Cada vez más, el mundo económico es protagonista de artículos en medios de comunicación y post en redes sociales con el objetivo, en principio, de fomentar las buenas prácticas financieras de su público.
Asistimos a una nueva figura, la de finfluencer, al que se le considera un influencer financiero. Philippe Gelis, CEO de Kantox, que aparece entre los TOP 10 según FinTech Influencer Ranking de Finnovating (en el número tres), nos explica que hay tres grandes categorías de finfluencer.
En primer lugar, “expertos en una vertical en particular”. Él se introduce en esta modalidad. Piensa que no es un influencer Fintech, sino que simplemente comparte sus conocimientos del sector en artículos, en redes o en conferencias. Asegura que no trata de “influenciar a nadie” y que vive de su trabajo en Kantox.
En segundo lugar, “gente que va opinando sobre finanzas”. No son necesariamente expertos, a menudo comparten contenido relativamente básico, pero lo hacen a gran escala. Es más bien divulgación y algunos viven de ello.
Y, en tercer lugar, “timadores e ingenuos cuyo único objetivo es venderte algo o generar un comportamiento, aunque no lo digan claramente”. Advierte de que hay un número infinito en criptomonedas. “Cuando les haces preguntas fundamentales o técnicas, no son capaces de responder argumentando. Son los mismos que antes te decían que ´la vivienda nunca baja”, matiza. Esa tercera categoría es la que apellida como influencer.
A por contenido de calidad
Los finfluencer promocionan contenido “atractivo”, que impacte emocionalmente a quien lo lee o mira. Para Lupina Iturriaga, fundadora de Fintonic, (y en el número cuatro de los TOP 10 de FinTech Influencer Ranking de Finnovating), una diferencia con los periodistas es que “estos tienen un control adicional por parte del medio en el que trabajan, y como profesionales se les presupone rigor. A veces, eso no sucede en el caso de los finfluencers“.
Detalla que la misión de su empresa, desde que nació, es mejorar el bienestar financiero de la gente. Recomienda que quien quiera conseguirlo se asegure siempre de que el contenido que recibe de redes sociales y medios de comunicación es de calidad. Lupina, que también es coach del Programa de Finanzas Personales de Fintonic, deja claro que “no hay mejor inversión que invertir en tu propia educación, control y gestión de tus finanzas”.
Por su parte, Javier Martín Robles, director de innovación abierta de Sngular (y en el número seis de los TOP 10 de FinTech Influencer Ranking de Finnovating), afirma que hay que ser especialmente cuidadoso “porque una mala recomendación de inversión puede hacer a la gente perder mucho dinero”. Por ende, “siempre es muy importante desarrollar un espíritu
crítico y apostar mucho más por aprender que por seguir de manera ciega las recomendaciones de algunos con las que supuestamente te puedes hacer rico”. Sigue a algunas personas que para él son influencers desde el punto de vista financiero, pero “seguramente ellos no se consideran así porque realmente lo que quieren es aportar valor con su trabajo”.
Respecto a lo que aborda un finfluencer, Natalia Giordano, profesora de finanzas de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y consultora en finanzas personales, subraya que el que “da consejos de salud financiera para el día a día” toca temas como el de las hipotecas, para no caer en “publicidad engañosa”, o el de ajustar gastos. Opina que “éstos vienen a cubrir un gran vacío que tenemos en la educación, y podría ayudar mucho a las familias”.
El 90% de las familias que llega a su asesoría tiene algo que puede “optimizar” en su salud financiera. Por ejemplo, pagan dos seguros que cubren el mismo riesgo, acarrean con gastos innecesarios e inversiones que llevan con pérdidas desde hace mucho y “ni siquiera saben cómo van”, planes de pensiones “abandonados”, etcétera. “Si el tema llega a las redes sociales, con un lenguaje ameno, sin tecnicismos, y de la mano de una persona que pueda asesorarlos en cómo mejorar, ¡bienvenido sea!”, manifiesta.
De aquellos que, con dudosa formación en finanzas, “dirigen” la inversión de grupos enormes de seguidores, “sin explicar que con eso obtienen un beneficio (similar a la publicidad), o peor aún, tratando de subir o bajar precios para conseguir beneficios directos con la compra-venta de acciones que recomiendan”, dice que no es algo menor: “Hay influencers que pueden llegar a tener dos millones de seguidores que, si hoy compran acciones a un euro y luego generan influencia para que cada seguidor invierta en ellas sólo 50 euros, al día siguiente se habrá movido un volumen de 100 millones de euros”.
Avisa de que, cuando la acción está inflada a ese precio, el que está dirigiendo vende, y a partir de ahí la dejan de recomendar, hasta que se desplome. Quien no se entere “pronto” del movimiento, vende por debajo del precio a la que la compró, y pierde capital.
Diego Azorin Durruty, Head of Spain de Lea Bank (y en el número diez de los TOP 10 de FinTech Influencer Ranking de Finnovating) cree que donde es muy necesaria la figura de finfluencer es en la gente joven, “que son los que se van incorporando o ya se están incorporando al mercado laboral”. En ese sentido, es primordial que arranque con una formación financiera. Lo mínimo es poder hacer una planificación económica de las finanzas.
Es de gran utilidad formar a todo el mundo sobre finanzas personales y huir de los grandes vendehúmos, que nos aseguran que vamos a ganar mucho dinero siguiendo sus consejos. Es decir, apostar por las buenas prácticas financieras en redes sociales y medios de comunicación y saber a quiénes seguir para aprender a ahorrar e invertir mejor. Eso sí, hay que distinguir entre información y formación. Esta última, de acuerdo con Giordano, es “un proceso planificado, donde se suministra contenido organizado, diseñado para un perfil de lector o alumno específico, con un objetivo de aprendizaje, con un acompañamiento para asegurar que incorporó el contenido, que es capaz de aplicarlo y puede ser evaluado”.
A través de la estrategia de inclusión financiera de Banco Santander, el objetivo de la entidad es que nadie se quede atrás. Distintas iniciativas y recursos facilitan el acceso al mercado financiero a los más vulnerables; acceso al crédito y financiación a las pymes con dificultades o microempresas y conocimientos y competencias en finanzas básicas a los colectivos que mas lo necesitan mediante diferentes iniciativas de educación financiera. Dentro de ellas, uno de los programas con mayor éxito es Finanzas para Mortales, en España, que sólo en 2021 acercó la educación financiera básica a más de 75.000 personas, un 15% más que el año anterior y contó con 155 formadores voluntarios de Banco Santander.
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