No todos los expresidentes del Gobierno de Canarias están viviendo el utópico sueño dorado de la jubilación. De la quinta de los más mayores, cercanos a los 80 y a los 90, cuatro de ellos están ya jubilados y uno fallecido en 2010, Adán Martín. Lorenzo Olarte, con casi 90 años (los cumple en diciembre) no se encuentra en una situación boyante. Está bien de salud pero no del bolsillo y tiene problemas para llegar a final de mes, cuenta. Los demás de esta quinta, Jerónimo Saavedra (86 años), Fernando Fernández (79) y Manuel Hermoso (87) viven de sus pensiones, algunas más altas que otras. Salvo Fernando Fernández, que rechaza en rotundo una remuneración por haber sido expresidente, el resto considera que debe dárseles un trato “digno”. Creen que al igual que los llaman para actos protocolarios por su excargo y representar así a la Autonomía, se debería contar con su experiencia y conocimientos a través de un órgano asesor de expresidentes, o algo similar, donde tuvieran una cierta remuneración, no un salario vitalicio sino una paga por sus servicios y con algún asistente dada su avanzada edad.
En otras comunidades está regulado el trato y el pago de los expresidentes por sus servicios de asesoramiento en los consejos consultivos.
La facción de los expresidentes en activo, y no por ello jovencitos, están en otra situación. Paulino Rivero (70 años, de CC) fichó con el Grupo Naviera Armas-Trasmediterránea tras su paso por la presidencia; el sempiterno Román Rodríguez (66 años, de NC), ahora es vicepresidente y consejero de Hacienda, y volverá a ser candidato a la Presidencia por NC en las elecciones de mayo de 2023; y el más mancebo de ellos, nacido en 1971 y que acaba de cumplir 51 años, Fernando Clavijo, es senador por CC y ya ha sido elegido por su partido para presentarse a la Presidencia también en 2023.
Ángel Víctor Torres aún no es expresidente, pero como todos ellos lo será. A sus 56 años aún le queda un año de legislatura y si nada se tuerce se medirá de nuevo en el combate por la Presidencia con Clavijo y Román, dos de los expresidentes. Por ahora tienen su vida garantizada, pero la situación de sus predecesores chirría. ¿Puede un expresidente estar sin recursos ? ¿Qué imagen le da a la autonomía? ¿Si van a actos protocolarios, por qué no le pagan sus gastos? Son preguntas que llevan años en el aire y han vuelto a salir a la palestra informativa. Jerónimo Saavedra y Lorenzo Olarte expresan que el trato que se les da es “indigno”. Manuel Hermoso, tan mesurado como siempre, matiza que es “inadecuado”.
Hermoso: “Yo lo perdí todo con la crisis de 2008 pero ahora vivo bien en mi jubilación”
El Gobierno de Canarias está promoviendo un proyecto de ley para fijar las atribuciones y deberes de la Presidencia, algo que no se había hecho desde 1983. Lo intentó en 2013 pero se frustró. Ahora busca adaptar todas las funciones de los presidentes a la reforma del Estatuto de Autonomía, aprobada en el Congreso en 2018. El texto ya está en el Parlamento regional y en ese documento se establece, en un apartado, la figura de los expresidentes, que ya tenían una regulación mínima desde 1983. Este proyecto de ley no plasma, no obstante, una compensación a los exmandatarios pero las quejas de distintos expresidentes de que no se les da un trato adecuado han reabierto este debate.
Los grupos del Parlamento pueden enmendar el documento quizás escuchándolos, pero la posibilidad de darles alguna remuneración o asistencia siempre ha sido impopular pese a que otras autonomías lo hacen. Ángel Víctor Torres se mostró recientemente proclive a ello, a compensar su sabiduría y experiencia a través de su asesoramiento, no con un sueldo vitalicio como en Cataluña, País Vasco o Extremadura, sino con algún tipo de remuneración si, quien quisiera, prestaba servicios de asesoramiento. Lo dijo sin pensar en su futuro, alegan sus allegados, puesto que él es profesor y tienen su jubilación garantizada, sino por las demandas de sus antecesores en el cargo. Y la que le cayó encima. Podemos se niega de plano a compensar de alguna manera a los expresidentes y el PP sostiene que se les ha de reconocer, pero no con dinero. El resto, CC, PSOE, NC y AGS creen que se podría dar alguna remuneración siempre que pusieran su experiencia al servicio del Gobierno. En Valencia, por ejemplo, los expresidentes pueden ser miembros del consejo consultivo y cobran por ello, como en otras comunidades, y tienen asistentes, oficina y coche. Pero en Canarias, en estos momentos de alta inflación y desempleo, el debate parece que vuelve a estar condenado a dormitar en los cajones del Parlamento. Pero, ¿cómo viven los expresidentes?
