Así que el caso Sparta ha convertido al festival donostiarra en un fortín de protección de los autores frente a la ola censora. Y cuando aún no termina de cerrarse este zafarrancho, surge uno nuevo con la película argentina Pornomelancolía, de Manuel Abramovich, también en concurso aquí En ella, el protagonista, Lalo Santos, desarrolla ante la cámara lo que es su trabajo en la vida real, más allá de la ficción: el de estrella de porno gay e influencer. Parece que Santos se ha sentido manipulado por Manuel Abramovich. Y -como buen influencer- ha desparramado su ira en redes sociales. De modo que también Pornomelancolía llega aureolada de sospechas, aunque estas parezcan poco fundadas. Creo que estos ruidos de fondo son positivos para este festival, que se mantiene en su posición de respeto a la libertad de creación mientras no existan delitos. Y también porque siempre es bueno que se hable de un certamen de cine. Aunque se hable bien.
Cuatro películas españolas en competición
En el concurso por la Concha de Oro sobresale -según el canon- el cine español para el cual Donosti y la sala Kursaal quieren jugar siempre como cajas de resonancia. Serán cuatro las cintas españolas en liza: el ya veterano Jaime Rosales, uno de los contados realizadores de nuestro país que suele tener espacio en las secciones paralelas de Cannes, presenta Girasoles silvestres. La muy esperada segunda película de Pilar Palomero -tras los premios recabados por Las niñas– se llama La Maternal y es la segunda apuesta de la industria nacional. A los films de Rosales y de Palomero hay que sumar La consagración de la primavera, lo nuevo de Fernando Franco -que debutó, con muy buen pie, en este festival con La herida-. Y la opera prima del vasco Mikel Gurrea, Surio, completa la representación española.
Enfrente tendrán a uno de los popes del cine de la vanguardia, el coreano y bien prolífico Hong Sang soo. Ya posee Hong una Concha de Plata como mejor director, obtenida en 2016 con Lo tuyo y tu. No me da el coreano la impresión de una sed de ambición ante los palmarés de festival. De hecho, suele quedarse fuera muchas más veces de las que su lobby de adoradores desearía. Pero en el cartel de este San Sebastián 2021 es un peso pesado. Algunos peldaños por encima del francés Christophe Honoré, que compite con Le Lycéen. Y del chileno Sebastian Lelio, que dio su gran paso adelante internacional con Gloria, preimada en Berlín. Y que ahora se trae al Kursaal The Wonder, una producción internacional amparada por Netflix y rodada en Irlanda con Florence Pugh, mega star millenial, como protagonista. No sé si Pugh volará a San Sebastián en su avión privado, tal y como se presentó en el Lido hace una semana para pelearse el resto del equipo de Don`t Worry, Darling. Conociendo la voracidad para con el oro de los festivales de Sebastián Lelio -de la saga de los hermanos Larraín, que nunca perdonan- ya puede Hong Sang soo guardarse a salvo la cartera.