Hechos clave:
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La actividad puede ayudar a aprovechar mejor los recursos existentes.
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Además, es capaz de contribuir en la reducción de la emisión de gases.
La minería de Bitcoin es positiva para la industria energética por cuatro razones, dice un informe elaborado por la firma de investigación Arcane Research. Esta actividad puede fortalecer las redes eléctricas, mejorar el aprovechamiento de la energía de dos maneras y reducir las emisiones perjudiciales para el ambiente, se explica.
El primero de los puntos que se señalan en el informe tiene que ver con el fortalecimiento de las redes eléctricas. La minería de Bitcoin puede colaborar con ello gracias a su flexibilidad en la demanda energética
Ocurre que las energías renovables (solar, eólica, hidroeléctrica, entre otras) no son constantes, sino que su generación fluctúa según diversas variables que no se pueden controlar.
Por eso, se las puede aprovechar mejor con una demanda de energía variable como la de los mineros de Bitcoin, que pueden desconectar sus equipos cuando haya desabastecimiento. Como informó CriptoNoticias, esto pasó recientemente ante una ola de calor en Texas, Estados Unidos. Si bien no apunta específicamente al uso de energías renovables, es un ejemplo concreto de la flexibilidad de la red.
En el informe se detalla que esta facultad se denomina «respuesta de la demanda», en referencia a la capacidad de ser flexible en el gasto de energía eléctrica. Se trata de un factor importante que se debe incrementar 10 veces su valor actual para 2030, según estipula el Acuerdo de París de la Agencia Internacional de Energía.
La minería de Bitcoin y el uso eficiente de la energía
Por otro lado, el segundo beneficio de la minería de Bitcoin es el mayor aprovechamiento de las energías renovables. Las energías de este tipo crecerán de un 11% de la producción global de energía en 2020 a un 42% en 2040, señala Arcane Research. Ese incremento de la producción de energías renovables lleva a un mayor desperdicio, ya que, como se mencionó, son poco constantes y previsibles.
La minería de Bitcoin puede ayudar a consumir ese excedente cuando se produzca. Se debe a que, así como puede disminuir su consumo cuando hay escasez, también puede asegurar un gasto constante cuando la energía alcanza o sobra.
Hay varias características de la minería de Bitcoin que contribuyen en este sentido. Entre ellas, destacan la capacidad de relocalizarse según las circunstancias, la constancia en sus operaciones y la adaptabilidad ya mencionada. Incluso los mineros podrían ubicarse en zonas con abundancia de energía solar o eólica y construir un centro de operaciones del tamaño exacto para la capacidad de energía que sobra, dice el informe.
El tercer beneficio de la minería de Bitcoin para la industria eléctrica también tiene que ver con el uso conveniente de la energía. Más precisamente, está vinculado con la generación de calor.
La calefacción para casas e industrias es el principal foco de consumo de energía eléctrica en el mundo, con casi la mitad del consumo total de 2021 destinado a tal fin. Asimismo, es la actividad que más gases de efecto invernadero libera al ambiente, añade el reporte de Arcane.
La generación de calor es una consecuencia secundaria de la minería de Bitcoin. Por eso, el reaprovechamiento de ese calor puede ser no solo una forma de reducir los gastos, sino también de reducir las emisiones de gases en el ambiente, y más aún si se usan energías renovables. Se podría utilizar la misma electricidad para dos fines distintos.
Esto es algo que ya está ocurriendo, dice el reporte, y se da sobre todo en zonas de clima frío. Por ejemplo, los proyectos que lideran la innovación en cuanto a la reutilización del calor están en Canadá y la región de Escandinavia. Por el contrario, el tema no tiene demasiado interés en zonas de clima más cálido, como Texas.
Reducción de la emisión de gases gracias a la minería de Bitcoin
Finalmente, la cuarta consecuencia positiva de la minería de Bitcoin para la industria energética se relaciona con la mitigación de la quema de gas natural, un proceso denominado «gas flaring» o «quemado de gas» que produce emisiones dañinas para el ambiente sin proveer ningún beneficio a cambio.
Durante la extracción de petróleo, se liberan al ambiente líquidos y gases (principalmente, gas metano). Aunque estos desperdicios se pueden aprovechar, no resulta rentable para las compañías petroleras porque el gas vale menos que el petróleo y es más caro transportarlo.
Por eso, si el pozo de extracción no está cerca de un poblado a donde se pueda llevar el gas a través de tubos (como ocurre en la mayoría de los casos), las compañías optan por quemar el gas resultante. En 2020, las emisiones por este proceso equivalieron a las de 100 millones de automóviles.
El metano que se genera con estas quemas de gas es mayor que el que se produciría usando ese gas en un generador eléctrico, detalla el informe. Asimismo, si se utilizara para generar electricidad, el gas metano podría producir 700 TWh por año, «lo que supera el consumo eléctrico de casi todos los países del mundo».
De este modo, si se usaran los gases que hoy se desperdician para generar energía para minar Bitcoin, las ganancias de esta actividad permitirían financiar la infraestructura y reducir las emisiones en aproximadamente un 63%, asegura el informe.