El número de hondureños y hondureñas que migran diariamente hacia los Estados Unidos en busca del mal llamado “sueño americano” ha crecido en los últimos meses, según revelan cifras de organismos no gubernamentales, de defensores de los derechos de los migrantes y de instituciones de sociedad civil que estudian y dan seguimiento a este fenómeno.
Si bien parece que ya nos acostumbramos a que nos digan que cada día salen del país un promedio de 500 personas, no deja de asombrar y preocupar que nos cuenten que en los últimos meses esa cifra se ha duplicado, aun cuando aumentan los informes de la peligrosidad de la ruta migratoria, de las condiciones precarias en que se encuentran miles de personas en la frontera mexicana y la muerte de compatriotas en condiciones dramáticas, tal como sucedió con los jóvenes que fallecieron asfixiados en un tráiler en el estado de Texas.
Tampoco nos asombra saber que alrededor de este tema se han generado incontables reuniones entre los altos funcionarios de los gobiernos, incluyendo sus cancilleres, vicepresidentes y los propios presidentes, en las que se han acordado planes y programas, los que, a pesar de la pompa con que se firman, no tienen los resultados esperados, y más bien el problema sigue y crece.
En este contexto, hoy se encuentra en Honduras el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro N. Mayorkas, para analizar con la presidenta Xiomara Castro y sus ministros, entre otros temas de interés común, el de la migración.
La agenda, sin duda, será amplia y ojalá que esta vez los acuerdos a los que se lleguen sean en favor de las personas que huyen y las que siguen pensando que la única opción viable para mejorar sus condiciones de vida es la de irse, aunque ello represente la posibilidad de perder la vida en el escabroso camino.