El diseño pasivo de una vivienda puede generar grandes beneficios, tanto para el medio ambiente como para sus habitantes. Sin embargo, poco se habla sobre cómo afecta al medio ambiente toda la cadena de producción de los materiales de construcción sustentables y de sus costos. Expertas y expertos en arquitectura cuentan a Unidiversidad los pro y contras de esta tendencia.
Casa Pasivas: ¿desarrollo sustentable o espejitos de colores? Foto: Pixabay.
Si alguien se preguntara “¿qué es la arquitectura sustentable?”, se encontraría con una respuesta sencilla, ya que nadie objetaría su definición como un concepto de vivienda altamente eficiente desde un punto de vista energético y de consumo, así como viviendas que se integran de forma respetuosa en el entorno natural en el que se ubica.
Asimismo, otra pregunta que puede surgir es “¿cómo funcionan?”, y aquí daría con varias respuestas, muchas con datos técnicos, relacionadas con lo ambiental, ecológico y lo reciclable. Sin embargo, poco se responde sobre cómo afecta al medio ambiente toda la cadena de producción de materiales para una casa sustentable. Otra respuesta ambivalente son los costos de asumir un desarrollo de este tipo.
Para Adriana Saua, arquitecta especializada en Bioconstrucción, las viviendas sustentables o casas ecológicas se distinguen del resto por sus características que, lejos de dañar al entorno que las rodea, favorecen a crear un desarrollo sostenible generador y regulador de recursos renovables. Además, este tipo de viviendas se caracterizan por usar la tecnología para reducir su consumo energético lo más posible.
Por otro lado, además de buscar ser viviendas sostenibles, también son viviendas sustentables. Es decir, desarrollarlas de forma que respetan el entorno en el que se ubican.
“En lugar de transformar el terreno completamente, se adaptan a la naturaleza y ecosistema originales, lo que permite que se establezca una relación horizontal entre el ecosistema y la propia casa. Esto conlleva que tanto plantas como animales puedan continuar su desarrollo en el entorno, ya que la presencia de la casa no conlleva a la destrucción de su hábitat. Esto se consigue mediante diferentes aspectos, como adecuar la arquitectura y la forma de la vivienda al espacio disponible, así como la utilización de materiales que tienen un impacto en el entorno, como puede ser la madera, u otras que, incluso reducen el impacto negativo que pudiera haber previamente, por ejemplo, haciendo uso de materiales reciclados”, resaltó Saua.
(Las viviendas sustentables se caracterizan por usar la tecnología para reducir su consumo energético lo más posible). Foto: Adriana Saua.
¿Qué son las passivhaus o casas pasivas?
Si bien existen muchos modelos de casas ecológicas y sustentables, uno de los más populares es el denominado “passivhaus o casa pasiva”.
“Este concepto lo desarrollaron los profesores Bo Adamson y Wolfgang Feist en la década de los 80 del siglo XX. El concepto, definía una casa pasiva como aquella que, no solo reduce su consumo energético hasta ser casi nulo, sin depender de un suministro energético exterior, sino que, además, era capaz de producir su propia energía y, con la que sobrase, verterla al suministro público de energía. De este modo, las casas pasivas, son viviendas que eliminan la dependencia energética externa, lo que hace que su impacto en el medio ambiente sea prácticamente nulo”, explicó Daniel Solanilla, arquitecto y director del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – Grupo Blom.
Entonces, existen diferentes versiones de las casas pasivas pero, en todos los casos, se está ante casas ecológicas y con un gran valor sustentable.
“El propio término ´pasiva` da una pista bastante literal. Y es que las casas pasivas se basan precisamente en una serie de estrategias que les permite mantener un confort interior máximo (fresco en verano, cálido en invierno y bien ventilado) sin necesidad de realizar prácticamente ningún aporte energético. Es decir, ´funcionan por sí solas` y muchas de ellas, bien calculadas y diseñadas, no necesitarían ni siquiera una caldera en invierno, ni un sistema de refrigeración en verano. Por eso se llaman casas pasivas, porque su propio diseño les permite mantener un nivel de confort muy alto en el interior”, explicó Marcos Solanilla, hijo, CEO y director Operativo de Grupo Blom, una empresa dedicada a la construcción de casas pasivas en Mendoza.
