Cada día nos cuesta más esfuerzo comprar un dólar. La moneda estadounidense sigue marcando máximos históricos en el país. El viernes pasado superaba por primera vez la barrera de los 4.700 pesos y este martes ya casi rondaba los 4.800 pesos, al tocar un precio máximo de 4.794 pesos. Finalmente, cerró la jornada en un promedio de 4.744,04 pesos, la cual será la tasa representativa del mercado más alta en la historia de Colombia que regirá hoy.
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Si bien el dólar ha venido ganando terreno a todas las monedas en el mundo en las últimas semanas, en parte porque los inversionistas buscan la divisa como un activo refugio ante las mayores tasas de interés de la Reserva Federal en Estados Unidos para contener la inflación y los temores de una posible recesión, lo cierto es que en algunos emergentes las depreciaciones están siendo más fuertes.
Este es el caso del peso colombiano, que según el índice de monedas de Bloomberg ayer, 18 de octubre, fue la segunda moneda en el mundo que más se depreció frente al dólar (-1,68 por ciento), después del cedi –la divisa de Ghana–, que perdió un 3,70 por ciento respecto a la moneda estadounidense.
En la región también perdieron algo de valor frente al dólar el peso argentino (-0,21 por ciento) y el peso mexicano (-0,16 por ciento); no obstante, se apreciaron frente a la divisa estadounidense el real brasileño (+0,80 por ciento), el peso chileno (+ 0,23 por ciento) y el sol peruano (0,05 por ciento).
Y en lo corrido de año, la moneda colombiana se ha debilitado frente a las divisas de la región, aunque dicha depreciación es menor frente al peso chileno.
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Incertidumbre local
Aparte de los factores internacionales que están incidiendo en el alza del dólar, en el terreno local hay otras causas que están metiendo presión a la moneda como la incertidumbre en materia económica por las diferentes reformas que están sobre la mesa, como la tributaria que busca recaudar 21,5 billones de pesos, y la inflación en niveles de 1999 que ha llevado al Banco de la República a elevar las tasas de interés hasta 10 por ciento.
Según un análisis de Corficolombiana, desde finales de mayo se observa un debilitamiento del peso colombiano y desde el 22 de junio se ha profundizado su depreciación debido a los factores políticos y los enormes retos de la economía para ajustar a corto plazo los desbalances estructurales en materia fiscal y externa.
“El peso sigue cediéndole terreno al dólar, mientras otras monedas se mantienen sin pérdidas”, dice Felipe Campos, gerente de investigaciones Económicas de Grupo Alianza, quien agrega que lo que pueda quedar en la tributaria continúa pesando en el curso del dólar.
Para Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de la comisionista Casa de Bolsa, al margen de las noticias que llegan desde el exterior, en el mercado colombiano hay mucha incertidumbre que se desprende de las declaraciones contradictorias que viene haciendo el Gobierno sobre el control de capitales y de precios para atajar la inflación desbordada, así como también sobre la independencia del Banco de la República, la prohibición de exploración de petróleo o la emisión de TES para pagar la compra de tierras.
En el mercado hay mucha incertidumbre por las declaraciones contradictorias que viene haciendo el Gobierno sobre el control de capitales y de precios para atajar la inflación desbordada
Un ejemplo de ello es que el presidente Gustavo Petro aseguró hace un par de semanas, en su red social Twitter, que para evitar la fuga de capitales se podría poner un impuesto a los flujos de esas inversiones a corto plazo. Después, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, lo desmintió al decir que el Gobierno no está pensando en imponer controles cambiarios o este tipo de impuestos.
De acuerdo con JP Morgan, los trinos del mandatario les agregaron “una volatilidad significativa a los mercados colombianos”, una situación que se ha visto posteriormente reflejada en la tasa de interés a la que el Gobierno puede conseguir financiación a un plazo de 10 años o en la prima de riesgo, que están al alza.
Los comentarios del presidente Petro, aunque lejos de propuestas políticas concretas, se suman a los desafíos macroeconómicos de Colombia en medio de condiciones financieras globales más estrictas: altos déficits paralelos, expectativas de inflación en rápido aumento y evidencia de una economía sobrecalentada, dijeron los analistas de JP Morgan.