Lorenzo Olarte
El que fuera presidente del Gobierno de Canarias, del Cabildo de Gran Canaria y fundador del Centro Canario Nacionalista, Lorenzo Olarte, pasa por un momento complicado económicamente en el ocaso de su vida. Y eso que ganó dinero a raudales en sus distintos cargos y por su profesión como abogado. En 2013 se intentó deshacer de la mansión de lujo que poseía en el municipio grancanario de Santa Brígida por dos millones de euros.
El que también fuera portavoz de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados vendía su caserón con todo detalle. “Mansión de lujo estilo colonial inglés de 800 m2 en una parcela completamente vallada de 27.000 m2”. Su vida es larga y llena de anécdotas, como cuando Felipe González quiso aplicar el artículo 155 de la Constitución -como Rajoy lo hizo con Cataluña en 2017-. Ocurrió en Canarias en 1989, siendo Olarte presidente autonómico, del CDS, porque se negó a aceptar la supresión de aranceles que implicaba la adhesión a la Comunidad Económica Europea. Pero esa amenaza del Estado no se llevó a cabo.
¿Cómo se encuentra Olarte? “Pues estoy con un saco de años encima. Lo primero que digo es que tengo noventa años”, cuenta , y habla pausado pero con todos los sentidos puestos en lo que dice. “Yo creo que se puede crear un consejo de expresidente para poder asesorar al presidente actual y se podría cobrar una remuneración por ello“, expone sobre la situación de los exmandatarios canarios. “El presidente normalmente tiene menos experiencia que los expresidentes y los expresidentes podemos darle nuestro punto de vista porque aquí han habido temas muy gordos que se podían haber resuelto de otra manera, como el tema de la inmigración y otros asuntos, y nosotros, los viejos, podemos asesorar al presidente”, reflexiona, pero sabe que es un tema que causa controversia.
Fernández: “Estoy en contra de que se remunere a los expresidentes; solo serlo fue un honor”
“A mí me da vergüenza cuando viene alguien importante a Canarias y me reconoce de cuando estuve en la presidencia o en las vicepresidencia y no puedo invitarlos a comer porque no tengo fondos para ello”, se queja. “Yo pude ser un hombre absolutamente holgado mientras desempeñaba la función de presidente y vicepresidente pero hoy vivo humildemente, y no tengo la posibilidad de invitar a una persona que viene de fuera”. Como Saavedra, aunque en situaciones económicas distintas, se queja de que cuando lo invitan a un acto protocolario, como la conmemoración del Día de Canarias, no le costean nada y, a veces, no va porque no puede.
Dice que tiene una pensión de 1.000 euros y seiscientos más que le da mensualmente “la mutualidad de la abogacía”. “Con eso voy escapando pero vivo humildemente”, asevera. Reside en una casa alquilada por la que paga 1.100 euros, precisa, y le quedan 500 euros para afrontar los gastos de luz, agua, teléfono, comida… “Es un desastre”, lamenta. “Esto es una comunidad tercermundista y no se dan cuenta de que la práctica totalidad de las comunidades autónomas han regulado la figura de los expresidentes: Yo no pido un sueldo por no hacer nada. Yo pido un sueldo por lo que puedo aportar con mi experiencia al actual presidente”, argumenta.
Saavedra: “Queremos la creación de un órgano de asesoramiento”
“Actualmente estoy muy encerrado en mi casa porque a veces no tengo ni para tomarme un café en la calle“, reconoce. Vive con su mujer, con la que lleva casado 60 años y uno de sus ocho hijos que está preparando unas oposiciones a justicia, relata. “El resto de mis hijos están tirando pero no me gusta molestarles”, se sincera. Está bien de salud, asegura, pero tiene unos problemillas raros en la boca que se los van a mirar, aunque, como otros, sufre las listas de espera. Siempre se alegra de que lo llamen.
Fernando Fernández
El palmero Fernando Fernández es el más joven de la quinta de los expresidentes jubilados. A sus 79 años goza de buena salud, está escribiendo ahora otro libro, esta vez sobre Adolfo Suárez, con quien compartió una gran amistad al ser el adalid en Canarias del CDS. Ha sido y es un gran médico neurólogo, formado en Navarra, Barcelona y París, y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna. Su presidencia del Gobierno apenas duró un año y medio, de julio de 1987 a diciembre de 1988, por la moción de confianza que perdió por el conflicto universitario con sus socios en el Ejecutivo. Entonces, su compañero del CDS y entonces vicepresidente, Lorenzo Olarte, lo sustituyo. Luego se afilió al PP y estuvo quince años como eurodiputado. Es un europeísta convencido y también un expresidente que rechaza frontalmente que se le dé alguna compensación a quienes hayan desempeñado este cargo. “Creo que bastante honor ha sido para cada uno de nosotros haber sido presidente el tiempo que haya sido”, reflexión, y recuerda que la primera medida que tomó cuando fue presidente del Gobierno fue bajar su sueldo y el de los consejeros.