(Daniel Solanilla, arquitecto y director del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Marcos Solanilla CEO y director Operativo -Grupo Blom). Foto: Marcos Solanilla.
“Dicho esto, realmente no tiene mucho sentido plantearse si una vivienda no pasiva es mejor que una vivienda pasiva –continuó Marcos Solanilla-. A veces, notamos cierta desconfianza en nuestros clientes hacia el concepto de casa pasiva, porque es algo nuevo y, acostumbrados a una manera de construir distinta, parece casi mágico que una vivienda se caliente sola. Conseguir que una casa sea pasiva no es tarea fácil y requiere multitud de cálculos, pero funciona. La realidad es que cualquier vivienda pasiva será mejor que una vivienda no pasiva, al menos desde el punto de vista económico, energético y de la sostenibilidad”.
Pero qué diferencia las casas pasivas de una vivienda tradicional ¿Hay limitaciones de diseño en una casa pasiva? Según el CEO del Grupo Blom “visiblemente no hay diferencia con una vivienda tradicional”.
“El diseño de una casa pasiva puede ser como queramos: grandes ventanales, espacios diáfanos, estilo moderno, mediterráneo, rústico, etc, solo que tendremos en cuenta más parámetros, de manera que el diseño ayude a conseguir un máximo confort en el interior. Es decir, diseñar una casa pasiva no tiene limitaciones pero supone más trabajo para el arquitecto. Lo mismo ocurre con los materiales, una casa pasiva puede estar construida con termoarcilla, ladrillo, hormigón, metal, madera o incluso piedra”, detalló Solanilla.
Y agregó: “La gran diferencia de una casa pasiva con una casa normal o tradicional está en el modo en el que se construyen. En las casas pasivas las exigencias en los sistemas y soluciones constructivas (en proyecto y en el proceso de obra) son muy altas y se presta especial atención a la correcta resolución de puntos críticos, como la colocación de ventanas, el aislamiento térmico o las conexiones de unos elementos constructivos con otros. En resumen, en gran medida, una casa pasiva consiste en construir bien y con sentido común”.
(Foto: Características Casa Pasiva).
¿Cuánto cuesta una casa pasiva?
Evidentemente, invertir en materiales de calidad encarece el proceso de construcción. “Es cierto que es un poco más caro, pero no mucho más caro. El ahorro es a largo plazo”, reconoció Solanilla
Y sumó: “En sí, no se puede calcular a prima facie los números absolutos de una casa pasiva. Eso depende mucho de lo que la gente desee realizar con su hogar, los metros cuadrados, el estilo, los materiales, entre otros. Los clientes nos dicen que quieren una casa cuyo mantenimiento no sea un agujero energético. Al final es algo de sentido común: si vas a hacer una inversión grande como la de construir una casa, es preferible gastar un poco más en construirla, pero que luego, mes a mes, sea más llevadero”.
¿Y el mantenimiento? “Excepto por el sistema de ventilación, que requiere cambiar los filtros de forma periódica, el resto del mantenimiento es igual que en los edificios convencionales”, detalló.
Al final, explicó Solanilla, se trata de pensar en el futuro. La arquitectura pasiva requiere de un consumo energético tan bajo que podría abastecerse solo de energías renovables, algo imposible actualmente para los edificios y casas convencionales. “Por eso necesitamos reducir su demanda energética, para cuando en el futuro no tengamos gas u otras fuentes fósiles de energía. Un futuro que, quizás, no esté tan lejos”, completó.
(Emilio Piñeiro, director de la carrera de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO). Foto: Prensa UNCUYO.
Regulaciones nacionales e internacionales
Estos estándares son cada vez más comunes en regiones del mundo como la Unión Europea, donde desde las instituciones se exige que las nuevas construcciones se acerquen lo más posible al consumo energético casi nulo, directrices que luego son implementados en cada país por sus propias regulaciones. Sin embargo, la situación no es la misma en la Argentina.