Hasta hace unas semanas, los cálculos de algunas entidades y analistas respecto al nivel en que cerraría la tasa de cambio este año apuntaban a un nivel de 4.500 pesos, proyección que algunos ya comienzan a revaluar de nuevo debido a las actuales tendencias alcistas. La cuestión será si llega a los 5.000 pesos.
Un reciente análisis del centro de estudios Anif señala que la tendencia actual en la tasa de cambio “parece indicar que se ha alcanzado una nueva base de cotización, donde la incertidumbre por los anuncios del Gobierno Nacional, en temas por ejemplo relacionados con la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas o la imposición de impuestos a la movilidad de capitales, incrementará la volatilidad en el mercado”.
Dicen, además, que los coletazos de la coyuntura externa también seguirán presionando la tasa de cambio en Colombia. Y advierten, por ejemplo, que “ante nuevos incrementos en la tasa de interés estadounidense (con el propósito de bajar la inflación), se prevé que el apetito por el dólar continúe y la devaluación se mantenga hacia finales de año”.
Hacia adelante, según expuso Corficolombiana, mientras la inflación global no ceda de manera contundente, las presiones devaluacionistas sobre las monedas latinoamericanas se mantendrán vigentes.
“A nivel local, la incertidumbre en materia económica, en particular la posibilidad de un marchitamiento temprano de la industria petrolera, está generando mayor incertidumbre al mercado y podría impulsar la tasa de cambio a nuevos máximos históricos en los próximos meses”, se puede leer en uno de sus informes.
‘Divisa cara seguirá atizando la hoguera inflacionaria’, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco
¿Teme que un dólar tan costoso termine golpeando al comercio en el cierre de 2022 y en el 2023?
A los problemas de escasez y de fuertes aumentos de precios de materias primas y mercancías importadas se ha sumado en lo corrido del año la acelerada devaluación: cerramos el año pasado con un dólar a 4.070 pesos y hoy lo tenemos casi 700 pesos más caro: una locura.
Algunos comerciantes ya negociaron con sus proveedores del exterior las mercancías para la temporada de fin de año, pero muchos están en eso y tendrán que comprarlas con el tipo de cambio más alto en la historia de Colombia. Ello, lamentablemente, impactará sobre los precios finales atizando aún más la hoguera inflacionaria. No es claro que para el año entrante la incertidumbre sobre la economía mejore, debido a los efectos negativos de la reforma tributaria, si se aprueba tal como está, y a los anuncios, algo desafiantes, del Ministerio del Trabajo sobre el contenido de la reforma laboral y sobre eventuales controles de precios.
¿Qué estrategias están adoptando los comerciantes para hacerle el quite a esa situación?
El comercio en Colombia es muy competitivo. Ningún empresario del sector, ningún supermercado o almacén de cadena, ninguna panadería, está dispuesto a perder clientela por haber subido precios por encima de la competencia. Los comerciantes hacen lo que esté a su alcance para no tener que trasladar en su totalidad al consumidor final las alzas de precios. Sin duda, en este año los comerciantes han sacrificado márgenes de rentabilidad. En algunos casos puntuales hay una “sustitución inteligente” de importaciones, como en el caso de ciertas líneas de calzado, cuyos comerciantes han encontrado fabricantes nacionales aunque en pequeña escala. Algunos restaurantes también tratan de utilizar más ingredientes nacionales.
¿Dónde se sentirá más ese disparo de la tasa de cambio?
El impacto de la mayor devaluación es prácticamente generalizado sobre el costo de la canasta familiar, como quiera que la gran mayoría de productos tiene en mayor o menor medida un componente importado. Entre los bienes que se verán más afectados por esta devaluación tan fuerte se destacan los computadores, electrónica en general, equipos de telefonía celular, vehículos, gasolina, papel y cartón importado y pasajes aéreos. También los agroinsumos, que son insustituibles para que el sector agropecuario pueda producir.
¿Cuál debería ser la estrategia para contener la escalada del dólar?
Creemos que debe haber confianza. Esa es la palabra clave. Confianza. El Gobierno debe generar más confianza a productores, distribuidores y consumidores. La desconfianza es la kriptonita de la economía y la generación de confianza pasa por transmitir mensajes que no sean contradictorios, así como escuchar y debatir las ideas y las voces de los empresarios, que a la postre son los generadores de riqueza, empleo e impuestos en nuestro país.