Bernat Vivancos (Barcelona, 1973) es uno de los invitados al Festival de Música Vocal Saulus, que se celebra anualmente en Zaragoza. Él, que se ha formado en la escolanía de Montserrat, luego en París y en Noruega, es todo un referente de la composición para coro. Tiene una carrera consolidada y reconocida, no solo en Cataluña y en España, sino en el extranjero. El domingo 2 de octubre, a las 18.00 y a las 19.30, el coro Enchiaridis y el coro del Conservatorio Superior de Música de Aragón cantarán algunos de sus temas, y de otros músicos, en el Seminario de San Carlos.
Si algo distingue a Bernat son palabras como sinceridad, espiritualidad y originalidad. El vínculo con sus raíces, con sus vivencias, con su pasado de joven intérprete vocal, es absoluto. “Me apasiona el canto coral. He sido cantante desde los 9 o 10 años hasta los 15. Y siento el canto de una manera especial: la voz es el instrumento más perfecto y natural que existe. Así lo vivo y así lo siento. A los que piensan que el canto coral y la música coral son aburridos o están alejados de público, solo les digo que le den su oportunidad, sin prejuicios, que se atrevan a que esta música entre en ellos”.
“No puedo decir que haga música divina, no soy tan petulante, pero sí intento que una cierta idea de Dios y de la armonía estén en lo que hago”.
Bernat Vivancos siempre tiene muchos proyectos entre manos. En la Feria del Libro de Francfórt estrenará una cantata de unos 20 minutos. Da clases, compone sinfonías o cantatas, graba con sopranos como Nuria Rial, colabora con el cine de cuando en cuando o con Rosalía y Jennifer Lopez. “Siempre me ha gustado componer y lo hago para mí. Desde la autenticidad y la entrega. La música coral es una partitura, es una forma de interpretación vocal y es un texto. Si un texto no me motiva o no me emociona no lo hago, no soy capaz. Sin embargo, hay ocasiones en que hay textos que atrapan de inmediato: me acaba de pasar con ‘El Diablo mundo’ de Espronceda y con otras piezas. Soy creyente, Dios es importante para mí, por mi formación y por mi sensibilidad. No puedo decir que haga música divina, no soy tan petulante, pero sí intento que una cierta idea de Dios y de la armonía estén en lo que hago”.
A Bernat Vivancos se le ha asociado con la llamada música espectral, que es una corriente europea en la que, más o menos, se siente cómodo. “En esa música conviven dos elementos o visiones: un componente universal, vinculado a la historia de la música misma, a nuestros antepasados, y otro más ligado a un espacio, al país, a la región. Se mezclan dos tipos de músicas o sonidos, y mi obra avanza desde ambos”, apunta, y asume sí que la suya es una música espiritual y mística. “No quiero colgarme etiquetas, pero sí hay inclinaciones que están en mi obra. Para mí, casi tanto como la religión, es muy importante la naturaleza. La vivo y la siento como algo sagrado y a la vez cotidiano. La música crece en mí desde las vivencias y las experiencias que tengo dentro. Me siento muy vinculado a los músicos nórdicos: de Letonia, de Lituania, de Finlandia. La huella nórdica es perceptible en mi trabajo”, dice.
La experiencia de trabajar con Rosalía fue bonita. Y en cierto modo inesperada. “Desde luego. Me llamó ella y me dijo que conocía mi música, que le gustaba y que quería que hiciéramos algo especial juntos. Hicimos para los premios Goya de 2019 la versión de ‘Me quedo contigo’, de Los Chunguitos, y quedó estupenda, solo con su voz y con un coro, sin otra música, apenas un bajo que casi no se oía. Rosalía tiene un espíritu abierto, sabe lo que quiere: desea hacer algo diferente, personal. Ese tema tiene 37 millones de descargas, una cifra que da vértigo”.
Sin ingratitud alguna, Bernat Vivancos reflexiona. “Fue una hermosa colaboración, claro que sí. Y nos entendimos sin renunciar cada uno a nuestra personalidad. Yo valora mucho la búsqueda, del deseo de originalidad, porque yo estoy también ahí: no quiero repetirme ni hacer lo que ya está hecho por otros”, matiza, y revela algunas de sus pasiones más contemporáneas. “Me gusta Björn, me gustaban y me interesaban Prince y Freddi Mercury. ¿Qué busco en las composiciones, qué mensaje hay en ellas? Lo he avanzado antes, por eso uso la palabra sinceridad. Digo que hago música para mí; no soy de los compositores que dicen que no se escuchan. En modo alguno. Ne escu8cho y reflexiono porque así puedo crecer, por eso apelo a la sinceridad. Busco en cada obra algo parecido a la verdad. Una verdad interior, personal; me preocupa mi estilo, mi estética, pero pese a ello entiendo que mi composición es muy plural. De indagación permanente. Me gusta que mis piezas muevan algo, que no sean rutinarias, que busquen un cierto nivel de novedad, de originalidad”.
Bernat Vivancos cree que el experimento con Rosalía fue clave para que Jennifer Lopez lo llamase. “Yo creo que me había visto trabajar con Rosalía y me llamó para celebrar el cumpleaños de su hija. Su mayor obsesión era que yo hiciese la voz de los ángeles, algo grandioso, y me resultó grato colaborar con ella, aunque fue una colaboración muy distinta a la que hice con Rosalía. Criticada o no, cuestionada o incomprendida, Rosalía tiene una impronta, personalidad, y en ‘Me quedo contigo’ luchamos dos personas de carácter, formados. Ella tenía su personalidad; yo, la mía; y además estaba la canción de Los Chunguitos”.
“No puedo decir que haga música divina, no soy tan petulante, pero sí intento que una cierta idea de Dios y de la armonía estén en lo que hago”.
Bernat Vivancos reconoce el impacto de grandes maestros: le gustan Ígor Stravinski, Ligeti, “todos aquellos que buscan su propia excelencia, la belleza inefable de la música y que quieren dar un pase adelante. Inventar”, concluye el músico.