Para el presidente de Grupo Argos, Jorge Mario Velásquez, la solicitud de Jaime Gilinski para que Sura dé explicaciones de contratos suscritos desde 2001 abrirá una discusión técnica, por lo que en la asamblea extraordinaria de accionistas del próximo miércoles, seguramente, se expondrá una serie de visiones sobre las que “valdrá la pena profundizar”.
Para el empresario, quien hasta hace dos meses fue miembro patrimonial de la junta directiva de Sura, al señor Gilinski podrán dársele todas las explicaciones a que haya lugar, y se declaró confiado y tranquilo en lo que los equipos de Sura hacen y han hecho durante muchos años.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Velásquez entregó su visión sobre el aprendizaje de lo que fueron las ofertas públicas de adquisición (OPA) que el banquero lanzó para intentar hacerse con el control de Nutresa y con participaciones accionarias relevantes en los grupos Sura y Argos.
¿Cuál es la lección que va dejando la serie de ofertas del Grupo Gilinski?
“Ha sido un proceso largo, que de parte de las organizaciones del denominado GEA ha sido muy respetuoso. Hemos dicho claramente que las compañías inscritas en el mercado público de valores están sujetas a ese tipo de mecanismos, y hemos levantado también la mano cuando hemos creído que hay actuaciones, regulatorias o extrarregulatorias, que no dan igualdad de condiciones a todos los accionistas o a todos los actores. Creo que la suerte de las compañías sigue adelante, pues siguen creciendo, siguen desarrollándose, tienen una administración profesional y enfocada, así como una cultura y planes de negocio muy potentes. Cuando uno mira los resultados de todas ellas, estos son muy positivos, de manera que, más allá de que si cambia una porción del accionariado o no, que es parte de la naturaleza de una sociedad por acciones, yo creo que las compañías siguen fortaleciéndose y siguen creciendo. Había un interés de parte de la familia Gilinski de tomar el control de Nutresa, de Sura o de Grupo Argos, pero los accionistas han decidido no vender, y, de hecho, la OPA por Argos se declaró desierta, y la última por Nutresa también” (ver Para saber más).
¿A qué más le atribuye que las últimas ofertas hayan sido declaradas desiertas?
“No soy capaz de decirlo, pero ciertamente los accionistas no encuentran en estas propuestas que se reconozcan los valores adecuados por estas compañías ni las primas de control adecuadas, de manera que ahí está el resultado”.
¿Estima que se vendrán nuevas OPA?
“No los sé. Eso está dentro de las posibilidades de este u otros oferentes de lanzar ofertas. Nosotros seguimos enfocados en lo que tenemos que hacer, en trabajar todos los días más duro, en seguir construyendo cultura, negocios vibrantes, en seguir impactando no solamente la vertical financiera de los negocios, sino también a nuestros colaboradores, más de 140.000. En seguir apoyando a los cerca de 500.000 pequeños y medianos proveedores de estas organizaciones. En seguir creciendo de la mano del país, y creo que las oportunidades son inmensas y son infinitas. De manera que estamos concentrados en eso, llenos de energía en seguir creciendo, construyendo una historia balanceada entre lo social y lo ambiental y lo financiero. Necesitamos señales claras para poder mantener la dinámica como país”.
Grupo Argos como accionista relevante de Sura (27,86%) y Nutresa (9,95%), ¿en qué se ha avanzado en los anuncios que se hicieron luego de que se conocieron las OPA del Grupo Gilinski?
“En Nutresa y Sura se ha anunciado la evaluación eventual de la llegada de algunos socios. Eso se sigue estudiando, es una opción que, como se dijo en su momento en las juntas directivas, tiene que obedecer a un proceso abierto de generación de valor y de socios que eventualmente tengan una coincidencia con la visión estratégica de estos negocios. Diría que esos procesos siguen abiertos”.
¿Cuál es su consideración sobre la actuación de los fondos de pensiones y cesantías en estos procesos y el aceptar los ofrecimientos?
“Los fondos actuaron de manera distinta en las diferentes OPA. Me parece que hay unos aprendizajes muy importantes y tengo que ser sincero, porque la realidad mostró que quienes corrieron a vender en la primera OPA dejaron en la mesa un valor muy importante, alrededor de 600 millones de dólares. Eso se ve cuando uno compara el precio de la primera OPA contra las últimas, y eso es dinero de los 17 millones de colombianos que tienen sus pensiones y sus cesantías en los fondos. No soy quién para calificar la actuación de un fondo o de otro, pero me parece que los hechos muestran, además, que en el proceso no estábamos equivocados cuando levantamos la mano para decir que el valor de la oferta o de las ofertas era sensiblemente lejano a los valores que nosotros creíamos justos de esas inversiones”.
Mencionó que levantaron también la mano ante diferentes instancias cuando creyeron que no había igualdad para todos los accionistas, ¿les respondieron satisfactoriamente?