“En Europa, como en el mundo, una casa para que sea certificada como ´casa pasiva` debe reducir hasta un 90% el consumo energético respecto a una casa convencional. Si yo reduzco nada más que un 10% no certifica como diseño pasivo, o sea hay todo un protocolo, hay normas internacionales que se deben seguir. Esto lo digo porque escucho y veo colegas que se auto atribuyen de hacer diseño pasivo y resulta que cambiaron un par de cositas nada más”, explicó Horario Cangelosi, arquitecto y director-fundador de Hábitat Arquitectura Integral.
“De ser certificada como tal, el mismo gobierno reduce los impuestos por la casa porque entiende que vos estas contribuyendo con ese tipo de diseño al medio ambiente -continuó-. Aquí en Argentina eso todavía no está implementado, no está estipulado. Hay ideas, pero no ha tomado forma de norma”, detalló.
(El análisis del ciclo de vida de cada material ecológico consta de 4 procesos: el análisis de extracción del material en la naturaleza, cómo se lo procesa, en dónde se lo transporta y cómo se lo dispone para la construcción). Foto: Pixabay.
“Sustentabilidad”: lo que no se dice
Según Emilio Piñeiro, director de la carrera de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, cualquier vivienda puede convertirse en una casa pasiva.
“La idea del ahorro de energía no debe ser solo cosa del usuario, sino que es algo técnico que puede y debe resolverse con los componentes de la arquitectura y a través de conocimiento técnico. Siguiendo una serie de principios básicos, como un estudio ambiental, huella de carbono, análisis de vida de los materiales, estudio de la orientación solar y de las condiciones climáticas del entorno”, explicó.
Sin embargo, Cangelosi afirmó que, en Argentina, estos parámetros sustentables poco se consiguen.
“Uno entiende que para vender este tipo de viviendas se hacen ciertos artilugios, pero eso no es transparente, no es sincero lo que se hace. Si yo te vendo una casa sustentable o pasiva porque utiliza un panel ecológico y luego te das cuenta que ese panel ecológico tiene pegamento que es cancerígeno, bueno, eso dejó de ser ecológico. Quizá esto se hace con la mejor de las voluntades y está bueno que reutilicemos, reciclemos y demás para construir una vivienda, pero después para el comportamiento y la salud humana son pésimos. Hay que tener mucho cuidado porque se están se está vendiendo mucho pescado podrido con la bioarquitectura”, dijo.
Por otro lado, el especialista sostuvo que existe un análisis que se hace justamente en todo lo que hace al tema de desarrollo, sustentable y sostenible para este tipo de casa, denominado “Análisis del Ciclo de Vida de los Materiales”.
“Por ahí hay materiales que se presentan como muy eficiente, como muy ecológico, pero no lo son. Los ladrillos ecológicos de botellas PET son fantásticos cuando se promueven como sustentables o ecológicos, pero la gente no entiende que su tratamiento en ladrillo puede generar complicaciones para la salud. No existe un organismo en el país que controle esto. No hay regulación alguna”, especificó Cangelosi.
Según el experto, el análisis del ciclo de vida de cada material ecológico consta de 4 procesos: el análisis de extracción del material en la naturaleza, cómo se lo procesa, en dónde se lo transporta y cómo se lo dispone para la construcción.
“De no pasar por estos procesos de análisis de vida, ese material no es sustentable. Eso es lo que se tiene que hacer y no se hace cuando se autocalifica una construcción de sostenible, pasiva, sustentable o cualquier material. Lo hago sostenible-sustentable porque le puse doble vidrio… ¡fantástico! vas a poder guardar un poquito mejor el calor en invierno y el fresco en verano, le puse un calefón solar…. ¡fantástico! Eso suma, pero ponerle a una casa convencional un calefón solar, no la transforma en sustentable, ni mucho menos llamarla sustentable. Si vamos a lo fino de la tecnología con la que está construido ese calefón solar, habría que hacer el análisis del ciclo de vida, a ver qué aporta y que no aporta la sustentabilidad. ¡Ojo! Con esto no culpo al empresario, sino es el Estado quien debe tomar medidas y regular como verdaderamente lo hacen es Europa”, selló.