En su caso, lleva una vida activa. Ahora está de vacaciones en una de sus dos viviendas en La Palma, porque la de Puerto Naos está inutilizable por los gases del volcán. Como neurocirujano aún ve a pacientes de forma gratuita si el caso es complicado, lee mucho y está dedicado al libro sobre el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez. Fernández tiene un buen retiro. Cobra una pensión del Estado y otra por un fondo de pensiones que crearon los eurodiputados con sus sueldos antes del año 2009, porque hasta entonces a los diputados europeos les pagaban los parlamentos nacionales, explica. A partir de esa fecha, la Cámara Europea se hizo cargo de los salarios. Ahora lo que más quiere es pasar tiempo con sus cuatro hijos, su nieta y su esposa.
Jerónimo Saavedra
Jerónimo Saavedra, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1936, ha sido todo. Expresidente del Gobierno sindicalista, abogado laboralista y profesor universitario, ex ministro, exalcalde y exdiputado del Común. A sus 86 años conserva su humor tan particular y no tiene reparos en decir abiertamente que a los expresidentes en Canarias se les da un trato “indigno”. ¿Qué es eso de que los inviten a actos protocolarios y se lo tengan que pagar todo de su bolsillo? Ni le ponen un asistente como en otras comunidades para que le ayude a pasar sus “manuscritos”, exclama.
Él vive bien. Tiene una pensión alta por su carrera profesional de 2.200 euros, una casa heredada en Vegueta y otra en La Palma, y no tiene hijos. Goza de buena salud y le gusta salir a comer, “y a veces invitado”, bromea. En su día a día atiende en numerosas ocasiones a los medios de comunicación que lo llaman para muchas cuestiones. Además están sus pasiones: ir a ver a la Orquesta Filarmónica, cuya entrada paga “como cualquier hijo de vecino”. A su juicio, los expresidentes tienen opiniones cualificadas “y hay gente en el Gobierno que no tienen muchas opiniones cualificadas”, y se refiere a, por ejemplo, a la tesis de Román Rodríguez de que la caída de la riqueza se debe al aumento de la población. “No se le puede echar la culpa a la población y hay una cosa que se llama libre circulación de trabajadores”, afirma. “Aquí nadie dice nada de que a un inmigrante le paguen 500 euros y sin Seguridad Social”, censura.
Olarte: “Me da vergüenza no poder invitar a personas importantes porque no tengo fondos”
Saavedra es claro: “Nosotros queremos la creación de un órgano de asesoramiento para que la experiencia y los conocimientos de los expresidentes sean valorados y tengan alguna remuneración como en otras comunidades”. Punto.
Manuel Hermoso
La dicción de Manuel Hermoso sigue siendo exquisita. Aun conserva ese porte de gentleman que tanto le caracterizó. Hermoso, (nacido en La Laguna en 1935) fue expresidente del Gobierno desde 1993 a 1999. Accedió al cargo tras una moción de censura a Saavedra en 1993 como miembro de las AIC, que revalidó en las elecciones de 1995. Previamente fue alcalde de Santa Cruz de Tenerife, primero con UCD y después con ATI. ¿Y qué es de la vida de Hermoso? “Quizás yo tengo una situación distinta porque vengo de la empresa privada y volví a la empresa privada cuando dejé de ser presidente“, evoca. Se metió en política porque “la motivación fundamental era sentar la democracia, pasábamos de una dictadura a una democracia y fuimos muchas personas las que nos incorporamos a esa función necesaria para vivir en democracia”. Considera que ser expresidente “es un bagaje político y es una pena que no se utilice y que no se tenga presente, y ahí sí creo que sería absolutamente lógico y necesario que hubiera una especie de consejo consultivo formado por los antiguos presidentes que pudieran servir a la Comunidad como pozo de experiencia en negociaciones, como embajadores, y pudieran recibir una remuneración adecuada”, expone.
En su opinión, el trato que se les da es “inadecuado”. Cuando dejó la presidencia se dedicó a su empresa y le fue muy bien pero con la crisis de 2008 lo perdió todo. Además, se dedicaba a la fabricación de productos para la construcción y fue uno de los sectores que más sufrieron: “Lo perdí todo”, insiste. Después ha podido vivir bien, pero para ello hipotecó su chalé que se había fabricado años anteriores a su vida política. Con la hipoteca y una pensión por los años cotizados está bien, “gracias a Dios”, remarca. Es un jubilado con “muy buena salud”, que tiene pasión por la lectura y por la música clásica que escucha de su colección de CD. Vive en la Avenida Marítima en Santa Cruz de Tenerife en un piso de alquiler y comparte sus buenos momentos con su amplia familia, su esposa, cinco hijos, sus parejas y sus ocho nietos.
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