“Hay temas todavía con consideraciones pendientes. Particularmente, he expresado que es importante reflexionar sobre la regulación que ha permitido la realización de ofertas subsiguientes a valores incrementales. Es una reflexión que tiene que hacerse el país. Me parece también que hay actuaciones que deben ser revisadas a la luz de la pertinencia y exactitud en la información que se dé públicamente. Cuando un emisor inscrito en la bolsa, vigilado o supervisado por una entidad regulatoria, hace una manifestación o una actuación, la informa a todos los públicos, y tiene una obligación muy importante de objetividad. A mí me parece que el uso de algunos medios de comunicación como una herramienta de promoción de una adquisición o de las OPA no está bien y no debe ser tolerada por el regulador”.
De cara a las OPA, los administradores de Sura, Nutresa y Argos han sido insistentes en su responsabilidad con el deber fiduciario, pero ¿es impensable que Grupo Argos decida vender las participaciones que tiene en Nutresa y Sura?
“La decisión de venta o no de una participación en estas dos inversiones, que han sido importantes para esta organización, la toman los miembros de la junta directiva, no la toma la administración. Para eso se hace un análisis completo de los impactos que tiene la decisión, desde la óptica de valor y del plan de negocios que tienen estas compañías a largo plazo, y se revisa si esos valores materializan o no la posibilidad de ejecutar ese plan de negocio a futuro; eso entre otras muchas alternativas, como las implicaciones sociales y laborales que tenga esa oferta en particular. De manera que es una decisión que toma la junta basada en estudios serios y en análisis completos. Es decir, analizando la implicación de esas decisiones sobre el futuro de la compañía y de todos los grupos de interés. Con esa lógica se han mirado hasta hoy las ofertas que se han planteado”.
En algunas de las asambleas extraordinarias que ha celebrado el grupo este año, el señor Gilinski ha sido explícito en decirles a los accionistas que tienen que venderle o los demandará, ¿conoce de algún requerimiento o notificación?
“Ninguna. Toda la tranquilidad y la serenidad por el actuar siempre transparente y en beneficio de todos los accionistas de estas organizaciones”.
Su retiro de las juntas de Sura y Nutresa, ¿a qué obedeció?
“Fue una decisión muy sencilla y tranquila. Obedeció a la dinámica que se venía presentando. Los representantes legales de estas compañías, llámense Grupo Argos, Sura o Nutresa, durante décadas hemos tenido el mandato de los accionistas y de las juntas para representar los intereses de esas sociedades en las otras compañías. Pero, habida cuenta de la dinámica que se estaba presentando, nos pareció, y nos sigue pareciendo, que era lo mejor evitar que se estuvieran declarando conflictos de interés permanentes en estas situaciones derivadas de las OPA, y que se dan en función de que, por ejemplo, algunos miembros de la familia Gilinski estaban presentes en las ofertas. Esto no se daba antes, así que en esta coyuntura no era conveniente para la dinámica de las empresas y era razonable que hubiera miembros nuevos, patrimoniales, que representarán a otro grupo de accionistas en las compañías. Yo creo que son mensajes también de transparencia, de dejar que las compañías fluyan, de creer en que estas organizaciones tienen grupos de accionistas y de personas independientes y patrimoniales muy buenas, que pueden hacer un trabajo también extraordinariamente bien hecho”.
¿Cómo le fue en las reuniones de junta en que tuvo ocasión de interactuar con Gabriel Gilinski?
“Yo voy a una junta a representar a todos los accionistas, en el mejor interés de esa sociedad. De manera que levanté la voz, no en el sentido de gritar, sino de llamar la atención cuando encontré que había propuestas que no le convenían al total de los accionistas de la sociedad. Cuando encontré que había propuestas razonables, las apoyé. Siempre manifesté que, independientemente de quien llegue a una junta, el deber ser es por el interés de que esa organización crezca y se desarrolle en pro de todos los accionistas, y no de un accionista”.
En todo este proceso, ¿en qué órbita quedan las acciones preferenciales?
“Creo que las acciones preferenciales son un mecanismo que hay que mirarlo en el largo plazo. Hoy son mayoritariamente propiedad de los fondos de pensiones, y en muchas de estas compañías han surtido un objetivo muy importante, que es el de acompañar en ciertos momentos del mercado la posibilidad de hacer emisiones para levantar capital y soportar el crecimiento. Son instrumentos que le dan a algún tipo de inversionistas, que no necesariamente buscan el voto, un retorno económico, una posibilidad de rendimiento muy interesante”.
A dos semanas de haberse posesionado el gobierno de Gustavo Petro, ¿vamos a vivir sabroso?
“Vamos a vivir ocupados y en un momento bien particular de la humanidad, de la sociedad y de las democracias. Vamos a vivir en un momento en el que el trabajo entre todos será la mejor manera de construir prosperidad compartida, y creo profundamente en lo que se dijo hace poco en la asamblea de la Andi: Hay una autopista de dos carriles, para construir prosperidad social, equidad, pero que también sea una autopista en paralelo, donde se construyan más empresas, donde haya más inversión, donde logremos traer a más personas a la formalidad y donde logremos capturar todo ese talento extraordinario de nuestros jóvenes para innovar, para emprender, para crear, para crecer. Eso solo lo hacemos si somos sensibles en lo social, pero al mismo tiempo cuidadosos en mantener lo que nos hace generar esas oportunidades, que creo que recae mucho en la inversión y en la creación de empresas sensibles y conscientes de su papel en una sociedad, como lo son estas”.