“No podía creer lo que el dueño me había pedido hacer”, declaró un mecánico de coches. Este ciudadano de Estados Unidos reveló que hace años renunció a su trabajo en un taller durante su primer día: se negó a estafar a un cliente y se lo hizo saber a su jefe, con una lección de por medio. La anécdota se hizo viral.
El autor del relato se llama Jonathan y en la actualidad es dueño de un negocio de restauración y revestimiento de vehículos, ubicado en el estado de Washington. Un día, tiempo atrás, cuando aún no contaba con su propio emprendimiento, buscó empleo en un nuevo taller de reparación de coches.
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Jonathan comunicó, por medio de vídeos, que en ese momento el dueño del lugar comenzó a preguntarle sobre su experiencia laboral. En base a la conversación con él, entendió que no haría ninguna tarea de mantenimiento de coches, sino que sería asistente del gerente. También lo pondrían a administrar el taller y vender los productos de la tienda.
Un pedido indignante
Jonathan consiguió el puesto. Y se dispuso a empezar con su labor. Sin embargo, el primer día, ocurrió algo que no esperaba. “Entró el primer cliente y el dueño del negocio me dijo: ‘Atiende a esta persona y haz un diagnóstico de su coche'”, expresó @dirty2dreamyllc, como se llama el hombre en las redes.
El protagonista de esta historia se sorprendió por el pedido de su jefe ya que esa tarea no era la pactada: ” Yo exclamé: ‘¿Qué?’ ¿Perdón?’ Y él me respondió: ‘Quiero ver las habilidades que tienes, encárgate de esto'”. Enseguida, procedí con lo que me solicitó”, afirmó.
Jonathan inspeccionó el rodado del cliente y al rato descubrió cuál era el fallo. “El coche presentaba un código de error en el sensor de masa/flujo de aire”, manifestó el experto. En aquel instante, imaginó que el error se debía a que ese dispositivo se había desconectado por un mantenimiento reciente. Por lo tanto, bastaría con conectarlo de nuevo para solucionar el tema.
Pese a su suposición inicial, Jonathan prefirió realizar un par de testeos para descartar otros inconvenientes. “Avisé a mi jefe: ‘Voy a hacer un par de chequeos en el sensor de flujo de aire. Después, lo voy a conectar otra vez y probablemente esté bien’. Él me exigió: Véndele un sensor nuevo al cliente'”, aseguró.
Ante el pedido de su jefe, el mecánico se negó. “Completé los testeos y confirmé que efectivamente el problema era que el sensor se encontraba desconectado. Entonces, lo conecté y el código de error en el sistema desapareció. Pero mi jefe me insistió: ‘Véndele el sensor de todas maneras'”.
Le dijo la verdad a su cliente
Frente a ese panorama, Jonathan optó por decirle la verdad a su cliente. Y no solo eso, sino que además decidió hablar con él mientras el dueño del taller lo escuchaba.
“Le expliqué: ‘Esto es lo que te pasó. En el anterior mantenimiento que te hicieron, sacaron tu filtro de aire para comprobarlo, para intentar venderte uno nuevo si estaba sucio, y no volvieron a enchufar el sensor de flujo de aire en la carcasa del filtro de aire. Esto provocó que se encendiera la luz de problema en el motor. Tras algunas pruebas y comprobar que la resistencia del sensor sigue siendo buena, lo volví a enchufar, la luz se apagó y ahora ya no tienes ningún problema'”.
A continuación, Jonathan le comentó a su cliente las verdaderas intenciones de su jefe. “Le advertí: ‘El dueño de este taller quiere que te venda un nuevo sensor de flujo de aire masivo de todos modos. Así que esto es lo que te recomiendo que hagas. Aquí tienes tus llaves. Coge tu coche, marcha y no vuelvas porque este tipo es un sinvergüenza y no voy a trabajar más para él cuando termine esta charla'”, anunció.
A raíz de esa revelación, el cliente le agradeció por su honestidad y le entregó una tarjeta con sus datos. “Me dijo: ‘Avísame luego dónde vas a trabajar’. Y eso, amigos, esa es la razón por la cual varios años después tengo éxito… Porque la gente me sigue a donde vaya. Porque dirijo un negocio honesto con integridad”, sostuvo.
La lección a su jefe
Una vez que el cliente abandonó el taller, Jonathan le dio una lección a su jefe: “Lo miré y le informé: ‘Ese va a ser el último cliente al que atienda. No diriges un negocio con integridad y no puedo soportarlo. Así que me voy a ir, no necesito este trabajo'”.
Pronto, el dueño se dirigió a la caja registradora para pagarle a Jonathan por las horas trabajadoras, un total de 100 dólares. “Cuando fue a entregarme el dinero, le aclaré: ‘Quédate con eso, es dinero sucio y no quiero tener nada que ver con ello’. Y él me contestó: ‘Quiero ser honesto. Yo te debo este dinero'”, reprodujo Jonathan, que se volvió a negar y retrucó: “Vas a necesitar ese dinero más que yo porque vas a quebrar”.
El mecánico se marchó de allí y continuó con su vida. “En esa época, yo estaba con problemas económicos y ni siquiera tenía un coche”, recordó. Pero aún así, en esa situación delicada, prefería no ganar dinero estafando a la gente.
Los vídeos de Jonathan al respecto sumaron, combinados, millones de reproducciones. “Un mecánico honesto es una joya”, opinó un usuario. “Una gran historia. Siempre es agradable escuchar una historia así”, agregó un segundo.
Clarín
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