que significa que ese usuario va a guardar sus criptomonedas más allá del movimiento que se produzca sobre su precio.
Porque eso es un hodler: un usuario de criptoactivos que apostará a futuro, que mantendrá sus tokens dentro de su wallet y que no venderá de acuerdo a las fluctuaciones del mercado. Estas personas, a su vez, son consideradas muy valiosas porque apuestas al crecimiento de la comunidad. Confían en el funcionamiento de la tecnología y apuestan por ella durante diez, quince, veinte años o más.
“Hodlear”, como también se utiliza dentro del mundo cripto, se ha convertido en una marcada estrategia financiera dentro del mercado. Cada vez se reconoce que más personas sostienen sus activos durante las fluctuaciones fuertes del mercado.
Los años de vida de las criptomonedas ya nos han mostrado que luego de fuertes bajas, el precio ha recuperado su valor, incluso lo ha superado.
Para los hodlers, ya no solo el futuro, sino también la historia, les dan la razón.